Félix Lope de Vega y Carpio Lope de Vega y Carpio, Félix

EL ARGEL FINGIDO Y RENEGADO DE AMOR




Texto utilizado para esta edición digital:
Cotarelo y Mori, Emilio (Ed.), Obras de Lope de Vega, III, Madrid, RAE, 1917, pp. 461-501.
Adaptación digital para EMOTHE:
  • Barreda, Cristina (Artelope)

Elenco

ROSARDO
FLÉRIDA
AURELIANO
LEONIDO
MANFREDO
FLAVIA
OLIMPO
MAURICIO
CELIO
LIVIO
MIRENO
TAMBOR
MOZOS
MÚSICOS

Acto I

ROSARDO
Redondilla
¿Es posible?

FLÉRIDA
No te canses.

ROSARDO
¿Hay tal dicha?

FLÉRIDA
Esto es justo.

ROSARDO
Ciega estás.

FLÉRIDA
Sigo mi gusto.

ROSARDO
¿Qué pretendes?

FLÉRIDA
Que descanses.

ROSARDO
Redondilla
5
¿Cómo, si me matas?

FLÉRIDA
¿Yo?

ROSARDO
Tú, pues.

FLÉRIDA
Huye tú de mí.

ROSARDO
¿Qué así me aborreces?

FLÉRIDA
Sí.

ROSARDO
¿Y que no hay remedio?

FLÉRIDA
No.

ROSARDO
Redondilla
Mira mi amor.

FLÉRIDA
¿Cómo puedo?

ROSARDO
10
Siendo piadosa.

FLÉRIDA
Ya es tarde.

ROSARDO
Tú me querrás.

FLÉRIDA
¡Dios me guarde!

ROSARDO
Voime a morir.

FLÉRIDA
Buena quedo.

ROSARDO
Redondilla
Tú llorarás.

FLÉRIDA
Ya, de ira.

ROSARDO
Darás cuenta a Dios.

FLÉRIDA
¿De qué?

ROSARDO
15
De mi muerte.

FLÉRIDA
¡Yo! ¿Por qué?

ROSARDO
Porque eres causa.

FLÉRIDA
Es mentira.

ROSARDO
Redondilla
¿No me aborreces?

FLÉRIDA
Verdad.

ROSARDO
Esa es mi muerte.

FLÉRIDA
Es mi vida.

ROSARDO
Quiéreme tú.

FLÉRIDA
Estoy perdida.

ROSARDO
20
¿De qué?

FLÉRIDA
De la voluntad.

ROSARDO
Redondilla
¿Tenella es perdella?

FLÉRIDA
Sí.

ROSARDO
Al fin ¿quieres bien?

FLÉRIDA
Muy bien.

ROSARDO
¿Correspóndete?

FLÉRIDA
También.

ROSARDO
Más hayo yo.

FLÉRIDA
¿Cómo así?

ROSARDO
Redondilla
25
Amo olvidado.

FLÉRIDA
Es locura.

ROSARDO
Amor me engaña.

FLÉRIDA
Engañalle.

ROSARDO
¿Cómo?

FLÉRIDA
Buscando otro talle.

ROSARDO
¿Adónde?

FLÉRIDA
En otra hermosura.

ROSARDO
Redondilla
No la hay como tú.

FLÉRIDA
Sí habría.

ROSARDO
30
Ya la busqué.

FLÉRIDA
Hiciste poco.

ROSARDO
Mas loco estoy.

FLÉRIDA
Eres loco.

ROSARDO
No la puedo amar.

FLÉRIDA
Porfía.

ROSARDO
Redondilla
Más me amartelo.

FLÉRIDA
¿De quién?

ROSARDO
De ti.

FLÉRIDA
Pues ¿con desengaños?

ROSARDO
35
Esos amo.

FLÉRIDA
Amas tus daños.

ROSARDO
Daños quiero.

FLÉRIDA
Quieres bien.

ROSARDO
Redondilla
¿Qué haré?

