Félix Lope de Vega y Carpio Lope de Vega y Carpio, Félix

EL MARIDO MÁS FIRME




Texto utilizado para esta edición digital:
El marido más firme. Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 1999. Edición digital a partir de: Menéndez Pelayo, Marcelino (ed.), Obras de Lope de Vega, XIV: comedias mitológicas y comedias históricas de asunto extranjero. Madrid, Atlas (BAE, CXC), 1966, pp. 136-184.
Adaptación digital para EMOTHE:
  • Romeu Guallart, Luis María (Artelope)

Dedicatoria

La fábula de Orfeo, que he dedicado al nombre de Vuestra Merced, saliera a luz segura si tuviera las partes, colores retóricos y artificios poéticos que el Narciso de que Vuestra Merced ha honrado el mío en su dulce lengua portuguesa, donde verdaderamente se ven la erudición del arte y la excelencia del ingenio, que, como escriben de Anteo, que luchando con Hércules, todas las veces que tocaba la tierra cobraba nuevas fuerzas con el amparo de la patria, y no le pudo vencer hasta apartarle de ella, como él se alaba en Ovidio:

«Sævoque alimenta parentis
æanto eripui, etc.»

Y en Juvenal:

«Procul à tellure tenentis, etc.»

Así, los que alejan de la propia lengua por levantarse al aire de su arrogancia mueren desamparados de su naturaleza, perdiendo las fuerzas que les hubiera dado reconocer la patria. Todo lo que he visto de Vuestra Merced, así en prosa como en verso, muestra bien la fertilidad de su claro juicio, que la abundancia (que algunos desestiman) a mí me persuade con el ejemplo de los campos, que el concierto breve de los cultivados jardines es inferior a la inmensa copia de la naturaleza, que en su variedad ha puesto hermosura, que en ella no solo no produce flores el arte; pero estaría como el fuego sin combustible, ejercitando su actividad dentro de su misma esfera, de que sería necesario que hubiese ingenios[os] elementos próximos al cielo, donde por su raridad no fuesen vistos, no tuviesen necesidad de nutrimento, y que los nuestros no fuesen verdadero fuego, sino «igneum aliquid». Escriba Vuestra Merced con fertilidad libros, canciones, fábulas, epitalamios, a imitación del abundante, insigne, dulce, heroico, grave y amoroso caballero Juan Bautista Marino, honrando y dilatando su lengua y la nuestra, que tan felizmente casa, venerado de los que saben que el alabanza no está en los presuntuosos que abrevian la mano al cielo, sino en los hombres virtuosos y científicos, y lea esta fábula, aplicándola a su moralidad, con el epigrama de Estephano Forcatulo:

«Quid sibi vult antiqua rogat hæec fabula, lector?
An quod is agrestes traxerit ore viros?
Inmanes flectit Regina oratio rerum:
Blanda nec alloquitur lingua: quid ergo? facit»

Capellán de su Vuestra Merced,
LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO.


FIGURAS DE LA TRAGEDIA

Aristeo
Camilo
Eurídice
Fílida
Orfeo
Fabio
Claridano
Celio
Dantea
Tirsi
Riselo
Frondoso
Capitán
Proserpina
Albante
Barquero
Radamanto

Acto I

Salen ARISTEO, Príncipe de Tracia, y CAMILO.

ARISTEO
Décima
Ya reino en aquesta sierraN
X
Nota del editor

REVISAR pARTES/

.

CAMILO
Luego ¿no, piensas volver?

ARISTEO
Más hubiera menester
volver en mí que a mi tierra.

CAMILO
5
¿Qué locura te destierra
de donde a ser Rey naciste?

ARISTEO
No preguntes lo que viste,
que no puede ser locura
la que en tal alta hermosura
10
celestialmente consiste.

CAMILO
Décima
No pensé que un cazador
miraba más que a las fieras,
y que, si amaras, pudieras
cazando olvidar tu amor;
15
ya de tu reino, señor,
estás muy lejos; advierte
que te pones de esta suerte
a gran peligro.

ARISTEO
Ya es tarde;
que no hay desdicha que aguarde
20
quien tiene en poco la muerte.
Décima
Parte, Camilo, y aquí
me deja, o sea loco o cuerdo;
que si por amor me pierdo,
no me he perdido por ti;
25
a mis vasallos les di
que de selva en selva errando
me entretengo, y vuelve cuando
te parezca, a ver si soy
o vivo o muerto, pues voy
30
o vida o muerte buscando.
Décima
Hoy, cuando el alba salía
coronada de azucenas,
y de estos montes apenas
las cabezas guarnecía,
35
vi que cantando venía
gran copia de labradores,
cubiertos de varias flores;
seguilos, y abriose un templo,
donde la imagen contemplo,
40
de Venus, diosa de amores.
Décima
Ya Febo, de luz vestido,
columnas y frontispicios
de sus altos edificios,
bañaba de oro fingido,
45
cuando, suspenso el rüido,
advierto una ninfa hermosa,
hecha de jazmín y rosa,
a quien Venus concediera
templo y altar si dijera:
50
«¡Pastores, yo soy la diosa!»
Décima
Eurídice se llamaba,
que luego este nombre oí,
y al niño de Venus vi
rendirle flechas y aljaba;
55
como vio que la miraba,
con el velo se cubrió,
y más hermosa quedó,
como mirar puede ser
el sol al amanecer,
60
y cuando se enciende, no.
Décima
Las ansias que me vinieron,
los rayos que me causaron,
los que en mis ojos entraron
y de sus cielos salieron,
65
Venus y Amor bien los vieron,
y aun las ninfas y pastores,
que, en mis trocadas colores,
dijeron: «Este hombre ha sido
de mortal veneno herido,
70
o muere de mal de amores.»
Décima
Hablaba Eurídice hermosa
con Venus sobre casarse,
sin poder averiguarse
cuál de las dos fue la diosa;
75
pero de la selva umbrosa
salió tan triste, que creo
que teme un triste himeneo;
o que si es este temor
de amor, la madre de Amor
80
no viene con su deseo.
Décima
Yo, como pájaro amante
suele de una en otra rama
seguir la prenda que ama,
hasta que el arco le espante
85
y le fuerce a que no cante,
del cazador engañoso,
sigo su pie, donde airoso
las arenas estampó,
y cuando a su padre halló,
90
cesó mi canto amoroso.

CAMILO
¡Perdido estás!

ARISTEO
Décima
No lo niego.

CAMILO
Pues ¿cómo la servirás,
si aquí te quedas?

ARISTEO
Tú irás,
Camilo, a mi reino luego,
95
y sin decir mi amor ciego,
entretén de día en día
mis vasallos; que podría
ser tan piadoso el amor
que naciese de este error
100
alguna ventura mía.

CAMILO
Décima
Mucho sentirán no verte;
y si aquestas cosas van
a la larga, pensarán
que yo te he dado la muerte.

ARISTEO
105
A Ulises, Camilo, advierte
tantos años desterrado,
y defendido su Estado
de una valiente mujer:
pues ¿qué puedo yo perder
110
en poco tiempo olvidado?

CAMILO
Décima
¿Y en este tiempo podrás
andar en aquesta selva?

ARISTEO
Cuando en su pastor me vuelva,
podré conquistarla más.

CAMILO
115
Tu valor ofenderás.

ARISTEO
No haré, pues con más valor
hicieron por el rigor
que este veneno reparte,
Júpiter, Mercurio y Marte,
120
transformaciones de amor.
Décima
Parte y déjame; que quiero,
sin ser fuego, cisne, toro,
sátiro, ni lluvia de oro,
ver la causa por quien muero.

CAMILO
125
¡Perdido te considero!

ARISTEO
Yo confieso que lo estoy.

CAMILO
A disculparte me voy.

ARISTEO
Di que presto volveré.

CAMILO
Y si tardas, ¿qué diré?

ARISTEO
130
Di que de Eurídice soy.
(Vase CAMILO.)
Soneto
Pensaba la moral filosofía
pintar de amor la fuerza, que el decoro
pierde a los dioses, cuya flecha de oro
los mayores planetas desafía,
135
en la transformación y fantasía
del argentado pez y el rubio toro,
o lloviendo las nubes el tesoro
que el sol engendra y que la tierra cría.
Pero mejor su fuerza se entendiera
140
si el alma, y no los cuerpos, transformara,
pues que su calidad y esencia altera,
que más encarecido amor quedara
si el alma, desasida de su esfera,
al cuerpo de quien ama se pasara.

(Sale EURÍDICE, ninfa, vestido corto, velos de plata plumas, calzadillos antiguos con listones, y FÍLIDA, labradora.)

EURÍDICE
Redondilla
145
Esto Venus respondió.

FÍLIDA
¡Injusta tristeza!

EURÍDICE
Mira
que engañar con la mentira
no es de amigas.

FÍLIDA
Pienso yo
Redondilla
que en las cosas no entendidas,
150
asegurar la verdad
con daño, no es amistad.

EURÍDICE
Cuando mi tristeza impidas,
Redondilla
si después ha de llegar,
verás que es entretener
155
el mal, que viniendo a ser
mayor, me puede matar:
Redondilla
los sabios, que no se ciegan,
dicen, y han de ser creídos,
que los males prevenidos
160
son menores cuando llegan.
Redondilla
Pues si yo prevengo el mío,
claro está que no será
tan grande llegando ya.

FÍLIDA
Bella Eurídice, confío
Redondilla
165
en la piedad celestial
que el bien has de conseguir;
pero vuélveme a decir
de dónde infieres tu mal.

EURÍDICE
Romance (tirada)
Fílida: Venus, la diosa
170
de amor, a mi casamiento
este oráculo responde,
luego verás si le entiendo:
«Breve, gustoso, perdido.»
Pues si breve ¿cómo es bueno?
175
que el bien breve ya no es bien,
pues le sigue el mal tan presto.
Gustoso se sigue a breve:
aquí, Fílida, confieso
que puede ser con mi gusto,
180
y por breve le condeno,
después de breve y gustoso,
dice perdido: no creo
que perdido hay bien, pues ya
resulta más sentimiento
185
de perderle que fue gusto
adquirirle.

FÍLIDA
Yo interpreto
al contrario esas tres cosas,
y que me escuches te ruego:
breve casamiento, dice
190
que te casarás muy presto.
Gustoso, que lo ha de ser
siendo gallardo tu dueño.
Perdido, que lo estará
de amor por ti; y si no es esto,
195
que otra ha de perderle acaso
si le ha tenido primero;
o que, en fin, le has de perder,
y esto es lo mejor que veo
en tus bodas, Eurídice;
200
porque si perdido es muerto,
morir primero el marido
no sé si es bien, pero pienso
que de morir la mujer
le viene menos provecho.

ARISTEO
Redondilla
205
¿Qué arroyuelo en noche fría
prendió descuidado el hielo,
y detenido en el suelo
calló su dulce armonía,
Redondilla
como mirando quedaron
210
tu hermosura, detenidos,
Eurídice, mis sentidos,
y su ejercicio olvidaron?
Redondilla
Mas que me engaño recelo
en la hermosura que vi;
215
que el sol me detiene a mí,
y a los arroyos el hielo:
Redondilla
porque al sol que me procura
en sus rayos confundir,
puede el del cielo pedir
220
prestada luz y hermosura;
Redondilla
y que es enigma recelo,
pues corren en su calor
los arroyuelos mejor,
y yo con el sol me hielo;
Redondilla
225
llegaré, porque perder
la ocasión no es discreción,
siendo ley de la ocasión
o tarde o nunca volver.

EURÍDICE
Redondilla
¡Ay, Fílida! ¿Qué es aquesto?

FÍLIDA
230
¡Huye!

ARISTEO
Eso no: deteneos;
que no son cuerpos deseos,
para saberlos tan presto.
Redondilla
Forastero y cazador,
por estas selvas perdido,
235
dice amor que me apellido.

EURÍDICE
Huye, que trata de amor.

ARISTEO
Redondilla
De amor de las fieras digo:
si lo sois, no os dentengáis.

EURÍDICE
Finalmente, ¿qué buscáis?
240
porque sabed que me obligo
Redondilla
de cualquiera cortesía.

ARISTEO
A mí mismo voy buscando,
que me perdí desde cuando
os vi con tal gallardía.

EURÍDICE
Redondilla
245
Dejad lo que en la ciudad
debe de ser gentileza,
o probaréis la aspereza
si decís la voluntad.
Redondilla
Si son fieras, todo el monte
250
es fieras, roble y sabina,
hasta donde le termina
la raya del horizonte.
Redondilla
Si es fuente, de aquellas peñas
se despeñan cinco o seis,
255
que entre pizarras diréis
que a vuestra sed hacen señas.
Redondilla
Si es poblado, en ese valle
hay dos o tres caserías,
que las mismas fuentes frías
260
os llevarán a buscalle.
Redondilla
Si es gusto, no le busquéis,
porque tengo un gran disgusto,
y donde no tienen gusto,
no es posible que le halléis.

ARISTEO
Redondilla
265
De fuentes, caza y poblado,
el poblado buscaré;
que el gusto ya no podré
si el disgusto os le ha quitado.
Redondilla
Voy, aunque con mil enojos,
270
al poblado a descansar,
si descanso puedo hallar
ausente de vuestros ojos.

(Vase ARISTEO.)

FÍLIDA
Redondilla
¡Buen talle de cortesano!

EURÍDICE
En irse lo fue no más.

FÍLIDA
275
¿De qué parecer estás?

EURÍDICE
De que me consuelo en vano
Redondilla
si Venus ha respondido
a mi honesto pensamiento,
que sera mi casamiento
280
breve, gustoso y perdido.

FÍLIDA
Romance (tirada)
Aquella sagrada selva
dividen cristales vivos
de un arroyo, que en invierno
hace que le llamen río.
285
Cubren su verde ribera
verdes álamos y alisos,
donde a coro le responden
las aves desde sus nidos;
donde habita el sabio Orfeo,
290
aquel músico divino,
que mueve a escuchar su canto
los árboles y los riscos.
Este, fuera de esas gracias,
es excelente adivino
295
de las cosas por venir;
consúltale, te suplico,
y sabrás de las palabras
que la madre de Amor dijo,
la sentencia verdadera.

EURÍDICE
300
Tu pensamiento confirmo;
que de la ciencia de Orfeo,
notables cosas me han dicho
pastoras de aqueste valle.

FÍLIDA
Pues sígueme.

EURÍDICE
Ya te sigo;
305
que en una pena dudosa,
en suspender el juicio
hasta saber si lo es,
consiste el mayor peligro.

(Vanse.)
(Salen ORFEO y FABIO, uno galán y otro criado.)

ORFEO
Octava real
Toma, querido Fabio, el instrumento.

FABIO
310
Suspéndele, por Dios; que en este prado
los árboles te siguen, y en el viento
las aves a escucharte se han parado;
de aqueste río el líquido elemento
cubrió las ondas de silencio helado,
315
y te oyeron sus íntimos vecinos
debajo de doseles cristalinos.
Octava real
Estaban los leones, y pintados
tigres, como de pórfidos de fuentes,
de tu divino canto transformados,
320
y suspensos los ojos transparentes;
hasta los elementos concertados
dejaron los enojos diferentes,
haciendo por tu dórica armonía,
con detener el sol, mayor el día.

