ANGÉLICA EN EL CATAY, Comedia famosa de,



DATOS BIBLIOGRÁFICOS

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Título

Título: ANGÉLICA EN EL CATAY, Comedia famosa de,. Procedencia: Parte VIII (1617); final del Acto III; P1; P2; Manuscrito de la Biblioteca Palatina de Parma

Autoría

Autor: Félix Lope de Vega y Carpio. Fiabilidad: De autoría fiable

Peregrino

Citado en El peregrino I:
Citado en El peregrino II:

Parte

Parte VIII (1617)

Manuscrito

Tipo: Copia
Localización: Parma, Biblioteca Palatina (Italia)
Ref. bibliográfica: Restori, Antonio: Una collezione di commedie di Lope de Vega Carpio ([CC.* V. 28032 della Palatina Parmense]). Livorno, Tipografia Francesco Vigo, 1891. 18.
Nota: Signatura CC.* V. 28032/XXXV

Observación: Se conoce también una copia manuscrita de la comedia hecha por Juan Francisco Camacho en el siglo XIX y conservado en la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid con signatura: BH MSS 449(3).

Otras ediciones del siglo XVII

No consta

Colecciones modernas

*Ref. bibliográfica: Menéndez Pelayo, M., ed.: Obras de Lope de Vega publicadas por la Real Academia Española. ( 15 vols.). Madrid, RAE, 1890-1913. XIII (BAE, CCXXXIV).

*Ref. bibliográfica: VVAA: Teatro Español del Siglo de Oro (Base de datos de texto completo publicada en CD-ROM). ProQuest LLC, Chadwyck-Healey, 1997.

Ref. bibliográfica: Paloma Cuenca Muñoz y Jesús Gómez: El teatro de Lope de Vega. Madrid, Editorial Turner-Fundación Castro, 1993 ss. X.

Ref. bibliográfica: PROLOPE. Alberto Blecua y Guillermo Serés (directores): Lope de Vega, Comedias. (Edición crítica de las Partes de Comedias de Lope de Vega). Lleida, Milenio, 1997 ss. VIII, 3.

Observación: La edición de Angélica en el Catay incluida en Comedias de Lope de Vega, Parte VIII, 3, publicadas por el grupo Prolope, corre a cargo de Marcella Trambaioli

* Edición utilizada

Ediciones singulares modernas

No consta

Versiones y traducciones

No se conocen

Bibliografía secundaria


- Maggi, Eugenio. "Una comedia inedita di ispirazione ariostesca: Las locuras de Orlando". Il confronto letterario. núm. 61, 1. p. 63-91. 2004.
Nota: Compara Angélica en el Catay y Las locuras de Orlando respecto a una fuente común .


ANOTACIONES PRAGMÁTICAS

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Datación

Fecha: 1599-1603, probablemente 1599
Ref. bibliográfica: Morley, S. G.; Bruerton, C.: Cronología de las comedias de Lope de Vega (La 1ª edición, en inglés, es de 1940). Madrid, Gredos, 1968. 50, 81.
Nota: MB proponen 1599 por similitud del patrón métrico de esta comedia con El amigo por fuerza, una comedia que está fechada en la copia Gálvez el 14 de octubre de 1599.
Observación: "Es comedia de las antiguas de Lope, de tiempos de Belardo y Lucinda" (Menéndez y Pelayo, Acad., XIII, CXXI)

Dedicatorias

No existe dedicatoria.

Cómputo de versos

Número: 2792
Ref. bibliográfica: Morley, S. G.; Bruerton, C.: Cronología de las comedias de Lope de Vega (La 1ª edición, en inglés, es de 1940). Madrid, Gredos, 1968. 50.


CARACTERIZACIONES

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Personajes no computables

  • Gente
  • Guardias y guardas
  • Indios
  • Moros
  • Músicos
  • Soldados
  • Villanos
    Observación: En el Acto III sale una compañía de indios "muy bien aderezados" , con unas andas en que puedan ir dos personas. Los músicos cantan.

  • Personajes computables

  • Agramante, [rey moro]

  • Alfeo, [villano]

  • Angélica, [hija del rey del Catay], [protagonista], [amada de Medoro]; que actúa de [Mozuelo de bagaje], [mozo de bagaje]. Nota: En el Acto I finge ser "mozuelo de bagaje" ante Sacripante.