FLÉRIDA
Tener sufrimiento.

ROSARDO
¿No hay remedio?

FLÉRIDA
Con ausencia.

ROSARDO
¡Cruda sentencia!

FLÉRIDA
¡Paciencia!

ROSARDO
40
¿Qué me dices?

FLÉRIDA
Lo que siento.

ROSARDO
Redondilla
¿Que a otro quieres?

FLÉRIDA
A otro adoro.

ROSARDO
Dime quién es.

FLÉRIDA
Es mal hecho.

ROSARDO
¿Está aquí?

FLÉRIDA
Dentro en mi pecho.

ROSARDO
¡Gran amor!

FLÉRIDA
Suspiro y lloro.

ROSARDO
Redondilla
45
¿Estímate?

FLÉRIDA
Es muy prudente.

ROSARDO
¿Está ausente?

FLÉRIDA
Sí, Rosardo.

ROSARDO
¿Cuándo viene?

FLÉRIDA
Hoy le aguardo.

ROSARDO
¡Voy a matarle!

FLÉRIDA
¡Detente!

ROSARDO
Redondilla
Saldré al camino.

FLÉRIDA
No harás.

ROSARDO
50
Mal pregunté.

FLÉRIDA
Tú lo quieres.

ROSARDO
¡Qué libres!

FLÉRIDA
Somos mujeres.

ROSARDO
Sois nuestra muerte.

FLÉRIDA
Y aún más.

ROSARDO
Redondilla
Direlo a tu hermano.

FLÉRIDA
Dilo.

ROSARDO
Haré matarte.

FLÉRIDA
Aquí estoy.

ROSARDO
55
¿Eres furia?

FLÉRIDA
Mujer soy.

ROSARDO
Mal hablas.

FLÉRIDA
Este es mi estilo.

ROSARDO
Redondilla
¿Sin miedo estás?

FLÉRIDA
¿Eso dudas?

ROSARDO
Voy a morir.

FLÉRIDA
Tarde es luego.

ROSARDO
¡Ahorcareme!

FLÉRIDA
Estás ciego.

ROSARDO
60
¡Ay, infierno!

FLÉRIDA
¡Ahórcate, Judas!

Vanse, y salen Aureliano y Leonido.

AURELIANO
Quintilla
Al fin, ¿Qué os habéis holgado?

LEONIDO
Ha sido Valencia un cielo
de sol y luna adornado,
que el rey y la reina al suelo
65
dan luz más que ellos le han dado.
Quintilla
Y no faltaron estrellas,
porque tantas damas bellas
volvieron la noche día.

AURELIANO
¡Qué gran cortedad la mía,
70
Leonido, dejar de vellas!

LEONIDO
Quintilla
¡Oh! Sois vos muy tierno amante.

AURELIANO
Verdad; que por no dejar
en tiempo tan importante
el sol que me ha de alumbrar,
75
dejé fiesta semejante,
Quintilla
y dejara si otra fuera
mayor.

LEONIDO
Ni la habrá, ni espera
España verla mayor.

AURELIANO
¡Qué ciego me tiene Amor
80
por conquistar una fiera!

LEONIDO
Quintilla
¿Cómo os va?

AURELIANO
Que me aborrece
hasta la muerte.

LEONIDO
Mal caso,
si ama.

AURELIANO
A quien la merece.

LEONIDO
¿Que ama, en fin?

AURELIANO
¡Mil cielos paso!
85
¡Mil desventuras ofrece!

LEONIDO
Quintilla
Yo no sé a quién vos amáis,
ni menos por quién os deja;
mas sé que con causa estáis
de ella y de él con justa queja.

AURELIANO
90
Leonido, engañado estáis,
Quintilla
que ella es cielo soberano
de hermosura, y él ¡por Dios!
cuanto cabe en hombre humano.

LEONIDO
Y ¿quién tiene igual con vos?

AURELIANO
95
¿Quién, Leonido?: vuestro hermano.