ORFEO
Octava real
325
Fabio, mi voz no fuera tanta parte
como el cantar las alabanzas justas
de Júpiter, Mercurio, Apolo y Marte.

FABIO
Con la razón y la verdad te ajustas,
pagas la deuda a Dios, honras el arte,
330
cuando cantar sus alabanzas gustas;
que a Dios se deben primitivos dones
de los versos, la voz y las canciones.
Octava real
Mas dime, ¿cómo a Venus (bella diosa
de amor y de hermosura) no has cantado
335
algún himno, algún verso, alguna prosa?

ORFEO
No la tengo por diosa en igual grado:
del casto amor la madre generosa
adoro, Fabio, y la de amor vendado
tengo en desprecio ya, después que ha sido,
340
no amor vendado, sino amor vendido.
Octava real
La que engendra celestes pensamientos
y a su contemplación las almas guía,
celebrarán mis dulces pensamientos
desde que nace hasta que muere el día;
345
pero no gastaré cuerdas ni acentos
con la Venus de Chipre, que solía
dar precio a las mujeres, porque precio
la libertad que les entrega el necio.
Octava real
¡Qué cosa es ver un amador perdido
350
vivir fuera de sí y en cuerpo ajeno!
Amor del matrimonio permitido
conserva el mundo; lo demás condeno.

FABIO
Y fuera de él, ¿no sabes que ha nacido
más de algún bueno?

ORFEO
No por eso es bueno
355
aquel primero error.

FABIO
¿Qué gente es esta?

ORFEO
Las pastoras que a Venus hacen fiesta.

(Salen los MÚSICOS, baile, pastoras y pastores.)

MÚSICOS
Copla (estructura abierta)
Zagalas del valle,
venid y veréis
coronar a Orfeo
360
de verde laurel.

DANTEA
Pongo en tu cabeza,
músico divino,
este verde lauro,
de tus sienes digno.
365
Ninfas de este río,
venid y veréis.

MÚSICOS
Coronar a Orfeo
de verde laurel.

ORFEO
Romance (tirada)
Pastores y bellas ninfas
370
de aquesta sagrada selva,
muy obligado me siento
a vuestro amor y nobleza.
No tengo con qué pagaros
las honras de aquesta fiesta,
375
y aqueste verde laurel
de que adornáis mi cabeza,
sino es con la voluntad;
porque para tantas deudas,
¿qué valor tendrán mis obras?

CELIO
380
Si puedes, llega, Dantea,
y dile tu pretensión.

DANTEA
Venus, madre de Amor bella,
todos los años nos da
por este tiempo respuestas:
385
Declárame tú la mía:
así para dulces cuerdas
jamás te falten los ríos
de darte simples culebras.
Mira, generoso Orfeo:
390
yo dije a Venus (¡qué necia
fue mi pregunta; mas vaya,
que no nací más discreta!):
«Venus, yo quiero un marido
que aquestas tres cosas tenga:
395
rico, sabio y amoroso.»

ORFEO
Y ¿qué te dio por respuesta?

DANTEA
«Las dichas y las desdichas
nacieron con las estrellas.»

ORFEO
Pues en tanta claridad,
400
¿qué tienes por cosa incierta,
si en las estrellas consiste
tener dicha o no tenerla?

DANTEA
En fin, ¿no me dices nada?

FABIO
Yo te lo diré, Dantea.

DANTEA
405
¿Tú, Fabio?

FABIO
Pues ¿no soy yo
pastor de alguna experiencia?

DANTEA
No quiero tus desatinos.

FABIO
Si tú a la diosa le ruegas
por marido rico y sabio
410
(dos cosas raras y nuevas),
y añades que sea amoroso,
bien a tu pregunta necia
responde, con que esa dicha
con las estrellas se engendra;
415
mira entre tantas cuál fue,
y pregúntaselo a ella;
que yo, con aconsejarte
que solo sabio le quieras,
pienso que hallarás con él
420
el amor y la riqueza;
porque un hombre, cuando sabe,
sabe mandar las estrellas.

CELIO
Ahora bien, yo te pregunto...

ORFEO
Celio, di.

CELIO
«Gran Citerea,
425
(le dije a Venus) ansí,
por más que el sol lo pretenda,
jamás tu cojo marido
los hurtos de Marte sepa,
que me digas si me ha hecho
430
mi hermosa mujer Filena
algún hurto.»

ORFEO
Y ¿qué responde?

CELIO
Miróme, y dijo risueña:
«Pregúntalo, Celio, al signo
donde entra la primavera.»

ORFEO
435
Y ¿no sabes tú cuál es?

CELIO
No, ¡por Júpiter!

FABIO
No creas
en signos.

CELIO
¿Por qué razón?

FABIO
Porque no hay quien los entienda.
¿No ves que dicen sí y no?
440
Y esto te da por respuesta
el toro, porque en su signo
la primavera comienza.

CELIO
Guarda la cara.

TIRSI
Pastores,
dad lugar que Tirsi pueda
445
preguntar.

RISELO
Llega y pregunta.

TIRSI
«Oráculo de estas selvas,
dije a Venus, más famoso
que las Délficas y Délias,
yo quiero cierta casada,
450
cuyo marido me cela,
y de la que yo la doy
jamás le ha pedido cuenta.
¿Mataráme?»

ORFEO
Y ¿qué le dijo?

TIRSI
«Dentro asiste, y teme fuera.»

ORFEO
455
Quiere decir que hay galanes
a quien es justo que temas,
y que mientras dentro asistes,
no es posible que te ofendan.

FABIO
Bien haya el marido al uso
460
que finge celos, y deja
que su mujer tome y dé
para encarecer la venta.

RISELO
Pregunté, gallardo Orfeo,
a Venus, dulce sirena
465
de amor: «¿Qué haré para ser
famoso, que soy poeta?»

ORFEO
Y ¿respondió?

RISELO
«Escribe oscuro.»

ORFEO
Pues ¿qué más clara respuesta?

FABIO
Es ansí, porque los versos,
470
quien no los entiende, piensa
que dirán que los entiende
si por buenos los celebra.
Hay tanta bachillería
en el mundo, que desprecian
475
lo que fácilmente alcanzan,
por extremado que sea.

ORFEO
Ahora bien, volveos, pastores,
y tú, Fabio amigo, cuelga
su verde laurel a Apolo
480
por lisonja de su pena.

(Vanse cantando.)

[PASTORES Y MÚSICOS]
Copla (estructura abierta)
Zagalas del valle,
venid y veréis
coronar a Orfeo
de verde laurel.

(Salen FÍLIDA y EURÍDICE.)

FÍLIDA
Redondilla
485
Ya le dejan.

EURÍDICE
Y ya
confieso que voy contenta
de ver tal hombre.

FÍLIDA
Tu exenta
condición segura está;
Redondilla
pero no hay ninfa en la selva,
490
en fuente o en árbol more,
que no le quiera y le adore.

EURÍDICE
Déjale que el rostro vuelva.

FÍLIDA
Redondilla
¿Qué temes?

EURÍDICE
Nunca pensé,
Fílida, que yo temiera.

ORFEO
495
Fabio, ya la primavera
pone en nuestra selva el pie,
Redondilla
o por ventura la aurora,
celosa busca su esposo,
o por este bosque umbroso
500
la luna el pastor que adora.
Redondilla
No os recatéis, ninfa bella;
llegad, oíd, no temáis:
¿soy, por dicha, a quien buscáis?
¡Dichosa mi buena estrella!
Redondilla
505
Y estimad este deseo;
que en mi vida sucedió
tal cosa por mí, pues yo
de mí mismo no lo creo.
Redondilla
¿Qué enmudecéis?, ¿qué miráis?
510
Nos enseñéis a hacer colores
con la vergüenza a las flores
que fugitiva pisáis.
Redondilla
Que sois Venus he pensado,
que a castigarme salís
515
de aquel templo en que vivís
por el desprecio pasado:
Redondilla
Señora, no os conocía;
mal hablé, dadme perdón.

FÍLIDA
¿Puede haber más confusión?

EURÍDICE
520
Sí, Fílida.

FÍLIDA
¿Cuál?

EURÍDICE
La mía.

FÍLIDA
Redondilla
¿Qué tienes?

EURÍDICE
Aún no he caído
en el mal que tener puedo;
pues tengo miedo del miedo
de decir lo que he sentido.
Redondilla
525
Pienso que debe de haber
también basiliscos hombres.

FÍLIDA
Llega a hablarle: no te asombres.

EURÍDICE
Si mata con solo ver,
Redondilla
¿qué espero de oírle hablar,
530
o qué vidas tengo yo,
pues una que Dios me dio,
ya me la pudo quitar?

FÍLIDA
Redondilla
¡Qué cierto de los desdenes
es dar en facilidades!
535
Mas si va a decir verdades,
disculpa, Eurídice, tienes;
Redondilla
que a no haberte declarado,
lo que dices te dijera;
mas si estás de esta manera,
540
retiraré mi cuidado;
Redondilla
que, cual suele el jugador
que vio la suerte primero
retirar presto el dinero,
quiero retirar mi amor.

ORFEO
Redondilla
545
Hablando están.

FABIO
Y de ti,
y la ninfa tan turbada,
que quiere, y no quiere nada,
y se va, y se queda aquí.

ORFEO
Redondilla
Hermosa ninfa, merezca
550
un hombre que aborreció
a cuantas mujeres vio,
que a vuestros ojos ofrezca
Redondilla
desdeñosa libertad,
riguroso pensamiento,
555
por la novedad que siento
rindiendo la voluntad.
Redondilla
No soy villano grosero
de estas selvas soy señor,
aunque ya esclavo de amor
560
después que os adoro y quiero.
Redondilla
Orfeo, ninfa, es mi nombre,
aquel músico que un día
la celestial armonía
hizo que envidiase un hombre.
Redondilla
565
No se atreve el mismo Apolo
a competir con mi mano;
a Júpiter soberano,
ninfa, reconozco, solo.
Redondilla
Y sola vuestra hermosura
570
es la que conozco ya,
pues ninguna vida habrá
de vuestros ojos segura.

EURÍDICE
Redondilla
Yo soy, generoso Orfeo,
Eurídice; ninfa he sido
575
de Diana, que he tenido
solo el cazar por trofeo.
Redondilla
De mi padre importunada,
palabra anoche le di
de casarme, aunque en el sí
580
no hay persona interesada.
Redondilla
Fui al templo, y a Venus bella
consulté mi pretensión;
respondiome una razón
que hay tres enigmas en ella:
Redondilla
585
«Breve, gustoso y perdido.»
¿Qué sientes de todas tres?

ORFEO
Lo breve, ya en mí lo es
si me quieres por marido;
Redondilla
también, si a tu gusto soy,
590
podrás hallar la segunda,
y si en perdido se funda
tu pena, de amor lo estoy.
Redondilla
Conque ya queda entendido
todo el oráculo ansí,
595
pues hallas marido en mí,
breve, gustoso y perdido.

EURÍDICE
Redondilla
¿Conoces, dime, a Frondoso?

ORFEO
Sé que es un gran mayoral.

EURÍDICE
Ese es mi padre.

ORFEO
Es igual
600
tu ingenio a tu rostro hermoso;
Redondilla
Pues con solo preguntar
si a tu padre conocía,
¿quieres, Eurídice mía,
que también le vaya a hablar?
Redondilla
605
Yo lo haré; que pues l[o]s hados
nos conciertan de esta suerte,
seré tuyo hasta la muerte.
Montes, selvas, bosques, prados,
Redondilla
que mi dulce voz y acento
610
celebrastes, y el rigor
con que me burlé de amor,
venid a mi casamiento.
Redondilla
Vosotras, fuentes perenes,
de corriente siempre igual,
615
que con risa de cristal
murmurasteis mis desdenes,
Redondilla
cantad en vuestras arenas
por prados de flores llenos,
que aquellos ojos serenos
620
fueron para mí sirenas.
Redondilla
Vamos, Fabio, ven conmigo;
ven conmigo, Fabio amado.

FABIO
¡Por Dios, que voy admirado!
Y casi confuso, digo:
Redondilla
625
Tú, para todas cruel,
¿aquí tan blando? No creo
que nace de tu deseo;
veneno te han dado en él;
Redondilla
Venus airada, el Amor,
630
su hijo, se han conjurado
contra ti, que has despreciado
su poder y su valor.

ORFEO
Redondilla
Fabio, si a Eurídice bella
me dan, ¿qué llamas agravio?
635
Ven conmigo; vamos, Fabio.

FABIO
Vamos, y con buena estrella,
Redondilla
que alguna pena he tenido
de que dijese la diosa
que será de esposo, esposa,
640
breve, gustoso y perdido:
Redondilla
lo breve, como hoy se acabe
el concierto con los viejos;
lo gustosa, no está lejos;
lo perdido, Dios lo sabe.

(Vanse ORFEO y FABIO.)

EURÍDICE
Redondilla
645
¿Qué sientes de mi ventura?

FÍLIDA
Siento que estoy envidiosa.

EURÍDICE
¡Gran mudanza!

FÍLIDA
¡Rigurosa!

EURÍDICE
¡Breve dicha!

FÍLIDA
Y mal segura.

EURÍDICE
Redondilla
Anda, que no; que la dicha
650
busca al dueño.

FÍLIDA
Así se nombra;
mas también tiene por sombra
el breve bien la desdicha.
Redondilla
Cuando yo algún hombre veo
subir presto a gran fortuna,
655
témole desdicha alguna
y en la brevedad no creo.
Redondilla
Y la causa de esto es,
si yo no me engaño en esto,
que ninguno subió presto
660
que afirmase bien los pies.

EURÍDICE
Redondilla
Fílida, yo tengo a Orfeo,
y sobre tanta ventura,
no tenga cosa segura
como lo esté mi deseo;
Redondilla
665
porque sobre tanto bien,
¿qué puede haber que sea mal?

(Sale CLARIDANO, pastor viejo, y ARISTEO, galán, de labrador.)

ARISTEO
Para todo liberal
me hallaréis, padre, también;
Redondilla
lo menos será el arado,
670
ni cosa en el campo veis
para que no me tendréis
valiente y ejercitado.

CLARIDANO
Redondilla
Seguro estoy, solo en ver
vuestra persona, que a todo
675
os tengo de hablar del modo
que los buenos suelen ser;
Redondilla
con esto os he recibido
en mi casa tan contento,
que por hijo igual os cuento
680
a los hijos que he tenido;
Redondilla
a quien tanto parecéis,
que en parte me consoláis.

ARISTEO
Padre, no os entristezcáis,
pues que tal hija tenéis;
Redondilla
685
que la gallarda y hermosa
Fílida, que ayer la vi,
en templo, en selva y en mí,
es deidad, es ninfa, es diosa.

FÍLIDA
Redondilla
Mi padre y un labrador
690
bajan del monte.

EURÍDICE
Pues vamos,
Fílida, por estos ramos
a hablar de mi loco amor.

FÍLIDA
Redondilla
¿Tan presto, Eurídice, tratan
tus deseos de amor? Bueno.