  • Armindo, [guarda]

  • Astolfo, [caballero del emperador]

  • Belardo, [villano], [gracioso]

  • Brandimarte, [caballero del emperador]

  • Carlos, [emperador Carlomagno]

  • Celindo, [moro]

  • Cervín, Cervino, [rey de Escocia], [esposo de Isabela]

  • Cloridano, [moro], [hijo de Padre]

  • Doralice, [mora], [hija del rey moro de Granada], [esposa del rey Rodamonte]

  • Ferraguto, [moro], [caudillo árabe]

  • Isabela, [dama], [esposa de Cervín, rey de Escocia]

  • Lucinda, villana

  • Mandricardo, [rey moro de Tartaria]

  • Medoro, [moro], [joven amado de Angélica], [rey del Catay]. Nota: Rey de Catay junto a Angélica

  • Oliveros, [caballero del emperador]

  • Padre [de Cloridano], [moro]

  • Pinardo, pastor, [villano]

  • Reinaldos, [par de Francia], [primo de Roldán], [sobrino del emperador Carlomagno]

  • Rodamonte [rey de Argel], [moro]

  • Roldán, [par de Francia], [primo de Reinaldos], [sobrino del emperador Carlomagno]

  • Rufino, [villano]

  • Sacripante, [rey moro]

  • [Tarimante], [indio], [vasallo de Angélica]

  • Un Correo

  • [Verdugo]

  • Villanos (2)
  • Universo social

  • Universo de la nobleza. Alta nobleza
  • Universo del poder soberano. Reyes cristianos
  • Universo del poder soberano. Reyes moros
  • Universo literaturizado. Caballeros y damas carolingios
  • Universo literaturizado. Caballeros y damas moros
  • Universo rural. Villanos
  • Tiempo histórico

    Edad Media
    Nota: La acción se sitúa en la época de Carlomagno.

    Marco espacial

    Acto 1
    Topónimo: París. [Francia]. Europa. Espacio: interior del palacio; afueras de la ciudad; campo de batalla en las afueras de la ciudad; monte cercano a la ciudad.

    Acto 2
    Topónimo: París. [Francia]. Europa. Espacio: monte cercano a la ciudad; campo en las afueras de la ciudad; campo junto a una fuente; arboleda cerca de unas cabañas.

    Acto 3
    Topónimo: París. [Francia]. Europa. Espacio: arboleda cerca de unas cabañas; montes cercanos a la ciudad.
    Topónimo: Catay. [China]. Asia. Espacio: cercanías de la ciudad.

    Duración

    Obra: Número indeterminado de días. Nota: La acción se desarrolla durante un lapso de tiempo indeterminado, con acciones paralelas que se desarrollan a lo largo de varios días, sin especificarse casi nunca el intervalo de tiempo que transcurre entre los diferentes episodios de la intriga (el primer acto, por ejemplo, sabemos que transcurre a lo largo de un día que continúa al principio del acto siguiente), con un brusco salto temporal en la última escena.

    Género

    Género principal:

    • Drama > imaginario > materia literaturizada > caballeresco.


    Observación:

    Extracto argumental

    Acto 1
    Reinaldos y Roldán, primos y pares de Francia, andan a la greña e incluso sacan sus espadas porque ambos piensan gozar de Angélica, la hija del rey del Catay, que está presa en territorio carolingio. La pelea es interrumpida por su tío el emperador Carlos (Carlomagno), que les recrimina sus bravatas en tanto que Rodamonte, rey de Argel, se acerca a París con sus huestes. El Emperador imagina que la pugna versa sobre motivos heroicos y se escandaliza al saber que sus mejores caballeros discuten por culpa de una extranjera. Tras ser solicitada su inmediata presencia, Angélica la Bella comparece gallarda e indiferente a las palabras de amor de los sobrinos de Carlos; afirma con cierta sorna que si los caballeros del Emperador no se ocupan de las obligaciones bélicas, no es por culpa suya, sino porque piensan más en juegos cortesanos que en las guerras. El Emperador promete a sus paladines que Angélica será para el que mejor pelee contra el ejército de Rodamonte; mientras tanto, ha de quedar, con guardas, en la tienda del duque Hornesio.
    En el momento en que los caudillos árabes (Rodamonte, Agramante y Ferraguto) se disponen a asaltar la ciudad de París son informados de que Doralice, la hija del rey de Granada que llegaba a Francia para casarse con Rodamonte, ha sido raptada por Mandricardo, rey de Tartaria. Rodamonte quiere abandonar la guerra contra el cristiano para luchar contra su rival amoroso, pero Agramante lo convence de que primero sacie su furia en la ofensiva.
    Ya en la contienda, Roldán y Rodamonte cruzan sus amenazas, injurias y fanfarronadas antes del combate. Agramante aparece herido en el instante en que van a enzarzarse, y entonces Rodamonte abandona el duelo para socorrer a su amigo, mientras Roldán le endilga una serie de ironías a cuál más pesada acusando al moro de haberle tenido miedo.
    Esa misma noche Angélica reposa al pie de un álamo. Ha aprovechado la confusión de la batalla para escapar de la cárcel del monarca francés, y ahora, antes de caer rendida, reflexiona sobre lo excepcional de su esquivez, pues, a pesar de tantos valientes caballeros como la pretenden, ella no está enamorada de ninguno, desmintiendo con su condición el adagio de que "no perdona amor / a ningún amado". Casualmente, hasta el mismo sitio del monte llega el rey Sacripante recitando octavas esdrújulas en honor de Angélica, a quien persigue por todo el mundo. Al despertar sobresaltada Angélica intenta huir instintivamente y después simula ser un "mozuelo del bagaje", pero Sacripante, a medida que relata sus penas a la joven y ella le contesta, defendiendo en un peligroso juego dialéctico el derecho de Angélica a rechazar el amor, va percatándose de su verdadera identidad. Entonces Sacripante le declara su amor, le propone que marche con él y le promete que defenderá y respetará su honra (sin ánimo, por supuesto, de cumplir su promesa, pues, como afirma cerrando el cuadro, "Necia es la mujer que fía / en palabras de hombre que ama").
    En otro lugar del monte, Roldán socorre a Isabela, dama a quien acaba de liberar de unos malhechores que la tenían prisionera en una gruta y a quien promete que encontrará a su marido Cervín, rey de Escocia. Ante la llegada de gente desconocida Roldán esconde a Isabela tras unas rocas, y ve sorprendido a un reo atado con una soga al cuello, al que conducen un verdugo y algunos guardas. Al preguntarle Roldán por los motivos de su desdicha, el prisionero refiere una azarosa conjunción de aventuras caballerescas que está a punto de concluir con una sentencia de muerte injusta. Roldán se compadece del prisionero y logra liberarlo. Cuando Isabela sale de su escondite reconoce a Cervín y los esposos se abrazan tiernamente, lo que agiganta la soledad afectiva de Roldán.