LEONIDO
Quintilla
¿Qué mi hermano es preferido,
Aureliano, donde amáis?

AURELIANO
¿Paréceos que justo ha sido?

LEONIDO
¡Cómo! ¿Qué por él pasáis
100
tantos celos, tanto olvido?
Quintilla
¡Vive Dios, de dalle muerte!

AURELIANO
No le tratéis de esa suerte,
a quien Flavia tiene amor,
que es recio competidor,
105
más que los diamantes fuerte.

LEONIDO
Quintilla
¡Que mi hermanillo os da pena
y que Flavia sea tan loca!

AURELIANO
Cualquier cosa que ella ordena,
puesto que mi vida es poca,
110
la tiene el alma por buena.
Quintilla
Y pues satisfecho estáis,
si acaso no os disgustáis,
sin hacer más competencia,
de las bodas de Valencia
115
os pido que me digáis.

LEONIDO
Quintilla
Quisiera satisfaceros
primero de mi afición,
que mi hermano ha de ofenderos.

AURELIANO
Yo sé vuestro corazón,
120
y vuestros nobles aceros.
Quintilla
No tenéis que le decir.

LEONIDO
Yo le pienso persuadir
de suerte que el campo os deje.

AURELIANO
Haréis que Flavia se queje,
125
y harame Flavia morir.
Quintilla
Y pues ha llegado a cuento,
haced lo que os he pedido.

LEONIDO
Aunque es para historia el cuento,
será en breve referido.

AURELIANO
130
Ya os escucho.

LEONIDO
Estadme atento.
Romance (tirada)
La divina Margarita,
señora de España y nuestra,
desde el antiguo Sagunto
partió a la insigne Valencia.
135
En San Miguel de los Reyes,
a seis tiros de ballesta,
se aposentó aquella noche,
cifrando en él su grandeza.
Allí el ángel de los cielos
140
dio aposento al de la tierra,
y a la gran reina los reyes
de antigua y clara nobleza.
Salió el padre de Faetón
más de mañana por vella,
145
a la fama que tenía
más que su sol rubias hebras.
Por el portal de Serranos
el concurso a entrar comienza
de su gran caballería,
150
en que se pierde la cuenta;
porque decirte, Aureliano,
nombres, colores, libreas,
es como en serena noche
querer contar las estrellas;
155
las huertas de Babilonia,
las que en libros se celebran,
o del famoso Aranjuez,
que ha competido con ellas,
que en su variedad de flores
160
no ha visto más diferencia
cuando vierte por abril
su alegre copia Amaltea.
Ya no se precian los ojos
de mirar sedas ni telas,
165
que ya les parece poco;
menos quiero plata o perlas.
¡Qué lozanos los caballos,
con las gualdrapas soberbias,
ponen la mano en la cincha
170
y con los bocados juegan!
Parece el dueño gentil
entre los pajes, que llevan
árbol florido entre plantas
de jazmín y rosas frescas.
175
Quitan diamantes la vista,
las plumas al aire vuelan,
que a los ingenios espantan,
colores el alma alegran.
El murmurar de la gente
180
parece viento en las selvas,
entre aquel silencio grande,
el rumor de las abejas.
Vienen los primeros dos
del Conde de Lemos, que eran
185
don Francisco y don Fernando
de Castro, gloria y nobleza.
A Carlos, duque de Turcis,
hijo del famoso Andrea,
y a don Diego Mercader,
190
como el sol que su luz muestra.
Don Fernando de Toledo
y don Mendo de Ledesma,
el conde de Belarmón
y el príncipe de Manfelta.
195
Don Altamos con el conde
de Juste, gallardos llegan,
y don Gaspar Mercader,
bizarro en todas empresas.
Galán don Diego Pacheco,
200
mueve los ojos y lengua;
luego el conde de Paredes
y don Alonso Lucena,
don Enrique de Gastón
con el marqués de Corella,
205
don Luis de Calatayud
con el vizconde de Güelva.
Aquí la música vino
bien adornada y compuesta.
El alférez de Madrid
210
vi luego venir tras ella,
a don Carlos de Arellano,
a Laso, señor de Cuerva;
a don Diego de Santoyo,
a don Pedro de Fonseca,
215
a don Fadrique de Palafros
y el señor de Igares entra;
don Martín Alfonso, noble
que tras sí los ojos lleva;
el conde de Ifar y el conde
220
de Fuentes, Marte en la guerra;
don Francisco de Velasco,
el de Coca y Salvatierra,
don Antonio de Toledo,
don Jerónimo Viruela;
225
de morado el de Ladrada,
y el color que desespera;
Perales, Gonzaga y Lelio,
este en Malta es el que enseña;
don Luis Alfonso y Ruy Gómez,
230
don Francisco de Ribera,
don Fortuno de Madiezgo,
el de Arica, Blaga y Berga,
el de Lemos, visorrey,
digno en Nápoles cabeza;
235
el gran conde de Miranda,
que hoy a Castilla gobierna;
los duques Cardona y Nájara,
el de Alburquerque y la Cueva,
don Rodrigo de Meneses,
240
don Alonso de Fonseca,
el de Córdoba y Fernández,
de la gran casa de César;
don Enrique de Mendoza,
luego don Sancho de Leiva,
245
don Juan, don Alonso Idiáquez,
conde de Orgaz, y el de Belda,
el de Altamira y Coruña,
el de Morata, el de Lerma,
y luego, tras estos dos,
250
el marqués de la Povera,
Treviño y Gibraleón,
Navas por Ávila a Celsa,
el de Cerralbo, y el duque
de Pastrana, y su belleza.
255
Con don Juan de Sandoval,
que es hermano del de Denia,
don Felipe de Cardona,
el que a Guadalete hereda,
el marqués de Montes Claros,
260
el de Laguna y Cerdeña,
con el Bailío general
el de Canuza y Baltera.
El conde de Casarrubios
con don Juan de Sanoguera,
265
el conde de Villa Alonso,
don Pedro de Castro, Esteban
de Ibarra, conde de Oñate,
el de Saldaña y su tierra,
el marqués de San Germán,
270
rayo en la guerra francesa.
Don Luis Ferrer, don Fernando
de Zúñiga.