EURÍDICE
695
Sí, que el amor y el veneno
no lo son si tarde matan.

(Vanse EURÍDICE y FÍLIDA, y salen CLARIDANO y ARISTEO.)

CLARIDANO
Redondilla
Con esto, ya concertados
quedamos.

ARISTEO
Mas quiero hacer
por vos; que pienso poner
700
en estos valles y prados
Redondilla
un ejército famoso
de abejas que labren miel.

CLARIDANO
Si en este valle, si en él
asientas, pastor dichoso,
Redondilla
705
ese ejército, por ti
vendré a ser más estimado
que el mismo Apolo.

ARISTEO
Este prado
me has de dejar todo a mí.
Redondilla
De estos alcornoques rudos
710
desnudaré las cortezas,
que con soberbias cabezas
no temen verse desnudos;
Redondilla
donde pondré las primeras
enjambres, que al alba hermosa,
715
con susurro y voz gozosa
irán marchando en hileras.
Redondilla
Vistiéndose de sus flores,
los prados despintarán,
y al aire parecerán
720
mariposas de colores.
Redondilla
Formarán su arquitectura,
y en sus vasos el licor
que dio codicia al Amor
para hurtar tanta dulzura;
Redondilla
725
aunque le picó una abeja,
y a su madre se quejó,
que de escuchar se vengó
su tierna, aunque injusta queja,
Redondilla
diciéndole: «Tú también
730
eres pequeñito, Amor,
y das terrible dolor
cuando tratas con desdén.»
Redondilla
Finalmente, Claridano,
enriquecerte deseo.

CLARIDANO
735
Mis brazos te doy; que creo
que no me agradaste en vano
Redondilla
desde el punto que te vi;
con esto al monte me voy,
porque satisfecho estoy
740
que está mi cuidado en ti.

(Vase CLARIDANO.)

ARISTEO
Octava real
Y mi cuidado, ¿en quién? Pero no creo
que estar pudiera en otro mi cuidado,
y aunque sin esperanza mi deseo,
en mi pecho más firme y abrasado:
745
¿quién dijera que el príncipe Aristeo
pudiera a tal mudanza haber llegado?
Pero ¿qué no podrá quien de los cielos
derriba dioses y los mata a celos?
Octava real
En forma de pastor, bella Eurídice,
750
sigo tu sombra, y tu hermosura adoro,
y espero al alba que tu sol matice,
bañando, en llanto lo que baña en oro.
Tu rigor a tus ojos contradice,
tu esquiva condición a tu decoro;
755
prueba a querer; que el hielo, aunque mas pueda,
si no se llega al sol, hielo se queda.
Octava real
Determinado estoy a no partirme
de aquesta selva hasta rendirte amando:
¿ves estas peñas? Pues yo soy más firme
760
esperando, sufriendo y conquistando;
no podrá de tus ojos dividirme,
ni julio ardiendo, ni diciembre helando;
ya soy pastor, ya guardo desvaríos
en las riberas de los ojos míos.

(Sale EURÍDICE.)

EURÍDICE
Octava real
765
Amor, a quien jamás guardé respeto,
no parezcáis villano en la venganza,
pues eres dios, y es perdonar efeto
digno de quien tan alto nombre alcanza;
castigar mis desdenes te prometo,
770
y amar aunque me falte la esperanza;
perdona, Amor, que, a tu poder rendida,
te ofrezco el alma si me das la vida.
Octava real
No había visto yo mi amado Orfeo,
rebelde a tu valor y a mi hermosura,
775
ni su divina voz me dio deseo,
que la montaña enterneció más dura;
ya le vi, ya le oí; ya adoro y creo
tu gran poder; ya el alma le procura,
para dar de tus glorias testimonio,
780
si le merezco, en justo matrimonio.
Octava real
Tratando están, ¡ay Dios!, de los conciertos
mi padre y él. ¡Oh Júpiter piadoso!
Alma, Venus, haced que salgan ciertos,
pues él también pretende ser mi esposo;
785
selvas, montañas, prados y desiertos,
testigos de su canto sonoroso,
pedid al cielo...

ARISTEO
Tente, y no le pidas.

EURÍDICE
¡Ay, Eco, tú es posible que me impidas!
Octava real
Jamás goces en flores a Narciso,
790
ni su memoria en esta clara fuente.

ARISTEO
La fuente enturbio ya, las flores piso,
con llanto y con buscarte diligente.

EURÍDICE
Pastor, cualquier que seas, yo te aviso
que soy ajena ya, si no me miente
795
el bien; que hasta aquel punto que se alcanza,
engaña con el gusto la esperanza.

ARISTEO
Octava real
¿Sabes quién soy?

EURÍDICE
Pareces extranjero.

ARISTEO
De mi patria y de ti, que por ti vivo,
en esta selva; dije mal, pues muero;
800
agora no, mientras tu luz recibo;
no mires en el hábito grosero;
de púrpura Rëal por ti me privo;
Aristeo es mi nombre, Tracia el reino,
donde, ausente de ti, dicen que reino.
Octava real
805
Matóme tu hermosura andando a caza
de fieras, que vengaste con ser fiera;
no tengo de volver a Tracia, traza,
sino es que tu piedad me estime y quiera;
en tu rigor la muerte me amenaza:
810
¡Ay, no permita tu piedad que muera!
Mejor que con el hombre que decías,
podrás conmigo...

EURÍDICE
Tente: ¿qué porfías?
Octava real
Antes que deje yo de amar al dueño
que ya tiene propuesta la esperanza,
815
la codicia tendrá segura dueño,
y discreta será la confianza;
no pienses que por loca te desdeño,
mas porque es imposible la mudanza.

ARISTEO
¿Posible es que mujer ¡ay, Eurídice!
820
que es imposible la mudanza dice?
Octava real
¡Qué mal hice en vestirme, para verte,
este rústico traje!

EURÍDICE
¿Qué importara?

ARISTEO
Quien quiere al basilisco dar la muerte,
de espejos cubre brazos, pecho y cara;
825
si viniera vestido de esta suerte,
no me mataras tú, yo te matara;
que viendo tu hermosura desde lejos,
te mataras tú misma en mis espejos.
Octava real
Pero pues que mis ojos no han podido
830
en sus niñas, señora, retratarte,
dándome muerte el alma que has rendido,
será el espejo en que podrás mirarte;
allí verás que amor pintor ha sido,
y basilisco tú para matarte;
835
pues morirás mirando tu hermosura;
que el alma es inmortal, e irá segura.

(Vase ARISTEO.)

EURÍDICE
Romance (tirada)
No me puedo persuadir
que es este pastor quien dice;
deidad es, deidad parece;
840
temo; su poder me aflige;
pero aunque, como otra Daphe,
viese de Apolo seguirme,
antes laurel que traidora,
antes sin alma que libre.
845
¿Quién es la que tan ligera
salta, sin que apenas pise,
la margen de aquel arroyo?

(Sale FÍLIDA.)

FÍLIDA
Ya, venturosa Eurídice,
eres esposa de Orfeo,
850
que no hay hombre a quien no incline
su persona y su elocuencia,
que con los dioses compite.
Frondoso, tu padre, quiere:
sola mi envidia te impide;
855
mas si tú gozas el bien,
¿qué se te da que te envidien?

EURÍDICE
Fílida, ¿qué te daré
de albricias? Mas quien recibe
vida, ¿qué dará por ella?
860
Estas cintas carmesíes
tienen un retrato de oro
donde están Apolo y Clicie;
él en su carro de sol,
y ella que, ya flor, le sigue.
865
Sin esto, el alma y los brazos,
y después haré que Tirsi
te dé en casa diez corderos,
que desde lejos son cisnes.
¿No respondes? ¿No te alegras?
870
¿Qué tienes? ¿De qué estás triste?

FÍLIDA
De tu bien.

EURÍDICE
¿De mi bien?

FÍLIDA
Sí.

EURÍDICE
¿Sí dices?

FÍLIDA
Sí.

EURÍDICE
¿Sí repites?

FÍLIDA
Esto no te ofende a ti.

EURÍDICE
¿Cómo que no?

FÍLIDA
Ya lo dije;
875
que a un amor desesperado
esto y más se le permite.
Toma tu retrato y cintas;
que no quiero persuadirme
a que es bien tomar barato,
880
pues con ninguno, se mide
cuando pierdo el bien que pierdo.

EURÍDICE
Basta; no quiero reñirte
esas locuras en día
que las albricias me pides
885
del bien que temí dudoso,
y tú me le das tan firme.

(Vase EURÍDICE.)

FÍLIDA
Soneto
¡Si yo tuviere gusto, airados cielos,
descanso, paz, contento y alegría,
en tanto que vistiere el alma mía
890
estos cansados y mortales velos!
¡Que tenga más congojas y desvelos
que arenas de oro este arroyuelo cría,
y que mi desengaño y mi porfía
sigan mi amor, donde me abrasen celos!
895
Tristezas quiero ya, no quiero engaños,
ni en las tormentas presumir bonanzas,
si el cuidado, mayor vencen los años.
Tiempo, apelo de amor a tus mudanzas;
que más quiero morir con desengaños,
900
que no vivir con falsas esperanzas.

(Sale ARISTEO.)

ARISTEO
Romance (tirada)
Cierto me dicen que es ya
y que concertados quedan:
¿De qué sirve preguntarla
después de cierta la pena?
905
Pastora, que Apolo guarde,
¿sabes tú si es nueva cierta?

FÍLIDA
¿Dices casarse Eurídice,
ninfa de esta verde selva?

ARISTEO
¿Adivinas, o respondes?

FÍLIDA
910
Si no es esta la respuesta,
es, por lo menos, pastor,
lo que yo pienso.

ARISTEO
Bien piensas,
que lo mismo voy pensando;
y si de los dos se engendra
915
un pensamiento tan triste,
que será quiero que sepas
víbora de mis entrañas.

FÍLIDA
Si que se case te pesa
Eurídice, a mí su esposo.

ARISTEO
920
Mi mal el tuyo consuela.

FÍLIDA
Ya se están dando las manos.

ARISTEO
Los pastores hacen fiesta.
¡Plega a los cielos, amén,
que se vuelvan en tragedia!

(Sale la boda: FRONDOSO y CLARIDANO, viejos; EURÍDICE y ORFEO de las manos, DANTEA y los MÚSICOS.)

[COMENSALES]
Copla (estructura abierta)
925
Desposado dichoso,
gozad la novia,
porque nunca Venus
fue tan hermosa.

(Sale FABIO.)

FABIO
Romance (tirada)
Volved, mayoral Frondoso,
930
el alegría en tristeza,
porque Venus e Himeneo
asisten, las hachas muertas,
a las bodas de Eurídice.

FRONDOSO
Notable rüido suena.

CLARIDANO
935
La pared adonde estaba
pintada Eurídice bella,
dio en tierra.

(Caiga por dos cordeles el retrato de la que hiciere la EURÍDICE, así, en pie, arrimado al vestuario.)

FRONDOSO
¡Válgame el cielo!

ORFEO
Venus, ¿que venganza es esta?
Amor, ¿ya no estoy rendido?
940
Pero ven, no tengas pena;
que pues yo te llevo viva,
la tabla será la muerta.

(Vanse todos, y queden allí ARISTEO y FÍLIDA.)

ARISTEO
Bien sé lo que significa.

FÍLIDA
¿Qué imaginas?

ARISTEO
Que me deja
945
Orfeo aquesta pintada,
y que la viva me lleva.

FÍLIDA
Hacerla quiero pedazos.

ARISTEO
¿Cómo, si por alto vuela?

(Tórnese el retrato a su lugar.)

FÍLIDA
Como a toro me ha dejado,
950
pues pensando que pudiera
dar en la sombra del hombre,
doy con la frente en la tierra.


Acto II

Sale EURÍDICE.

EURÍDICE
Lira
Amor desconfiado,
de ti dicen que nadie ha tenido,
955
dichoso o desdichado,
sin celos, porque apenas al sentido
tocaron tus desvelos,
cuando son de tu sol sobra los celos.
Lira
Yo sola, de tus iras
960
libre, amando salí libre me veo;
sospechas ni mentiras
no me han dado temor, ni apenas creo
que hay celos más que el nombre,
ni que los tiene la mujer del hombre.
Lira
965
Diga quien celos tiene:
¿de qué manera son cuando atormentan?
¿Cuándo su pena viene?
¿De qué nacen y adónde se sustentan?
Y siendo infierno celos,
970
¿por qué tienen el nombre de los cielos?
Lira
Adórame mi esposo
con tal pureza de alma y de sentido,
que ni él está celoso,
ni celos tengo de él, porque no han sido
975
tales nuestros amores
que puedan atreverse los temores.
Lira
Cuando la noche fría
el mundo baña en miedo, en hurto, en sombra,
amada esposa mía,
980
y otras veces también mujer, me nombra:
¡Quién tan larga la hiciera
que dos siglos después amaneciera!
Lira
Y cuando el alba hermosa
las perlas que le hurtó liberal llueve,
985
y la encarnada rosa
en copas de coral aljófar bebe,
dice que en mí las mira,
y porque vio la luz del sol suspira:
Lira
En vida tan contenta,
990
¿qué puede haber que el alma que le adora
más tema, ni más sienta,
que ser corta la vida, pues agora
por gozarle quisiera
que fuera cuerpo el alma, y siempre fuera?

FÍLIDA
Lira
995
Si los jueces fieros
que en el infierno con rigor castigan
crueles y severos,
a quien jamás las lágrimas obligan,
hicieron fuego eterno,
1000
celos, ¿cómo no estáis en el infierno?
Lira
Quien dijere que pudo
amar sin celos miente claramente,
o es tan grosero y rudo
que las ofensas del amor no siente;
1005
que quien sin celos ama,
no tiene honor y el de ser hombre infama.
Lira
El cisne no permite
otro cisne en el agua donde nada,
ni que le solicite
1010
otro amante su prenda: la sagrada
paloma, a Venus bella,
que como sabe amar, teme perdella.
Lira
Yo muero de celosa,
mas no puedo estorbar a quien me quita
1015
mi bien, por más dichosa,
que no le goce, aunque a morir me incita;
que el nombre de marido
tiembla el furor que abrasa mi sentido.
Lira
¿Qué importa, amado Orfeo,
1020
que me consuma yo por gracias tantas
cuantas ve mi deseo,
cuando hablas, cuando escribes, cuando cantas,
si Eurídice, tu esposa,
mujer te quiere, como yo celosa?

EURÍDICE
Redondilla
1025
Fílida, ¿tú estás aquí?

FÍLIDA
Guárdente, ninfa, los cielos.

EURÍDICE
No sé qué te oí de celos,
¿es verdad que hay celos?

FÍLIDA
Sí.

EURÍDICE
Redondilla
¿Qué son celos?

FÍLIDA
Un temor.

EURÍDICE
1030
¿De qué?

FÍLIDA
De perder quien ama
el bien que tiene.

EURÍDICE
¿Eso llama
celos la que tiene amor?

FÍLIDA
Redondilla
Esto pienso.

EURÍDICE
Y ¿a qué efeto
teme quien ama perder
1035
el bien?