    Acto 2
    Más adelante, Sacripante, sordo ante las quejas de Angélica, se dispone a quebrantar su promesa. Los gritos de la dama solicitando auxilio son escuchados precisamente por Reinaldos, que también la busca fogosamente, por lo que la joven se considera ahora en mayor peligro. Con todo, aprovechando el momento en que Sacripante y Reinaldos se provocan, la muchacha se escabulle por el monte. Cuando los dos enemigos advierten la huida de la mujer que aman, ambos bajan sus espadas y unen sus esfuerzos para encontrarla.
    Instantes después la batalla en los alrededores de París gira desfavorable para las huestes del rey Agramante. La desbandada general de los moros es aprovechada por Oliveros y sus hombres para acabar con todos sus enemigos. Sólo quedará con vida el joven Medoro, que todavía es testigo del agónico final de su amigo Cloridano y de su padre. Tan desolador panorama es el que encuentra Angélica en su huida, y sin embargo, conmovida en su fibra más íntima, comprende que se ha enamorado de Medoro ("Hoy mata amor una fiera. / No temas, que yo sé bien / cómo curarte, y tan bien, / que sanarás en dos días, / porque a las heridas mías / remedio tus manos den"). Por ello, pide ayuda a unos villanos y consigue que el rústico Belardo traslade a Medoro, que está herido, a su cabaña. Los villanos proporcionan el contrapunto cómico a esta escena, especialmente cuando adivinan que todo el "ruido" que se ha armado en París es sólo por culpa de la mujer que tienen ahora delante de sí, y que pensaba quedarse "machorra": un verdadero fenómeno, que podría aprovecharse para que la gente de la aldea "entrasen a cuarto a veros / como a comedia famosa".
    Al cabo de unos días, Roldán (acompañado de Cervín e Isabela) sigue buscando infructuosamente a Angélica. La batida es interrumpida por la aparición de Mandricardo, el rey de Tartaria, que lleva consigo a Doralice, mujer de Rodamonte. El soberbio moro viene a enfrentarse con Roldán para disputarle la espada Durindana y para vengar la muerte de su padre Agricán, que murió a manos del paladín franco. Roldán acepta gustoso el desafío, y cuelga su espada de las ramas de un árbol, diciendo que el arma será de quien gane la pelea.
    En la aldea, los villanos Rufino y Alfeo se quejan -a lo gracioso- de la prolongada estancia de los jóvenes esposos. Los dos tortolitos comen cuanto les ofrecen, se pasan las horas entre besos y caricias y han monopolizado la atención de pastores y pastoras. Salen a la escena Angélica y Medoro, diciéndose amores, y Angélica ruega a Medoro que escriba en los árboles del monte la historia de su amor. Reflexiona con él sobre su increíble y repentino cambio, y se maravilla de haber podido despreciar el amor, ahora que conoce sus dulzuras; finalmente, promete a Medoro que, no obstante su humildad, lo hará su marido y rey del Catay. Por fin, y para tranquilidad de los celosos villanos, Angélica y Medoro deciden partir, no sin antes regalar diamantes, cadenas y sortijas a sus humildes anfitriones.
    Agotado por la dura persecución en pos de Mandricardo, Roldán se detiene a descansar precisamente entre los mismos árboles que fueron testigos del amor de Angélica y Medoro, y con asombro descubre escritos sus ardientes versos de amor: "aquí gozó de Angélica Medoro, / hija de Galafión, en vano amada, / aquí desnuda, entre sus hebras de oro, / la tuvo tierna, alegre y regalada". En busca de alivio, Roldán pide hospedaje al rústico Belardo, que le ofrece cena y cama en su cabaña. También allí sin embargo Roldán encuentra los rastros del amor de Angélica y Medoro, y, mientras los villanos le están preparando la cena, sale ya medio furioso de su aposento pidiendo explicaciones a Belardo. Este ingenuamente le habla del tierno amor y el gozo de los esposos, y entonces Roldán enloquece de celos: ya no quiere vivir y, por ello, amenaza de muerte a los villanos, pretende pegar fuego a cuanto lo rodea, arroja su espada y finalmente se desnuda (siguiendo el esquema del célebre "Orlando furioso").