FÍLIDA
Porque puede ser,
y así el temor es discreto.

EURÍDICE
Redondilla
¿Cómo?

FÍLIDA
¿No puede mirar
otra mujer lo que quieres?
¿No hay mil hermosas mujeres
1040
que le pueden agradar?

EURÍDICE
Redondilla
¿Por qué, queriéndome a mí?

FÍLIDA
Porque no todas las cosas
de mil mujeres hermosas
estarán juntas en ti.
Redondilla
1045
Si eres blanca, podrá ser
que le agrade una morena:
si eres compuesta y serena,
tan bulliciosa mujer.
Redondilla
Y aunque tú discreta seas,
1050
otra puede saber más,
y hay gracias que no tendrás
que se imaginan en feas;
Redondilla
sin esto, lo que se tiene,
suele no estimarse tanto.

EURÍDICE
1055
De lo que dices me espanto.

FÍLIDA
Pues de esto que digo viene
Redondilla
a estar la propia mujer
celosa de su marido,
porque es un bien adquirido
1060
qüe no se puede perder.

EURÍDICE
Redondilla
Con no apartarme jamás
del bien que el cielo me dió,
no seré celosa yo.

FÍLIDA
Más pienso que lo serás;
Redondilla
1065
que si le oprimes, es cierto
cansarle, y el que se cansa,
en otra parte descansa.

EURÍDICE
De no dejarle te advierto.

FÍLIDA
Redondilla
¿Qué importa para ofenderte
1070
con el pensamiento, y dar
tú en celos de imaginar
que es posible no quererte,
Redondilla
y querer a otra mujer?

EURÍDICE
Más claro verlo quisiera,
1075
aunque celosa me viera.

FÍLIDA
Pues no es difícil de hacer.
Redondilla
Tu esposo ayer, que salía
de tu casa al prado, vio
que de buenos aires yo
1080
por el arroyo venía;
Redondilla
con las dos manos alcé
el faldellín tan igual,
que, al pasar, aun el cristal
no dio señas de mi pie;
Redondilla
1085
pero diéronla sus ojos,
pues me dijo: «Pies tan bellos,
bien merecen que tras ellos
se vaya el alma en despojos;
Redondilla
menos ligeros quisiera
1090
que en el arena saltaran,
para que estampa dejaran
donde la boca pusiera.
Redondilla
Y así con deseos vanos
rogué al amor que después
1095
tropezaran vuestros pies
para que os diera las manos.»

EURÍDICE
Redondilla
¿Eso te dijo mi Orfeo?

FÍLIDA
Esto me dijo.

EURÍDICE
¡Ay de mí!
¡Muerta soy!

FÍLIDA
¿Siénteslo?

EURÍDICE
Sí.

FÍLIDA
1100
¿Mucho?

EURÍDICE
Que morir me veo.

FÍLIDA
¿Tanto?

EURÍDICE
Redondilla
A la muerte me has puesto.

FÍLIDA
¿Es gran pena?

EURÍDICE
Es rigurosa.

FÍLIDA
Pues eso es estar celosa.

EURÍDICE
¿Esto es celos?

FÍLIDA
No es más que esto.

(Vase FÍLIDA.)
(Salen ORFEO y FABIO.)

FABIO
Redondilla
1105
¿Tan contento estás?

ORFEO
Estoy
tan contento, Fabio amigo,
que es lo menos lo que digo
de lo que dichoso soy.
Redondilla
Si me acuesto, no querría
1110
que el alba se levantase,
para que no me obligase
al ejercicio del día,
Redondilla
o pasase, ya que fue,
con tanta velocidad
1115
que en la misma claridad
pusiese la noche al pie.

FABIO
Redondilla
¡Qué venturoso casado!
Alguno conozco yo
que en una noche pensó
1120
que ya era el mundo acabado.
Redondilla
Tan larga le parecía,
que, cuando el alba salió,
a un espejo se miró
por ver si canas tenía.

ORFEO
Redondilla
1125
Sería la mujer fea.

FABIO
Sobre que era fea y fría,
algo de necia tenía.

ORFEO
Fabio, no hay cosa que sea
Redondilla
más extraña para mí,
1130
que a un amigo le sufráis,
cuando muy necio le halláis,
un año y muchos ansí.
Redondilla
Que una grande calentura
o algún terrible dolor,
1135
una noche, que en rigor
parece que un siglo dura.
Redondilla
Y que no tenga paciencia
para sufrir un casado
la mujer que Dios le ha dado:
1140
o falta honor o prudencia.

FABIO
Redondilla
¿Qué dolor o calentura,
qué amigo necio se iguala
a una mujer?

ORFEO
La más mala
servir y agradar procura,
Redondilla
1145
y, en fin, es propia mujer.

FABIO
Eso es lo peor que tiene,
porque todo el daño viene
de no poderla perder.
Redondilla
La calentura se quita
1150
curándola, y el dolor
con medicinas, señor,
que el médico solicita.
Redondilla
Pero la propia mujer
solamente con la muerte,
1155
porque es la cosa más fuerte
que un hombre puede tener.

ORFEO
Redondilla
Bienaventurado el hombre
que halló mujer a su gusto,
sin ocasión de disgusto
1160
y sin temor que le asombre.

FABIO
Redondilla
¿Qué llamas temor?

ORFEO
De ser
celoso, un bien de los cielos
grande, y que no tenga celos
de su ofensa su mujer.

FABIO
Redondilla
1165
No tendrá celos de ti
Eurídice, pues desprecias,
sean discretas o necias,
cuantas se pierden por ti.

ORFEO
Redondilla
¡Ay, Apolo! ¿Cómo está
1170
triste Eurídice? Mi bien,
¿no me habéis? ¿Qué es esto? ¿Quién
pena, mis ojos, os da
Redondilla
y los vuestros entristece?
O ¿hacéislo, señora mía,
1175
para que imagine el día
que vuestra luz le anochece?
Redondilla
¿Qué accidente padecéis?
¡Triste de mí! ¡Yo soy muerto!

EURÍDICE
Allá, del pie descubierto
1180
de Fílida lo sabréis.

ORFEO
Redondilla
¿Qué pie? ¿Qué Fílida? ¿Cuándo
a Fílida vi ni hablé?

EURÍDICE
Cuando le vistes el pie
el arroyuelo saltando.

ORFEO
Redondilla
1185
Celos o engaños han sido
si pensáis que yo la vi.

EURÍDICE
Ella me lo ha dicho aquí.

ORFEO
Pues ella lo habrá fingido
Redondilla
para burlarse, mis ojos.

EURÍDICE
1190
Dijístesle: «Pies tan bellos,
bien merecen que tras ellos
se vaya el alma en despojos;
Redondilla
menos ligeros quisiera
que en el arena saltaran,
1195
para que estampa dejaran
donde la boca pusiera.
Redondilla
Y así, con deseos vanos,
rogué al amor que después
tropezaran vuestros pies
1200
para que os diera las manos.»

ORFEO
Redondilla
¿Yo dije tal?

FABIO
¿Ves, señor,
que no puede haber casado
que no viva, si es amado,
sujeto a tanto rigor?
Redondilla
1205
Mal haces, señora mía,
en creer una envidiosa
que, de tu gusto celosa,
poneros en mal quería.
Redondilla
Las galas y el buen marido
1210
envidia toda mujer;
por esto debe de haber
lo del arroyo fingido.
Redondilla
Y pruébolo. Si le viera
el pie tu marido, Orfeo,
1215
que no la alabara creo,
porque ayer en la ribera
Redondilla
de ese nuestro humilde río,
una chinela dejó
con la fuerza que saltó,
1220
que tiene pesado el brío:
Redondilla
halléla, que aquel distrito
suelo pescar muchas veces,
con cuatro libras de peces
como si fuera garlito:
Redondilla
1225
llevéla a darle matraca,
y en albricias me dio el pie,
donde aquel cesto calcé
en una lengua de vaca.

ORFEO
Redondilla
¡Ay, Eurídice querida,
1230
qué agravio a mi amor has hecho,
sabiendo tú que en mi pecho
sirves por alma a la vida!
Redondilla
Deja esos vanos recelos,
envidia vil de los dos;
1235
que no ha hecho gracias Dios
con que puedan darle celos.
Redondilla
Envidiando tu hermosura,
de su cabeza sacó
este embuste quien pensó
1240
darte el pesar que procura.
Redondilla
Pero dice mi firmeza
que en vano su engaño es,
pues aunque entra por los pies,
ni tiene pies ni cabeza.
Redondilla
1245
¡Si los vi, plega a los cielos
que me aborrezcas, mi bien,
y que mis celos te den
causa para darme celos!
Redondilla
Estimo el verte celosa
1250
si son señales de amor,
y vuelve con su rigor
la más tibia, más gustosa;
Redondilla
pero no el ver sin razón
que mi inocencia...

EURÍDICE
No quiero
1255
quererte sin que primero
me des más satisfacción.

FABIO
Redondilla
¿Quieres que vaya, señor,
por la chinela que digo?

ORFEO
Mi Eurídice, ven conmigo:
1260
verás si es firme mi amor.

EURÍDICE
Redondilla
Vamos; que ya mis desvelos
me muestran, a costa mía,
que sé lo que no sabía.

ORFEO
Pues ¿qué sabes?

EURÍDICE
Lo que es celos.

ORFEO
Redondilla
1265
Ven, que la satisfacción,
te hará olvidar su pesar.

EURÍDICE
¿Cómo los podré olvidar
después que sé lo que son?

(Vanse EURÍDICE y ORFEO.)

FABIO
Redondilla
No es posible que no sea
1270
con causa quejarse aquí
Eurídice; yo mentí,
que solo su paz desea:
Redondilla
que chinela tan notable
en mi vida pienso vella;
1275
¡Si apenas cupiera en ella
el alma de un miserable!
Redondilla
Calcésela en las orillas
del arroyo en que la hallé,
y con andarle en el pie
1280
sentí en las manos cosquillas;
Redondilla
no sé qué pueden tener
los pies para enamorar,
pues ni ellos saben hablar,
ni al que habla responder.
Redondilla
1285
Mas no enamoran por vanos
cuando por la saya asoman;
que como los pies no toman,
quiérense más que las manos.
Redondilla
Orfeo debe de haber
1290
con aquellos pies topado;
que esto de hablar de casado
melindres deben de ser.
Redondilla
Celoso estoy; que pues yo
la bella Fílida amé
1295
cual figura por el pie,
lo mismo le sucedió.
Redondilla
No blasone ningún hombre
que amare, con posesión;
que los hombres hombres son,
1300
y es la libertad su nombre.
Redondilla
Aristeo, viene aquí;
¿cuánto va que me persigue,
sin que el enojo le obligue
con que ayer le respondí?

(Sale ARISTEO.)

ARISTEO
Romance (tirada)
1305
En tu busca, Fabio amigo,
ando desde hoy todo el valle.

FABIO
Para lo que tú me quieres,
es lo mismo no buscarme.

ARISTEO
Ya no quiero que me quiera
1310
aquella nueva Anajarte,
aquella Daphe laurel,
y más ingrata que Daphe.
Volverme a mi reino quiero,
y solo quiero rogarte
1315
que, porque en ausencia suya
no venga amor a matarme,
hagas de suerte que lleve
aquel retrato en que salve
la vida, como en el templo
1320
de tan soberana imagen.
Darete por él dos joyas
que valen cuatro ciudades,
aunque para su hermosura
menos que estas flores valen.
1325
Como ella al sol en belleza,
aquí vence al oro el arte,
lo falso a lo verdadero,
el relieve a los diamantes.
Dame, Fabio, este contento;
1330
que quiero luego embarcarme
a Tracia, de donde quiero
otro presente enviarte
en que conozcas mi amor.

FABIO
Aristeo, no te canses;
1335
ya ves que para ser hurto
es aquel retrato grande,
y que, echándose de ver,
era poco que me maten;
tras esto, como en las bodas
1340
cayó en tierra y pudo alzarse,
está en más veneración
que los sagrados Penates;
si tú quieres uno mío
con que puedas consolarte,
1345
yo te le daré; mas es
de mala mano.

ARISTEO
¡Que trates
mi amor, Fabio, de esta suerte!

FABIO
Ahora bien, para obligarte
una cosa quiero hacer,
1350
para tu remedio fácil:
bien sé que me engañas.

ARISTEO
¿Cómo?

FABIO
En decirme que ausentarte
puede ser posible amando.

ARISTEO
¿No pueden, Fabio, forzarme
1355
los desdenes?

FABIO
Los desdenes
detienen un firme amante.
Si Troya se les rindiera
en viendo las griegas naves,
no ganara fama Aquiles
1360
ni los demás capitanes:
diez años de resistencia
dieron los hechos iguales
al laurel de la victoria.

ARISTEO
La verdad me persuades;
1365
pero dime tu consejo.

FABIO
¿Conoces en este valle
a Fílida, una pastora
que cuando a la tarde sale,
hay dos albas aquel día,
1370
con salir siempre a la tarde?

ARISTEO
De vista no más.

FABIO
Pues oye:
si Medea, Circe, Hecale
y las demás hechiceras
que historia y fábula saben,
1375
resucitaran agora,
le rindieran vasallaje;
es mujer que escribe letras
en la luna, tempestades
levanta en cielo sereno,
1380
en los más tranquilos mares:
a la mujer más helada
que quiera, perdida hace,
a quien en su vida pudo
obligarla que le amase.
1385
No hay diablo en el hondo abismo
seguro, como le llame;
luego, a ver lo que les manda,
del negro Aqueronte salen:
una vez azotó a uno.

ARISTEO
1390
¿Cómo puede ser, si sabes
que son espíritus?

FABIO
¡Bueno!

ARISTEO
Pues ¿qué quieres?

FABIO
Que repares
en que es interior la pena.

ARISTEO
Ahora bien, ¿qué podrá darme,
1395
para remedio de amor,
Fílida cuando le hable?

FABIO
¿Cómo qué? Hierbas, palabras,
versos, conjuros...

ARISTEO
Pues parte
y tráeme a Fílida aquí;
1400
que si puedo remediarme,
diez colmenas te prometo.

FABIO
Pues para desengañarte
de que ya sabe tu intento,
basta que a buscarte baje
1405
Fílida al valle.

ARISTEO
Es verdad.

FABIO
Pues solo quiero dejarte;
pero advierte, mayoral,
que si es verdad, has de darme
las colmenas prometidas.

ARISTEO
1410
Pocas son para pagarte.

FABIO
Estoy bien con las abejas,
porque son muy semejantes
a los ingenios que inventan,
pues de varias flores hacen,
1415
con su trabajo y estudio,
aquel licor tan suave.
Y con los zánganos mal,
que dicen que entre ellas nacen
y la dulce miel les comen,
1420
porque estas bastardas aves
parecen a los que hurtan,
por mucho que lo disfracen,
lo que los otros trabajan.

ARISTEO
Ya llega.

FABIO
Apolo te guarde.

(Vase FABIO y sale FÍLIDA.)

FÍLIDA
Octava real
1425
Este es aquel amante de Eurídice
tan desdichado como yo, que adoro
a quien la adora.

ARISTEO
Mucho contradice
a la opinión que tiene su decoro.
Pero si Fabio con piedad me dice
1430
que sabe el arte de olvidar, que ignoro,
o el de querer, ¿qué más me importa? ¡Ay, cielo!
¿Qué temo? ¿Qué pretendo? ¿Qué recelo?
Octava real
Hermosa ninfa, a quien siempre responda
fértil el trigo que en tus eras mides,
1435
y Baco tan copioso corresponda
que lleguen al lagar las propias vides;
y apenas con el tiro de la honda
alcances en el monte que resides
a la postrera oveja del ganado,
1440
tan ancho baje desde el monte al prado:
Octava real
yo soy un hombre cuyo nacimiento
lejos de aqueste valle, es más honroso
de lo que te promete el ornamento
que disfraza mi intento cauteloso;
1445
en fin, un amoroso pensamiento,
que basta que le entiendas amoroso,
me ha detenido por aquestos sotos,
que lleguen al lagar las propias vides;
Octava real
Apenas de Eurídice la hermosura
1450
vieron mis ojos, cuando ya casada
la goza Orfeo, aquel cuya ventura
no tiene reinos con su gusto en nada.
Lloré, volvíme loco, y por la dura
tierra arrojado, me halló el alba helada
1455
más de una noche, porque al fin le quiere,
y no quiere que yo remedio espere.
Octava real
Hame dicho un pastor, pastora mía,
que tú sola podrás, si puede alguna,
o quitarme esta loca fantasía,
1460
o remediar tan áspera fortuna;
por ti, la condición más dura y fría,
más áspera, rebelde e importuna,
dicen que tierna y blanda quiere y ama,
y que quien ama, lo que amó desama.
Octava real
1465
¡Ay, Fílida gallarda! Si a los cielos
mueve un amante, imítalos agora:
o quítame este amor, o aquestos celos,
o de mi amor a Eurídice enamora,
o en ella siembra incendios, o en mí hielos.
1470
Alábase tu ciencia vencedora
de aquel desdén, y ofreceré a tus ojos
almas, en vez de inciensos y despojos.

FÍLIDA
Redondilla
Saber que te han engañado,
¡oh generoso Aristeo!
1475
puede templar el deseo
de castigarte culpado.
Redondilla
¿Parécete que hay en mí
para tal oficio partes?
si yo sé de amar las artes,
1480
del cielo las aprendí.
Redondilla
Los hechizos de allá vienen:
de ellos, Aristeo, me valgo;
que puesto que pueden algo,
es corto el poder que tienen.
Redondilla
1485
No hay hechizo en la mujer
como merecer amor,
porque forzar lo interior
no sé cómo puede ser.
Redondilla
Con mal anda la hermosura,
1490
y aun la edad, cuando se vale
de hechizos quien ya se sale
del mismo bien que procura.
Redondilla
Amor, ¿qué pide? Otro amor;
pues si no es amor forzado,
1495
claro está que no ha llegado
a conseguir su favor.
Redondilla
No quiero, aunque bien pudiera,
enojarme, y la razón
es tu engaño y mi afición,
1500
que la tuya considera.
Redondilla
Si a Eurídice quieres bien,
yo me muero por Orfeo;
su esposa te da deseo,
y a mí su esposo también.
Redondilla
1505
Y aunque has venido engañado,
no ha de ser en vano ya;
que de tu engaño saldrá
remedio a nuestro cuidado.
Redondilla
¿No es hechicera quien sabe
1510
hacer invenciones?

ARISTEO
Sí;
y perdóname si fui
contra persona tan grave,
Redondilla
mal informado de Fabio,
pastor grosero y burlón;
1515
que es todo ingenio bufón
dispuesto a cualquier agravio.
Redondilla
Bien sé yo que quien hechiza
no está de sí satisfecha;
la edad que ya no aprovecha,
1520
busca el fuego en la ceniza.
Redondilla
Pero quien fía de sí
lo que puede enamorar,
basta dejarse mirar
como yo te miro a ti.
Redondilla
1525
Amanecer a la aurora
una mujer afeitada
de jazmín y de encarnada
rosa, altamente enamora.
Redondilla
La que se acuesta clavel,
1530
y lirio azul amanece,
busque hechizos, pues merece
que la aborrezcan por él.
Redondilla
Pero pues es justo dar
nombre de hechicera a quien
1535
hace una invención, ya es bien
que te lo pueda llamar.
Redondilla
Gustos, melindres, amores,
regalos y niñerías,
en las noches y en los días
1540
son los hechizos mayores.
Redondilla
Haz, Fílida, pues que sabes,
para los dos, pues pasión
propia te obliga, invención
con que nuestra pena acabes.

FÍLIDA
Redondilla
1545
Vete hacia el templo de Apolo,
digo, de Venus; que allí
la llevaré.

ARISTEO
¡Cómo!

FÍLIDA
A mí
su amor da crédito solo;
Redondilla
direle que quiere hablarme
1550
su esposo; celosa irá;
saldrás: el lugar está
lejos.

ARISTEO
No hay más que informarme;
Redondilla
voy a esperarla.

FÍLIDA
Camina.

ARISTEO
Ahora duélete de mí;
1555
y pues por ti me perdí,
tu mano piadosa inclina.

(Vase ARISTEO.)

FÍLIDA
Redondilla
Ella baja. ¡Qué ventura!

(Salen EURÍDICE y DANTEA.)

EURÍDICE
Vuelve, Dantea, al lugar,
porque será no le hallar
1560
para mí gran desventura.

DANTEA
Redondilla
¿De dónde se desató
el retrato que perdiste?

EURÍDICE
De aquestas cintas. ¡Ay, triste!

DANTEA
¿No le echaste menos?

EURÍDICE
No.

DANTEA
Redondilla
1565
Consuélate con que el vivo
ya no te puede faltar.

EURÍDICE
No me puedo consolar
del disgusto que recibo.
Redondilla
Cuenta las hierbas, las flores;
1570
que entre ellas se habrá escondido.

DANTEA
Yo voy.

FÍLIDA
¿Qué te ha sucedido?

(Vase DANTEA.)

EURÍDICE
Desdichas, siempre mayores,
Redondilla
pues he topado contigo.

FÍLIDA
Mal me debes de querer.

EURÍDICE
1575
Por fuerza te he de tener
por el mayor enemigo.

FÍLIDA
Redondilla
¿No era yo tu grande amiga?

EURÍDICE
Sí, Fílida; pero es cosa
el enseñarme a celosa
1580
que aborrecerte me obliga.

FÍLIDA
Redondilla
¿No ves que aquello fingí
para enseñarte los celos?

EURÍDICE
¡Oh, cuán a mi costo, ¡cielos!,
tus lecciones aprendí!
Redondilla
1585
Mas no puedo persuadirme
a que no me engañe Orfeo.

FÍLIDA
No me meto en su deseo;
yo sé que soy siempre firme.

EURÍDICE
Redondilla
Dime, pues me has enseñado
1590
esto que nunca supiera,
¿quiérete bien?

FÍLIDA
No quisiera
darte, Eurídice, cuidado.
Redondilla
Orfeo me quiere bien;
tú eres mi amiga; ¿qué importa?

EURÍDICE
1595
No cuando mi vida acorta,
y mi esperanza también.
Redondilla
Pero yo, ¿por qué te creo?

FÍLIDA
En llegando a imaginar
que yo te puedo engañar,
1600
se correrá mi deseo.

EURÍDICE
Redondilla
¿Cómo podré yo saber
que te quiere?

FÍLIDA
Ven conmigo
para que seas testigo,
que es lo más que puedo hacer.

EURÍDICE
Redondilla
1605
¿Adónde?

FÍLIDA
Bien cerca es;
donde dijo que vendría
a buscarme.

EURÍDICE
¡Y me decía
que nunca te vio los pies!
Redondilla
¡Ah, traidor, no hay que fiar!
1610
Llévame contigo.

FÍLIDA
Es cosa
injusta.

EURÍDICE
Ya estoy celosa;
que no era posible amar
Redondilla
sin celos; miente quien ama
si dice que no los tiene;
1615
que apenas al alma viene
el amor, cuando los llama.
Redondilla
Celos no son diferencia
de amor, que en todo rigor
sustituyen al amor,
1620
si no son su misma esencia.
Redondilla
Pero pues estos enojos
a él le entraron por los pies,
aunque la muerte me des,
éntrenme a mí por los ojos.

FÍLIDA
Redondilla
1625
Ahora bien, vamos; que quiero
hacer dos cosas injustas,
pues que tú de entrambas gustas,
previniéndote primero:
Redondilla
Una en serle desleal,
1630
y otra en pagar mal su amor.

EURÍDICE
No es justo por un traidor
decir de los hombres mal;
Redondilla
pero si por tales modos
hombre me pudo ofender,
1635
¡viven los cielos, de ser
fuego que los queme a todos!

(Vanse, y salen ARISTEO y CAMILO.)

ARISTEO
Silva (tirada)
¡Extrañas nuevas son!

CAMILO
A mí me pesa
de ser el portador; más no cumpliera
con mi lealtad, señor, si no viniera.
1640
Albante se levanta con tu reino,
ya es rey de Tracia Albante, y con violencia
hace que le obedezcan tus vasallos;
entró por la ciudad con mil caballos
y cuatro mil infantes, bien seguros
1645
de tal traición los mal guardados muros,
y apoderóse del alcázar luego,
jurando de llevar a sangre y fuego
el reino todo: huyeron tus amigos
para no ser de tal maldad testigos;
1650
y él, viendo que era ya señor de todo,
vistió de sus escudos y pendones,
plazas, ventanas, casamatas, fuertes,
palacios, templos, naves, que aún almenas
hizo de sus banderas sus entenas.

ARISTEO
1655
¿Hay tal maldad, hay caso tan extraño?
¡Que Albante tuvo tal atrevimiento!
¡Que Albante fue traidor a mi corona!

CAMILO
Señor, como a la ausencia llaman muerte,
por muerto te ha tenido en esta ausencia;
1660
no le faltan amigos: que el delito
fundado en interés, oro o gobierno,
siempre halló compañía, siempre amparo.

ARISTEO
No puedo responderte, aunque reparo
en que la dilación dañarme puede,
1665
por quien mil veces mayor mal sucede,
y es porque estoy en ocasión agora
del premio que mi amor alcanzar trata
de la mujer más bella y más ingrata.

CAMILO
¿Ingrata en tanto tiempo?

ARISTEO
¿Tú imaginas
1670
mujer humana?

CAMILO
No, las hay divinas.

ARISTEO
Casose cuando apenas te partiste.

CAMILO
Pues ¿qué es lo que casada pretendiste?

ARISTEO
Lo que agora la industria me promete.

CAMILO
¡Que amor a tantos daños te sujete!

ARISTEO
1675
Por este valle abajo, entre unos juncos,
pasa un arroyo, cuya limpia balsa
del agua mansa, en apariencia falsa,
parece con los lirios y espadañas,
con la igualdad de las menudas cañas,
1680
de terciopelo verde, fondo en plata;
pues vete, y en la margen que remata
aguárdame sentado mientras vuelvo
con la victoria o con mayor desdicha.

CAMILO
Amor te dé, señor, o seso, o dicha,
1685
aunque suele quitar entrambas cosas;
que no quiero, aunque es justo, replicarte
que sé de coro de servir el arte,
y sé la obstinación de los que aman,
que los consejos de su bien desaman.

(Vase CAMILO, y salen EURÍDICE y FÍLIDA.)

EURÍDICE
Redondilla
1690
Tarda Orfeo.

FÍLIDA
Habrá venido.

EURÍDICE
Tú me debes de engañar.

FÍLIDA
Para tanto sospechar,
mucha paciencia he tenido.

EURÍDICE
Redondilla
¡Ay, Fílida, no te quejes,
1695
pues me enseñaste a celosa!

FÍLIDA
Quiero dejarte quejosa.

EURÍDICE
Más lo estoy de que me dejes.

FÍLIDA
Redondilla
¿No has visto que el cazador,
porque dé en la red la caza,
1700
la de otra parte amenaza
y así la coge mejor?
Redondilla
Pues voy aquella alameda,
porque, si me aguarda allí,
venga a la red y dé en ti.

(Vase FÍLIDA.)

ARISTEO
1705
¡Victoria, si sola queda!
Redondilla
Pero en vano me adelanto
con la victoria; que, en fin,
dicen que se canta al fin,
y yo al principio la canto.

EURÍDICE
Redondilla
1710
En notable confusión
me ha puesto Fílida, cielos,
pues desengaños de celos
mayores engaños son.
Redondilla
No siento pasos, ni veo
1715
cosa en tanta soledad,
indicio de la verdad
que teme y busca el deseo.
Redondilla
Verdad que el sentido ofusca
para que se hiele y queme,
1720
pues la busca quien la teme,
y teme hallar lo que busca.
Redondilla
¿Para qué averiguo insultos?
Celos, si no os quiero hallar,
¿para qué os vengo a buscar?
1725
Mejor estaréis ocultos.
Redondilla
Una sombra he visto allí,
si es justo darle este nombre
al cuerpo; mas siendo de hombre,
todo es sombra para mí.
Redondilla
1730
Él se esconde en la arboleda.
¿Si es mi esposo? Él es. ¿Qué espero,
si de ver me desespero
que a Fílida esperar pueda?
Redondilla
Llegaré determinada
1735
aunque me quite la vida;
que una mujer ofendida,
ni teme fuego, ni espada.
Romance (tirada)
Traidor esposo, ¿qué importa
que estos álamos y fresnos
1740
hagas capa, con que dejes
ciego el toro de mis celos,
si ellos en ti, y en los troncos...
¿qué es esto, cielos?

ARISTEO
Que el cielo
te trujo a esta soledad
1745
para mi bien y remedio.
Aristeo soy; ¿qué miras,
pues al Príncipe Aristeo
has convertido en pastor,
y en tosco cayado el cetro?
1750
Por ti mi reino he perdido,
pues ya me ha quitado el reino
un traidor: espera, escucha.

EURÍDICE
El traidor en ti le veo
para el reino de mi honor,
1755
que más que el tuyo le precio.
¡Viven los dioses, que ha sido
de la vil Fílida enredo
traerme a la soledad,
donde tu violencia temo!
1760
Pero primero la vida,
y dos mil vidas primero
perderá mi honor constante,
que te alabes...