    Acto 3
    Unos días después Cervín e Isabela encuentran la espada de Roldán en el escenario de su locura. Leen las inscripciones de los árboles, deducen el motivo de las locuras del caballero francés y cuelgan la espada junto a un letrero que la identifica. Justo en ese instante llegan al mismo lugar el fuerte Mandricardo y Doralice. Cuando el rey de Tartaria ve la espada de su rival hace intención de ceñírsela, y Cervín, al intentar impedirlo en combate, cae gravemente herido. Isabela y un villano trasladan al herido a una ermita cercana, donde podrá confesarse. Seguidamente aparece Rodamonte, el rey de Argel, que llega al mismo lugar porque ha dejado el campo de batalla y viene siguiendo a su enemigo Mandricardo. Al saber que el otro lleva a su dama, se acuchillan inmediatamente, pero la pelea es interrumpida por unos caballeros moros enviados por Agramante. Este caudillo árabe les solicita que le ayuden en la guerra contra el francés y les asegura que más adelante ya tendrán tiempo para ventilar la causa privada.
    En otro lugar del monte, Angélica y Medoro intercambian cumplidos y promesas de amor. En ese momento aparece Roldán discutiendo con unos villanos, a quienes exige que le digan dónde se encuentran la ingrata Angélica y su moro. El villano señala impensadamente a Medoro, y Roldán se dispone a matarlo. Ahora bien, la intención se trunca porque Angélica pone en su boca el anillo que le entrega Medoro y, por arte de magia ‘huyen abrazados con una tramoya’. Roldán se queda solo desvariando en voz alta, y finalmente sale corriendo tras un correo de Carlomagno, a quien ha confundido con Medoro.
    Perdida ya la batalla, Agramante consiente que Mandricardo y Rodamonte pongan fin a la rivalidad, pero los dos contrincantes dejan que decida la dama. En un soneto, Mandricardo recuerda que es hijo del rey de Tartaria y que sus hazañas son incontables: mató a Cervín, agotó a Roldán y posee la espada de este, Durindana; del mismo modo, también con un soneto, Rodamonte menciona su fama y el temor que despierta su nombre. Con un tercer soneto, Doralice opta finalmente por su secuestrador, Mandricardo, y, por ello, Rodamonte queda al margen de las celebraciones, critica la inconstancia de Doralice ("eres mujer, diré mejor mudanza") y se dispone a ultrajar a cuantas mujeres pasen por allí. La primera es Isabela, que acaba de dejar el cadáver de su marido con el ermitaño. Cuando Rodamonte le declara sus intenciones, Isabela trama un ardid para proteger su honra: promete revelarle el secreto que hacía invulnerable a Roldán, un ungüento preparado con hierbas que impide el corte del acero. Le pide que la acompañe a buscar las hierbas necesarias y que le permita lavarse con ellas, y luego podrá experimentar su efecto probando el corte de su espada en el cuello de Isabela; de hecho, se trata de un ardid tramado por la dama para evitar la deshonra y seguir en la muerte a su amado Cervín. No bien Isabela y Rodamonte se han ido, llega un grupo de villanos ‘con chuzos’ para prender a Roldán, pues cada día es mayor la destrucción de chozas, gente y ganado que causa su locura. Llega Roldán y se lamenta pensando que los enamorados ya estarán en el Catay, lo cual no impide que todos los villanos que se le echan encima para prenderle salgan malparados de semejante intentona. Poco después Rodamonte llega hasta allí, cerca de la ermita, lamentando haber sido el instrumento de la muerte de Isabela; jura que labrará un sepulcro a la memoria de los dos fieles amantes, y que no dejará pasar por el puente a quien no le ofrezca "alguna pieza de vestido, o armas". Su proyecto, sin embargo, no llega muy lejos, porque la primera reyerta es nada menos que con Roldán, y al caer ambos al agua el moro se ahoga. A pesar del baño, Roldán sigue sin recuperar el juicio, pues sigue obsesionado con encontrar a Medoro; el villano Pinardo, que está en antecedentes de la locura del caballero, hace como que le ensilla un caballo imaginario, y Roldán parece dispuesto a montarlo. Mientras el villano le describe la supuesta velocidad de su rocín, llega un nutrido grupo de amigos y parientes de Roldán; entre todos lo atan con sogas y deciden llevarlo a la corte, donde podrá recuperarse.
    Un tiempo después, la historia concluye en el Catay, a orillas del Ganges; Angélica y Medoro se disponen a entrar en la ciudad y son recibidos por una ‘compañía de Indios muy bien aderezados, con unas andas en que puedan ir dos personas’. Los músicos cantan y celebran la entrada de sus reyes, Angélica y Medoro.

    Observación: Sigue la fuente del Orlando furioso (1516) de Ariosto, como es posible comprobar en la multiplicidad de personajes y episodios, en la trama complicada y en la pasión de Orlando por Angélica, cuyo casamiento con Medoro excitará la locura de Orlando.

    El episodio del encuentro de Sacripante con Angélica, en el I acto, es muy distinto con respecto al del "Orlando furioso" (I, 38-59); asimismo, el episodio del rescate de Cervín (Zerbino) por Roldán lo construye Lope haciendo que Cervín resuma para Roldán una serie de episodios que en el "Orlando furioso" ocupan los cantos 20 a 23.

    Es de destacar la larga descripción en romance del cortejo nupcial que acompaña a Doralice, de sus vestidos y lujosos adornos, en el I acto. También destaca, por lo divertido y vario de sus disparates, el monólogo de Roldán enloquecido en el segundo cuadro del III acto.
    Es de señalar la contienda en sonetos que ocupa el comienzo del tercer cuadro del III acto, y especialmente la disposición en diálogo del último verso del tercer soneto, que sirve para prolongar el suspense acerca de quién será el esposo elegido por Doralice. Otro soneto interesante, pues en su construcción quiere probablemente reflejar el desorden mental de la locura, es el que pronuncia Roldán en su segunda aparición en escena en el III acto: se trata de un soneto cuyos versos tienen terminación aguda, y cuyos cuartetos se construyen con enumeraciones de verbos y sustantivos, repetidos en orden diferente.


    OBSERVACIONES A LA OBRA

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    EDICIONES DIGITALES DISPONIBLES

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