ARISTEO
Quedo, quedo;
que ya no puedo sufrir,
1765
Eurídice, tus desprecios.
¿Qué milagro te parece
agora en el mundo nuevo,
que se rinda una mujer,
o con fuerzas o con ruegos?
1770
¿Quién es Orfeo, tu esposo?
¿Por dicha es Marte soberbio?
¿Es Júpiter? ¿Es Apolo?
¿No es un hombre? ¿No es Orfeo?
¿No soy Rey de Tracia yo,
1775
que, fuera de esto, merezco
por mí mismo y por mi amor,
más que ese músico necio?
Si él sabe cantar, yo sé
llorar en el instrumento
1780
del alma; si él versos hace,
yo sé también hacer versos;
si él mueve piedras cantando,
por eso le tengo en menos,
pues, sin ser animal ni hombre
1785
las piedras mueve el dinero.
Y para que a ti te mueva,
una nave te prometo
con todo el casco de plata,
sin otra madera o hierro
1790
desde la popa al bauprés,
y en vez de jarcias y lienzos,
chafaldetes, trizas, trozas,
brandales y racamentos,
oro y seda, cuyos cabos
1795
tremolen de perlas llenos.
Diana, esa diosa casta,
quiso a Endimión, y vemos
que hoy día en el monte Lathmo
le baña en profundo sueño:
1800
y la causa por que hizo
a Anteón forma de ciervo,
fue para que no contase
que vio desnudo su cuerpo:
mira lo que en estas selvas
1805
lloró por Adonis Venus.
Diosas eran, tú mujer;
deja los vanos trofeos
del honor, que es invención
del mundo, y un vil decreto
1810
de los hombres, que se pierda
el hombre a mujer sujeto,
y no la mujer, si el hombre
pone en otra el pensamiento.
Pienso que admites mi amor,
1815
porque dice tu silencio,
que te vence mi razón.

EURÍDICE
Mirando tu atrevimiento,
perdí para responderte
la lengua; y aunque me veo
1820
lejos de mi amado padre,
de mi dulce esposo lejos,
estoy cerca de quien soy,
y de lo que soy me acuerdo:
¡Vete, infame; que si pongo
1825
una flecha al arco...!

ARISTEO
Pienso
que quieres darme ocasión
al más riguroso medio.

EURÍDICE
Si te apercibes, advierte
que nunca mis pies ligeros
1830
fueron vencidos. ¡Diana,
favor!

ARISTEO
¡Detenedla, cielos!
Eurídice, ¿dónde vas?
Cristalinos arroyuelos,
en mares os convertid,
1835
mis ojos podrán hacerlos.
Peñascos, poneos delante,
hechos volcanes de incendios,
porque una mujer de nieve
detengan montes de fuego.

(Sígala, y EURÍDICE salga por la otra parte.)

EURÍDICE
1840
Sagradas ninfas, que fuisteis
desde vuestros años tiernos
compañeras de Diana,
dando vuestros pies ligeros
de puntapiés a los aires,
(Haga que corre.)
1845
que se vengaba en los velos;
vosotras, que a todas fieras
con los lustrosos aceros
del venablo no temistes,
antes el oro sangriento
1850
daba indicios del valor
y del varonil esfuerzo,
(Caiga.)
valed... ¡Ay, triste! ¡Ay de mí!
¿Qué está en la hierba, qué es esto?
¡El pie me ha mordido un áspid!
1855
¡Ya discurre su veneno
al corazón! ¡Muerta soy!

ARISTEO
¡Bien haya el piadoso suelo
que te detuvo, Eurídice!
Pero, ¿qué [es] esto que veo?
1860
Las rosas de las mejillas,
cándido jazmín se han vuelto;
los claveles de los labios,
bañó temeroso hielo:
Eurídice, ¡ay, triste! ¡Un áspid
1865
ya por las hierbas corriendo,
sin duda mordió sus pies!

(Salen FABIO y ORFEO.)

FABIO
Por aquí dijo Fileno
que le vio bajar al valle.

ORFEO
Aquí suenan tristes ecos.

FABIO
1870
Allí se queja un pastor:
¿Qué esto, amigo Aristeo?

ARISTEO
Bajando de la montaña,
adonde sabéis que tengo
las más guardadas colmenas,
1875
oigo en una voz: «¡Ay, muerto!»
Tan tiernamente que el aire
fue piedra imán del cabello,
y el corazón alterado,
llamó a la puerta del pecho.
1880
Miré a la voz el origen,
y vi, ¡ay, Dios!, que de ella el dueño...
Llegad, que para decirlo,
ni lengua ni vida tengo.

(Vase.)

FABIO
Fuese.

ORFEO
Miremos quién es.

FABIO
1885
¡Tu esposa!

ORFEO
¿Qué dices?

FABIO
Veo
su vestido, y no su rostro.

ORFEO
¡Ay, Fabio, aquí está su cuerpo,
aquí mi sol eclipsado,
y su hermosura en el cielo!
1890
¡Eurídice!

FABIO
Con tu voz
parece que cobra aliento.

EURÍDICE
¿Eres mi esposo?

ORFEO
Yo soy.
Pues mi Eurídice, ¿qué es esto?

EURÍDICE
Mordiome un áspid el pie
1895
por esas selvas huyendo...

ORFEO
¡Triste de mí!

EURÍDICE
Del rigor
de un hombre.

ORFEO
¡Extraño suceso!

FABIO
Señor, mira que estos males
quieren aprisa el remedio.

ORFEO
1900
¡Ella se me muere, Fabio!

FABIO
Pues haz que tus brazos presto
la lleven al sabio Alcino.

ORFEO
Vida mía, ¿quién te ha muerto?

EURÍDICE
Tus celos, esposo mío.

ORFEO
1905
¿Mis celos, mi bien?

EURÍDICE
Tus celos.

ORFEO
¿Cuándo o cómo?

FABIO
No responde.

ORFEO
Yo voy; pero aunque la llevo
muerta, ella me lleva a mí,
que voy en sus brazos muerto.

FABIO
1910
¡Oh, buen áspid, si nacieran
muchos que mordiesen luego,
no digo las que me escuchan,
sino las que mal me han hecho!


Acto III

Salen FABIO, CELIO, TIRSI y DANTEA.

CELIO
Redondilla
Huye, Fabio, por aquí.

FABIO
1915
Será terrible rigor;
que en huir de mi señor
me mandas huir de mí.

TIRSI
Redondilla
Mientras parece locura,
puedes temer un agravio.

DANTEA
1920
Siente justamente Fabio
tan notable desventura.

FABIO
Redondilla
La tragedia lastimosa
de la muerte de Eurídice,
pide amor que se eternice
1925
por obligación forzosa:
Redondilla
en Orfeo, de perder
el seso; en mí, de sentir.

DANTEA
¡Que en fin viniese a morir!

CELIO
Decreto debió de ser
Redondilla
1930
de los dioses y los hados,
porque Alcino la aplicó
hierbas con que imaginó
dar vida a jaspes helados.
Redondilla
Su castidad, agradable
1935
al cielo, mostró piadoso
con un lirio blanco, hermoso,
de forma tan admirable,
Redondilla
que las hojas argentadas
en las de esmeralda abrió,
1940
y con líneas dividió
de oro luciente esmaltadas.

DANTEA
Redondilla
Pues ¿de dónde le salía?

CELIO
Del pecho, a quien los pastores
cubrieron de cuantas flores
1945
la primavera tenía.

FÍLIDA
Redondilla
¿Si es este Orfeo?

DANTEA
No aguardo
su locura y sentimiento:
huye, Tirsi.

TIRSI
Soy el viento.

FABIO
Aguardo, porque fe guardo.

(Todos huyen; FABIO quede, y sale ORFEO.)

ORFEO
Terceto
1950
Selvas, que a los acentos de mi canto
con ecos siempre alegres respondistes
cuando me fue piadoso el cielo santo,
Terceto
agora, si la causa conocistes
de mi dolor preciso y lastimoso,
1955
llorosas repetid mis voces tristes:
Terceto
yo soy aquel amante, aquel dichoso
que mereció llamarse de Eurídice,
para tan breve tiempo, dulce esposo.
Terceto
¡No sé quién sigue a amor; no sé quién dice
1960
que es este el mayor bien de los mortales,
por más que sus venturas solemnice:
Terceto
¡Ay, nunca yo para desdichas tales
gozara venturoso tantos bienes
si habían de parar en tantos males!

FABIO
Terceto
1965
Quiero llegar, señor.

ORFEO
¡Ay, Dios!

FABIO
¿Qué tienes?

ORFEO
¿De dónde vienes, Fabio? ¿Qué preguntas,
tan bárbaro, mi mal? ¿De dónde vienes?
Terceto
Tengo en el alma cuantas penas juntas
en el mundo inventaron los tiranos,
1970
las esperanzas de mi bien difuntas,
Terceto
y tengo tantos males inhumanos,
que pienso que de mí, como veneno,
huye la muerte de poner las manos.
Terceto
Mas dime, Fabio, aqueste prado ameno,
1975
¿no te acuerdas que estaba en aquel monte,
y aquel undoso mar de flotas lleno?
Terceto
¿No te acuerdas que todo el horizonte
cubrían puras fuentes cristalinas?
Advierte, antes que Febo se transmonte,
Terceto
1980
como cubierta de esmeraldas finas
Eurídice, que es ya cándida aurora,
corre a sus rayos de oro las cortinas.
Terceto
¿No la ves? ¿No la ves? Dile: Señora,
¿por qué dejas tu esposo de esa suerte?

FABIO
1985
No replicarle es más cordura agora:
Terceto
señora, ¿por qué dejas a la muerte
a tu querido esposo? ¿Cuál agravio
pudo jamás quien te adoraba, hacerte?

ORFEO
Terceto
Bien dices, Fabio. ¡Oh, mi querido Fabio,
1990
cómo muestras en esto ser amigo!
Nunca en su ofensa se movió mi labio:
Terceto
¿Por qué me das, mis ojos, tal castigo?
Eurídice se fue, ya me ha dejado:
llorad, montes, llorad, llorad conmigo.

FABIO
Terceto
1995
Señor, si está por dicha en aquel prado,
vamos allá.

ORFEO
No hará, que de las flores
tendrá temor.

FABIO
¿Por qué?

ORFEO
Muerte le han dado.
Terceto
Claveles que envidiaron sus colores,
su blancura jazmines y mosquetas,
2000
que celos quieren mal, si bien amores,
Terceto
¿criaron en las hojas más secretas
aquel áspid cruel, si no le mueve
la fuerza superior de los planetas,
Terceto
que a su divino pie mordió la nieve?
2005
¿Qué bañó de coral cinco azucenas,
a quien apenas el amor se atreve?
Terceto
¿Que en el rubí de sus preciosas venas
hizo su diente bárbara sangría,
temblando Amor, que le miraba apenas?
Terceto
2010
¡Que no puse por venda el alma mía!
¡Oh, cómo justamente me castigo
de aquella ingratitud y tiranía!
Terceto
Llorad montes, llorad, llorad conmigo.

FABIO
Señor, descansa un rato.

ORFEO
¿Qué es descanso?
2015
¿Tú, Fabio, contra mí? ¿Tú mi enemigo?
Terceto
¿Yo vivo, muerta Eurídice? ¿Yo canso
el cielo con suspiros cuando hay muerte?
¿Por qué me das aliento, viento manso?
Árboles, ¿qué miráis de aquesta suerte?
2020
¡Viven los cielos, que me sois traidores!
¡Oh, sauce vil, pedazos quiero hacerte!
Terceto
No, no es posible, ver entre las flores,
desde el balcón de vuestras verdes ramas,
el áspid que dio muerte a mis amores:
Terceto
2025
y tú, casto laurel, que el nombre infamas,
¿por qué no le avisaste a mi Eurídice?

FABIO
¡Pastores, ah, pastores!

ORFEO
¿A quién llamas?

FABIO
Terceto
A quien tu triste llanto solemnice.

ORFEO
¡Perro, ya te conozco: morir tienes!

FABIO
2030
Deja el cuello, señor; yo, ¿qué te hice?

ORFEO
Terceto
Yo sé que eres el áspid, y que vienes
a matarme también; toma la planta.

FABIO
¡Ay, que me ha muerto!

ORFEO
Dame aquí mis bienes,
Terceto
dame de mi Eurídice el alma santa,
2035
pues le mordiste el pie.

FABIO
¿Yo la he mordido?
Tú engaño testimonios me levanta.

ORFEO
Terceto
Yo no te vi; que estabas escondido
debajo de una higuera.

FABIO
Si yo fuera,
dejara el pie más limpio y más pulido,
Terceto
2040
y los higos más sucios me comiera:
mira que no soy yo, suéltame un poco.

ORFEO
Por morder aquel pie, ¡quién áspid fuera!
Terceto
¡Yo quiero ser el áspid!

FABIO
¿Estás loco?

ORFEO
Mordámonos los dos.

FABIO
¿Somos poetas?

ORFEO
2045
¡Musas, pues yo lo soy, aquí os invoco!

FABIO
Terceto
Aun eso está en razón; busca perfetas
figuras de decir con lengua clara,
pues tus mismos conceptos interpretas.

ORFEO
Terceto
Las musas se me huyeron.

FABIO
¡Quién pensara
2050
que se fueran de un triste! Son mujeres
gente que solo en interés repara.
Terceto
Llámalas con dinero si las quieres;
enséñales la bolsa.

ORFEO
Faltó el arte.

FABIO
Pues sin arte, señor, no perseveres,
Terceto
2055
que de los versos es la mayor parte,
si bien el natural entró primero.

ORFEO
Eurídice, ¿qué haré para cobrarte?

FABIO
Terceto
Señor, ya es sin remedio tu mal fiero.

ORFEO
Fabio, ¿no son las almas inmortales?

FABIO
2060
Eso es sin duda.

ORFEO
Pues cobrarla espero:
Terceto
y ¿adónde van después que los mortales
despojos dejan?

FABIO
Todos los que escriben,
filósofos y sabios naturales,
Terceto
dicen que en el infierno las reciben,
2065
y que pasando de Aquerón la barca,
en los Campos Elíseos después viven.

ORFEO
Terceto
Pues yo quiero, primero que la Parca
el hilo corte a mi vital gobierno,
ir a buscarla si Carón me embarca;
Terceto
2070
que cantando a las puertas del infierno,
pienso mover su rey inexorable;
cantando alegraré su llanto eterno.

FABIO
Terceto
Tú serás el marido más notable
que haya tenido el mundo, pues que quieres,
2075
una vez muerta tu mujer amable,
Terceto
volverla a ver.

ORFEO
Y tú el más necio eres;
que sus muertes se deben con mil vidas
comprar cuando son buenas las mujeres:
Terceto
toma luego el camino, y no me impidas.

FABIO
2080
¿A qué ciudad te partes?

ORFEO
Yo gobierno,
y sirves tú.

FABIO
Cuando lo justo pidas,
Terceto
bien sé que es de amador afecto tierno;
pero ¿cuál hombre ha dicho a su criado:
toma luego el camino del infierno?
Terceto
2085
¿Soy yo logrero? ¿Vendo vino aguado?
¿Echo yo en azafrán hebras de vaca?
¿Juzgué cosa jamás mal informado?
Redondilla
¿Fingíme santo yo con la matraca
de lo exterior? ¿Robé la hacienda ajena?

ORFEO
2090
Fabio, de tu flaqueza fuerzas saca;
Terceto
que yo tengo de ver la infernal pena.

FABIO
Déjame despedir, sepa un amigo
que voy, no sé si diga a tierra ajena.

ORFEO
Terceto
Aquí te aguardo.

FABIO
A grande mal me obligo.

(Vase FABIO.)

ORFEO
2095
Presto te pienso ver, querida esposa:
llorad montes, llorad, llorad conmigo.

(Sale FÍLIDA.)

FÍLIDA
Terceto
No ha nacido mujer más venturosa.
Aquí está Orfeo.

ORFEO
Ya no habéis de oírme
sin Eurídice, monte y selva umbrosa,
2100
hasta que me llaméis marido firme.

FÍLIDA
Décima
Quisiera, divino Orfeo,
como te di el parabién
darte el pésame también
de la desdicha que veo;
2105
pero de tu ingenio creo,
y de tu heroico valor,
que sabrás templar tu amor
aunque instrumento del alma,
porque vencerse en la palma
2110
y la victoria mayor.
Décima
Eurídice muerta yace
mordido aquel blanco pie
que a las estrellas se fue
donde ay como sol nace;
2115
y aunque justamente hace
tu amor aquel sentimiento
digno a su merecimiento,
no es de discretos buscar
lo que solo puede hallar
2120
perdiéndose el pensamiento.
Décima
Vuelve los ojos a ver,
porque tu tristeza impida,
una mujer que se olvida
por ti de su mismo ser;
2125
ya no se puede querer
lo que una vez se perdió:
hállame a mí, porque yo
pienso que podré olvidarte
de Eurídice con amarte,
2130
pero las tristezas no.

ORFEO
Décima
Algo olvidado de mí
a fuerza de mi dolor,
que ya sabes de mi amor
el alto bien que perdí;
2135
deseo saber de ti
quién eres; que si mi canto
movió a las fieras a espanto,
puede ser que alguna seas,
o peña que dar deseas
2140
ecos a mi triste llanto.
Décima
¿Eres tigre, eres león,
eres árbol, o quién eres?

FÍLIDA
Siempre tú con las mujeres
tuviste esa condición,
2145
para ti todas lo son;
pero Fílida merece
lo que tu amor no agradece;
que, fuera de ser quien soy,
hago mucho, pues que doy
2150
el alma a quien me aborrece.
Décima
No hay en la selva quien pueda
enriquecer tu deseo
de más oro y plata, Orfeo,
ni mayor nobleza hereda;
2155
pues cuando con esto exceda
a cuantos hoy tiene el valle,
y después de darte y dalle
a él valor, y a ti mujer,
algo pueden merecer
2160
mi entendimiento y mi tal[l]e.

ORFEO
Décima
Fílida, si yo tuviera
pensamiento de querer
otra mujer, mi mujer
pienso que después te hiciera;
2165
que el tiempo lugar me diera
con que mi Eurídice lloro;
pero ni estimo tesoro,
ni me obliga tu belleza;
que quiero más mi tristeza,
2170
que tu belleza y el oro.
Décima
Esta solo vive en mí,
y en ella aquel alma bella,
como tú dices, estrella,
aunque fue sol para mí;
2175
con ella el alma perdí,
y así la pienso buscar;
que hasta volverla al lugar
adonde estuvo primero,
ni dejar de llorar quiero,
2180
ni puedo dejar de amar.

FÍLIDA
Décima
Escucha.

ORFEO
Es cosa perdida.

FÍLIDA
Pues ¿dónde vas de esa suerte?

ORFEO
A los reinos de la muerte
para que me den la vida.

FÍLIDA
2185
Está Venus ofendida
de ti.

ORFEO
Ya lo sé, y que ha sido
el oráculo cumplido,
pues a mi Eurídice un día
dijo que esposo tendría,
2190
breve, gustoso y perdido.

FÍLIDA
Décima
Dame los brazos siquiera,
pues de este valle te vas.

ORFEO
Si no la viera jamás,
por ser cortés te los diera.

FÍLIDA
2195
¿Tu necio amor verla espera?

ORFEO
Yo voy por ella a despecho
del infierno.

FÍLIDA
Es loco hecho.

ORFEO
No, que si espíritu es ya,
por la boca me entrará
2200
y sacarela en el pecho.

(Vase ORFEO.)

FÍLIDA
Redondilla
¿Qué aguardáis, vana esperanza,
qué es lo que queréis de mí?

(Sale FABIO graciosamente de camino, con unas alforjas, una lancilla.)

FABIO
Pienso que voy bien así
con mis alforjas y lanza.

FÍLIDA
Redondilla
2205
¿Quién es aqueste extranjero?

FABIO
¡Que se vaya de esta suerte
un hombre al infierno, ¡oh muerte!
sin ver tus huesos primero!
Redondilla
Mas mi Fílida está aquí.

FÍLIDA
2210
¿Es Fabio?

FABIO
¿Pues no me ves?

FÍLIDA
¿Dónde vas?

FABIO
Donde después
no sepa nadie de mí.
Redondilla
Pero aunque es larga jornada
y mala en todo rigor,
2215
despedir me manda amor
de tu pie, Fílida amada,
Redondilla
que solo fue lo que vi
para enamorarme tanto.

FÍLIDA
¿Dónde vas?

FABIO
Darete espanto.

FÍLIDA
2220
¿Dónde?

FABIO
Al infierno.

FÍLIDA
¡Ay de ti!

FABIO
Redondilla
Dame el pie que me mató;
llevarele a chamuscar,
porque le quiero pagar
el fuego que me causó.

FÍLIDA
Redondilla
2225
¿Qué llevas aquí?

FABIO
Al infierno
llevo despachos, algunos
de amigos tan importunos,
que hasta con su fuego eterno
Redondilla
pretenden corresponderse.

FÍLIDA
2230
¡Qué gentil correspondencia!

FABIO
Aunque es ahora en ausencia,
¿quién duda que esperan verse?
Redondilla
A ciertas bellas Cleopatras
llevo papeles; ¿qué piensas?
2235
Y entre cuentas de despensas,
escrituras de mohatras.
Redondilla
Otras supuestas me han dado
con antedatas crueles,
y también llevo papeles
2240
de los que piden prestado.
Redondilla
Toda esta alforja cargué
de firmas negadas.

FÍLIDA
Mira
que pasará la mentira
y vas caminando a pie.

FABIO
Redondilla
2245
¡Oh, qué llevo de recetas
que han aprovechado mal!

FÍLIDA
Tú llevas lindo caudal.

FABIO
De esto que escriben poetas
Redondilla
llevo un camello cargado;
2250
pero porque tarde es ya,
licencia y brazos me da.

FÍLIDA
Mira que te han engañado
Redondilla
si acaso vas con Orfeo.

FABIO
¿Qué he de hacer si es mi señor?

FÍLIDA
2255
Reñirle tan loco error
y reducir su deseo.

FABIO
Redondilla
¿Piensas que soy el primero
a quien llevaron amigos
al infierno?

FÍLIDA
¡Qué castigos
2260
te han de dar!

FABIO
Ya los espero.

FÍLIDA
Redondilla
Por haber sido alcahuete.

FABIO
¿Yo?

FÍLIDA
Pues ¿niégaslo, traidor?

FABIO
¿Fui más de concertador?

FÍLIDA
2265
¿Qué necia afición te mete
Redondilla
en ir con un loco allá?

FABIO
Pésame que un buen marido
vaya al infierno perdido,
quedando tantos acá
Redondilla
2270
que pudieran ir mejor;
ellos saben si yo miento:
ahora bien, dejarte siento,
que me debes tierno amor;
Redondilla
mira qué quieres de allá:
2275
¿algunas habas o afeites,
untos, solimán, aceites?
aunque no hay pocos acá.
Redondilla
¿Qué hechizos o qué conjuros,
que esta es fruta que el infierno
2280
lleva en verano e invierno,
o qué vocablos obscuros?
Redondilla
Mira qué pariente acaso
quieres que salude, y mira
si quieres que a la mentira
2285
le pida algún nuevo caso;
Redondilla
allá pienso visitar
pastores que aquí traté.

FÍLIDA
Loco estás.

FABIO
Más lo estaré
si no me dejan tornar:
Redondilla
2290
¡Adiós, mundo; adiós, aldea;
adiós, prado, selva, fuente;
que voy a beber caliente,
que no hay mal que mayor sea!
Redondilla
¡Adiós, ingratos extremos,
2295
malas lenguas sin castigos;
adiós, traidores amigos,
que presto allá nos veremos!

(Vase FABIO.)

FÍLIDA
Romance (tirada)
¿Puede haber locura igual,
puesto que ha sido firmeza?

(Salen CLARIDANO y ARISTEO.)

ARISTEO
2300
Claridano, yo agradezco
ese sentimiento y pena
que mostráis en mi partida.

CLARIDANO
Sabe el cielo que me pesa
mucho más de lo que muestro.

ARISTEO
2305
El ser forzosa mi ausencia
os pudiera consolar
si la causa refiriera.

CLARIDANO
Supuesto que enriquecido
la labor de las abejas
2310
me dejan, más siento agora
el ver que mi casa dejas;
de ella te quise hacer dueño,
y darte a Fílida bella,
Fílida, que con el sol
2315
se atreve a hacer competencia:
¿No la quieres, quieres irte?
Dame esos brazos.

ARISTEO
Conceda
tan larga vida a tus años
el cielo, que nietos veas
2320
de tus nietos.

CLARIDANO
A ser tuyos,
¡qué dicha, qué gloria fuera!

(Vase CLARIDANO.)

FÍLIDA
¿De qué va tierno mi padre,
y te da los brazos?

ARISTEO
Llegas,
Fílida, a buena ocasión,
2325
pues hoy me parto a mi tierra.

FÍLIDA
Con razón mi padre siente
tu partida, que a estas peñas
dará pena; ya los campos
llorarán tu breve ausencia,
2330
ya las abejas no harán
de las flores de estas selvas,
con el rocío del alba,
blancas ciudades de cera.
Todo cesará sin ti,
2335
que trujiste las colmenas
desde los valles de Tracia
a las montañas de Tebas;
pero dime si es verdad,
como entre pastores suena,
2340
que eres rey.

ARISTEO
Ya que me parto,
poco importa que lo sepas:
la hermosura de Eurídice,
que ya, por mi causa, muerta,
resuelve en tierras las rosas,
2345
y en polvo las azucenas,
me detuvo en estos campos
donde vine a cazar fieras,
no tan fieras para mí
como lo fue su dureza:
2350
ya sabes toda mi historia,
y que, huyendo en esta vega,
en forma de áspid la envidia
mordió sus pies blancos, que eran
antípodas de su cara,
2355
por no mirar sus estrellas.
Muérome por estos valles
de ausencia y de eterna ausencia;
¿para qué quieres que viva
si ya no es posible verla?

FÍLIDA
2360
¿Cómo no, si ya su esposo,
con su liza y su voz eterna,
por ella al infierno parte?

ARISTEO
¿Qué dices?

FÍLIDA
Que va por ella.

ARISTEO
Pues ¿presume enternecer,
2365
por más que celeste sea
su voz, muros de diamante?

FÍLIDA
No sé si es mucha soberbia;
mas lo que no puede hacer
la música, tú no creas
2370
que lo harán fuerzas humanas.

ARISTEO
No sé si aquí me entretenga
hasta ver qué trae de allá.

FÍLIDA
Espera, ansí te concedan
los dioses ver a Eurídice.

ARISTEO
2375
Sí haré, si tú me confiesas
que es más locura esperallo
yo, que ir Orfeo por ella.

FÍLIDA
Para que tengan ejemplos
dos imposibles, aciertas:
2380
tan falsa esperanza en ti,
y en él tan necia firmeza.

(Vanse.)
(Salen ORFEO y FABIO.)

ORFEO
Octava real
Bien sé que vas cansado.

FABIO
No pudiera
cansarme de servirte en tal camino
si el pretendido fin posible fuera.

ORFEO
2385
Pues yo, Fabio, posible le imagino.

FABIO
Camino del infierno, ¡quién dijera
que fuera con la vida un peregrino!

ORFEO
Peregrino de amor, de amor profundo,
me ha de llamar eternamente el mundo.

FABIO
Octava real
2390
¡Que no se halle una venta, con ser cierto
que aquesta senda va a su llama eterna!
¡Que no haya un bodegón en este puerto,
una carnicería, una taberna!
Todo está de peñascos encubierto;
2395
donde el sol amanece de linterna,
en medio luce, entrando por arriba,
que pienso que del cielo se derriba;
Octava real
ya los oídos de temor me tapo
del son de los tormentos que imagino;
2400
no vuelvo más aquí si de esta escapo;
todo es pálidas sombras el camino;
si rueda por la peña algún gazapo,
sospecho que es espíritu malino;
no hay árbol que no piense, entre estos fieros,
2405
que es algún alma a quien debí dineros.

ORFEO
Octava real
Aquí me aguarda, y dame el instrumento,
que ya la puerta de diamante veo.

FABIO
Pues ¿ya me dejas solo?

ORFEO
Solo intento
que llegue a lo imposible mi deseo.

(Vase.)

FABIO
2410
¡Cielo, que estás a mi desdicha atento,
si tu dorada luz llega al Leteo,
dame favor! ¡Temblando estoy! ¡Ay, triste,
qué negra sombra estos peñascos viste!
Octava real
Ya templa Orfeo aquella dulce lira
2415
que enterneció las fieros animales;
ya canta, ya suspende, ya se admira
el reino obscuro con acentos tales:
cesó la pena ya, paró la ira;
estos son los palacios infernales:
2420
¡Qué lindos cuartos hay! Letreros tienen;
quiero leer mientras sus dueños vienen:
Octava real
Cuarto de amores, cuarto de logreros,
de los difamadores, de testigos
falsos, de ingratos, de ladrones fieros,
2425
de fingidos y bárbaros amigos;
cuarto de cortesanos majaderos
(aquestos son terribles enemigos),
cuarto de damas, cuarto de valientes,
y cuarto de cansados pretendientes;
Octava real
2430
cuarto de mal casados y maridos
al uso (no lo entiendo; al fin, casados),
de fulleros también y de atrevidos;
cuarto de necios, cuarto de cuñados:
pero ¿quién viene aquí? que mis sentidos,
2435
de la sombra menor están turbados.
Orfeo vuelve ya, dejado el canto
en el barco del reino del espanto.

(Dé vuelta un barco negro con ORFEO y el BARQUERO.)

BARQUERO
Romance (tirada)
Salta, valeroso amante;
deja el temido Aqueronte,
2440
puesto que en aquesta orilla
hallarás llamas por flores.

ORFEO
Vuelve la barca; que aquí
no habrá para que me tornes,
si me conceden sus puertas
2445
romper los helados bronces.

FABIO
Señor barquero, aunque estoy
destotra parte, perdone
preguntarle si ha pasado
a ciertos murmuradores
2450
que no dejan honra a vida.

BARQUERO
Son muchos; dime los nombres.

FABIO
Allá voy, aguarde un poco.

ORFEO
Dormido el perro triforme
que guarda esta negra puerta,
2455
¿qué puede haber que me enoje?
Las tres furias no ejercitan
sus infernales azotes,
ni los tres fieros jüeces
culpas de las almas oyen.
2460
¿Está la famosa reina?

(Córrase una cortina y véase PROSERPINA en una silla, velos de plata negros, cetro y corona.)

PROSERPINA
¿Quién eres tú, mortal hombre,
cuya voz silencio impuso
a las infernales voces?
¿Quién eres tan venturoso,
2465
que los fieros escuadrones
de espíritus suspendiste
refiriendo tus amores?
Habla, bien puedes; ¿qué temes?

ORFEO
Pues permite que te informe,
2470
¡oh reina, en el cielo Luna
entre lucientes faroles;
Diana en los verdes campos,
entre Narcisos y Adonis;
Proserpina en este reino,
2475
castigo de almas enormes!
Yo soy Orfeo de Tracia,
Orfeo soy; enseñome
Apolo a tocar la lira,
que me ha dado inmortal nombre;
2480
caseme con Eurídice,
ninfa de los verdes bosques,
que por guardarme lealtad
a su nobleza conforme,
la mató un áspid, huyendo;
2485
bajó a tu reino; dejome
tan triste, que me atreví,
sin que la muerte me asombre,
a cantarle tristes versos,
y cuyas dulces canciones
2490
enternecieron los pechos
de Meguera y Tisifonte.
Si los cielos, si sus cursos
e inteligencias veloces,
los planetas y los signos
2495
que su máquina componen,
son música y armonía
que allá las deidades oyen;
si cuanto Júpiter hizo
sigue su concierto y orden,
2500
pueda merecer de ti
quien tregua a tus penas pone
que a mi Eurídice me vuelvas:
así nunca el sol enoje
tus siempre obscuras tinieblas
2505
con sus claros resplandores.

PROSERPINA
Tu música y tu firmeza
y tus humildes razones,
merecen que nuestro Imperio
la inviolable ley derogue.
2510
¡Radamanto!

(Sale RADAMANTO.)

RADAMANTO
¿Gran señora?

PROSERPINA
Dondequiera que se aloje
de Eurídice el alma, quiero
que al cuerpo en que estuvo torne;
parte a los Elíseos Campos
2515
con su esposo, y no le estorben
para dársela los ríos,
ni las infernales torres.

RADAMANTO
Pues ¿tú derogas, señora,
las leyes de tus mayores?

PROSERPINA
2520
No hay regla tan general
que no padezca excepciones;
y cuando no fuera Orfeo
digno de tales favores,
por su voz, que suspendió
2525
nuestros tormentos entonces,
por el marido más firme
este premio se le otorgue.

ORFEO
¿Qué te puedo responder
en tantas obligaciones,
2530
sino que mi pluma y lira
harán inmortal tu nombre?
Vamos, Radamanto, vamos.

PROSERPINA
Advierte las condiciones,
Orfeo, con que te doy
2535
a tu esposa.

ORFEO
¡Por los dioses,
reina, de no serte ingrato!

PROSERPINA
Que hasta que estés en los montes
de Tracia no has de volver,
aunque sus manos te toquen
2540
la cabeza, a ver tu esposa,
porque tus pies y tus voces
seguirá detrás de ti.
Si es que te atreves, disponte
a llevarla adonde vives;
2545
que si la promesa rompes,
apenas la habrás mirado
cuando la pierdas y llores.

ORFEO
Gran cosa me pides, reina;
pero todas son menores
2550
que mi amor.

PROSERPINA
En este cetro
jura.

ORFEO
Basta que le tomes
en la tierra de esos pies;
yo voy por el alma noble
de mi Eurídice.

PROSERPINA
Pues mira,
2555
que aunque su voz te enamore,
no la mires.

ORFEO
Mi alegría
esa tristeza interrompe.

PROSERPINA
Porque si una vez la pierdes,
no haya miedo que la cobres.

ORFEO
2560
¡Ay, mi bien, por verte muero!
¡Dura condición me ponen!

(Vanse.)
(Sale ALBANTE, un CAPITÁN y soldados.)

ALBANTE
Décima
En esta selva sagrada,
la Venus dicen que vive.

CAPITÁN
Armas y gente apercibe.

ALBANTE
2565
Capitán, no importa nada
la lealtad al Rey jurada,
que el reinar es una acción
que disculpa la traición:
por la espada se han ganado
2570
imperios, que al mundo han dado
materia de admiración.
Décima
Apártate un poco aquí
y sabrás quién soy.

CAPITÁN
Ya sé
tu principio.

ALBANTE
Humilde fue:
2575
en estas selvas nací;
de sus cabañas partí
a ver las grandes ciudades,
trocando las soledades
por las armas y las iras,
2580
y por guerras y mentiras
las paces y las verdades.
Décima
Serví al príncipe Aristeo,
que es el que vengo a matar,
después que emprendí reinar
2585
tan mal seguro me veo;
muerto, ningún hombre creo
que se me puede oponer;
solo tengo que temer
no ser aquí conocido
2590
de un hombre por quien he sido,
digo, por quien tengo ser.
Décima
Es un rico mayoral
de esta selva, al fin pastor;
pero su sangre y valor
2595
con los príncipes igual,
y aunque no me esté tan mal,
quisiera que se excusara,
que me viera y que me hablara.

CAPITÁN
Mejor es, de mi opinión,
2600
hablarle, y darle razón
de tu dicha nueva y rara,
Décima
que secreto sabrá ser.

ALBANTE
Hay también otro testigo.

CAPITÁN
Pues ¿qué importa si es amigo?

ALBANTE
2605
No es amigo, que es mujer.

CAPITÁN
¡Cómo!

ALBANTE
Hermana.

CAPITÁN
Pues hacer
que el viejo no se lo diga,
porque de hermana y de amiga
siempre quedó que temer.

ALBANTE
Décima
2610
Conozco aquesta cabaña.

CAPITÁN
¿Vive aquí?

ALBANTE
Si.

CAPITÁN
Pues entremos;
esa gente que traemos,
se aloje por la campaña;
que hay gente en esta montaña,
2615
aunque no sabe de guerra,
que con los leones cierra.

ALBANTE
¡Oh tiempo! ¿A quién guardas ley?
¡Quién me dijera que rey
me viera esta humilde tierra!

(Sale ORFEO sin volver la cabeza, hablando con EURÍDICE, y ella detrás con un velo de plata sobre el vestido.)

ORFEO
Redondilla
2620
Camina, Eurídice bella,
camina, señora mía;
que a mí no sé quien me guía,
pues se queda atrás mi estrella.

EURÍDICE
Redondilla
Ya voy, mi querido esposo;
2625
no temas, contigo voy.

ORFEO
¡Cielos, venturoso soy,
pero ciego venturoso!
Redondilla
Ya fabrico tu hermosura
dentro en la imaginación;
2630
pero los deseos son
mayores que la ventura.
Redondilla
Quisiérate yo tocar,
quisiera llegarme a ti.
¿No respondes? ¡Ay de mí!
2635
Mi bien, ¡no ceses de hablar!

EURÍDICE
Redondilla
Por oírte, señor mío,
iba callando.

ORFEO
No es justo;
hablemos juntos, que gusto
de no temer tu desvío.

EURÍDICE
Redondilla
2640
Hablar dos no puede ser,
y estar a entenderse atentos.

ORFEO
Mi vida, dos instrumentos
juntos se suelen tañer,
Redondilla
y no pueden disonar
2645
si iguales están templados,
y así, tú y yo enamorados,
podemos a un tiempo hablar.

EURÍDICE
Redondilla
La verdad me persuades;
habla, y no estemos en calma;
2650
que es grande música el alma
para templar voluntades.
Redondilla
No hará el amor disonancia
de nuestras dulces razones,
pues templó dos corazones
2655
una misma consonancia.
Redondilla
Mas ¿cómo callas agora?

ORFEO
Por oírte y entenderte;
y así, quiero de otra suerte
hablar contigo, señora.
Redondilla
2660
¿Sentiste el morir?

EURÍDICE
Por ti.

ORFEO
¿Mucho?

EURÍDICE
No hay comparación.

ORFEO
¿Qué es morir?

EURÍDICE
Es división.

ORFEO
¿De quién?

EURÍDICE
Del alma y de ti.

ORFEO
Redondilla
¿Cuerpo soy suyo?

EURÍDICE
¡Pues no!

ORFEO
2665
Luego ¿el alma no?

EURÍDICE
También.

ORFEO
Engáñaste.

EURÍDICE
¿Yo, mi bien?

ORFEO
Sí, que a ser el cuerpo yo,
Redondilla
tú fueras viva y yo muerto.

EURÍDICE
Luego ¿estás vivo sin mí?

ORFEO
2670
Sin ti no; mas oye.

EURÍDICE
Di.

ORFEO
¿Fue celos tu mal?

EURÍDICE
Fue cierto.

ORFEO
Redondilla
¿Qué pensaste ver?

EURÍDICE
Traiciones.

ORFEO
Y ¿qué viste?

EURÍDICE
Aquel pastor.

ORFEO
Pues ¿qué te dijo?

EURÍDICE
Su amor.

ORFEO
2675
¿Qué importan vanas razones?

EURÍDICE
Redondilla
Temí sus obras.

ORFEO
¡Ay, dioses!
¿Quién llegará en ansias tales,
adonde de tantos males
entre mis brazos reposes?
Redondilla
2680
Muriéndome voy por verte,
y no verte es vivir yo;
¿quién, como yo, caminó
entre la vida y la muerte?
Redondilla
¿Si estarás como solías,
2685
cuando vuelvas a animar,
alma, que me la has de dar,
aquellas cenizas frías?
Redondilla
¿Si tendrás las mismas rosas?
¿Si las mismas azucenas
2690
partirán azules venas
de tus manos amorosas?
Redondilla
¿Cuándo llegaré yo a verlas,
y a gozar como gozaba,
aquel clavel que me hablaba
2695
entre dos hilos de perlas?
Redondilla
¿Cuándo, te diré, mi bien,
aquellos tiernos amores,
mereciéndolos mayores
por la privación también?

EURÍDICE
Redondilla
2700
Presto, mi vida, verás
cómo te pago esa fe,
cuando mis brazos te dé.

ORFEO
¡Ay, cielos, no puedo más!
Redondilla
¡Vuelvo a verte, loco estoy!

EURÍDICE
2705
Tente, mi bien.

ORFEO
No podré.

EURÍDICE
¿Qué has hecho, esposo?

ORFEO
No sé.

EURÍDICE
¡Perdísteme!

ORFEO
¡Muerto voy!
(Por el escotillón del teatro, o con otra invención, se le desaparezca.)
Romance (tirada)
Eurídice, ¡esposa! En vano
la llamo; volviose en viento,
2710
desvaneciose a mis ojos:
¡Ay de mí! ¿De quién me quejo?
Juré, quebré la palabra,
vengué a mi enemiga Venus:
¡Oh privaciones de amor,
2715
y cuánto mal me habéis hecho!
Mucho me costaste, esposa;
si te conquisté discreto,
necio te perdí, que son
los más necios, dando en necios;
2720
¿qué disculpa podré dar
de mi loco pensamiento?
¡Oh privaciones de amor,
y cuánto mal me habéis hecho!
Por aquí se fue. ¿Qué haré?
2725
¡Volvedme mi esposa, cielos;
pero ¿cómo se la pido,
pues que no la tienen ellos?
¡Esposa, esposa!

(FABIO dentro.)

FABIO
Ya salgo.

ORFEO
Respondió, sí, porque el eco
2730
respondiera: «¡Esposa!», dijo:
«Ya salgo.» Pues ya te espero;
sal, mi bien, ¿qué aguardas? ¡Sal!

FABIO
Pues di quién eres primero.

ORFEO
Orfeo soy.

FABIO
¡Qué ventura!
(Sale FABIO por donde se fue EURÍDICE.)
2735
Dame tus brazos, Orfeo.

ORFEO
¿Quién eres?

FABIO
¿No me conoces?
Fabio, tu pastor.

ORFEO
¿Qué es esto?
¿De dónde vienes ansí?

FABIO
¡Del infierno!

ORFEO
¿Del infierno?

FABIO
2740
Pues ¿no me dejaste allá
y te viniste, trayendo
la bella Eurídice?

ORFEO
¡Ay, Fabio,
perdida por mal consejo!
Juré no volver a verla
2745
en todo el camino, y fueron
tan fuertes las privaciones,
que la vi en amor deshecho.
Apenas miré su bulto,
no sé si en alma o en cuerpo,
2750
si fantasma, o si verdad,
que todo parece sueño,
cuando se huyó de mis ojos
y se fue resuelta en viento.
¡Oh privaciones de amor,
2755
y cuánto mal me habéis hecho!

FABIO
Pues Orfeo, si tú piensas
volver por ella al infierno,
busca quien vaya contigo,
que yo en el mundo me quedo.

ORFEO
2760
Esta es la sagrada selva,
donde vi tus ojos bellos,
Eurídice.

FABIO
Las cabañas
se arden en voces y en fuego.

(Salen ARISTEO y CAMILO con espadas, defendiéndose de ALBANTE; el CAPITÁN y soldados, CLARIDANO y FÍLIDA de por medio.)

ARISTEO
¿A tu rey, traidor Albante?

ALBANTE
2765
No es mi rey hombre que ha hecho
tal deshonor en mi casa.

ORFEO
¿Cuál es Eurídice de estos?

FABIO
Mira, señor, que estás loco.

CLARIDANO
¡Hijo, detente!

ALBANTE
¡Primero
2770
quitaré a un traidor la vida!

FÍLIDA
Hermano, si te merezco
respeta, advierte...

ALBANTE
Ya es tarde.

ARISTEO
¿Después de quitarme el reino
me quitas la vida?

ORFEO
¡Aquí
2775
debe de ser el infierno,
que hay la misma confusión!
Almas, ¿quién sois? ¡Deteneos!

ARISTEO
¿Qué es esto?

ORFEO
¿No conocéis
a Orfeo? Volvedme, os ruego,
2780
a Eurídice.

FÍLIDA
¿Hay tal desdicha?
Loco está.

FABIO
Loco se ha vuelto.

FÍLIDA
¿Qué es esto, Fabio?

FABIO
No sé;
sacamos por muchos ruegos
a Eurídice, al fin mujer,
2785
hijas del agua y del viento,
y en un volver de cabeza,
advierta todo hombre cuerdo,
se nos ha desaparecido.

ORFEO
Cuanto mal tengo, merezco;
2790
pero si me dan tristezas
lugar para conoceros,
mientras acabo la vida
llorando amorosos versos,
decidme: ¿por qué razón
2795
con tantas armas os veo?

ARISTEO
Después de quitarme Albante
mi reino, viene...

ALBANTE
No vengo
a matarte si me vuelves
mi honor, pues con esto puedo
2800
dar satisfacción de mí.

ORFEO
Ya vuestras quejas entiendo.
Aristeo, da la mano
a Fílida, y a tu reino
vuelve con ella; que Albante
2805
así queda satisfecho
de la sospecha que tiene.

ALBANTE
Si él se casa, yo lo quedo,
para que goce mi hermana
la corona que yo pierdo.

ARISTEO
2810
La mano le doy.

FABIO
Señores,
adviertan...

CAPITÁN
¿Qué quieres?

FABIO
Quiero
casarme; que bien podré,
pues he estado en el infierno.

CAPITÁN
¿Con quién?

FABIO
¡Dantea! ¿Ella aquí?
2815
dame esa mano.

DANTEA
Ya temo
que me la quemes.

FABIO
Tu nieve
templará después mi fuego.

ORFEO
Aquí mi historia dio fin,
mis quejas no, y ansí quiero
2820
que oigáis la segunda parte
y perdonéis nuestros yerros.