AURELIANO
Bien lo cuenta.

LEONIDO
Don Baltasar, don Francisco
de Valdés.

AURELIANO
Memoria eterna.

LEONIDO
275
Don Enrique Guzmán,
de admirable gentileza.
Los de Tarsis, padre e hijo,
de negro y pardo le muestran.
Con don Martín de Alagón,
280
de airosa y gentil presencia,
Gutiérrez, López, Padilla,
a que las juzguen entrega.
Sus galas Italia y Francia
ha puesto en su competencia.
285
Por no cansarte, Aureliano,
no te digo lo que resta,
porque es proceso infinito,
y aquí la música llega.
De sus ropas coloradas
290
vistió la ciudad trompetas,
chirimías y atabales.

AURELIANO
Si te cansa, aquí lo deja.

LEONIDO
Prosigo, que ocho oficiales
vinieron con ropas nuevas.
295
Las trompetas y clarines
del rey tras aquesto llegan,
de amarillo y colorado.

AURELIANO
Pues las otras ¿de quién eran?

LEONIDO
De la reina eran las otras.

AURELIANO
300
Prosigue.

LEONIDO
Luego se muestra
el capitán con la guarda,
con ropa y blanca librea.
Luego los cuatro maceros
con sus mazas, y tras estos
305
otros cuatro reyes de armas
con sus hachas.

AURELIANO
¡Grande fiesta!

LEONIDO
El Justicia con su ropa.

AURELIANO
¿Qué color?

LEONIDO
De nácar.

AURELIANO
¡Buena!

LEONIDO
Brocado blanco los forros.

AURELIANO
310
¿Y luego?

LEONIDO
Los Grandes llegan
con el príncipe de Orange,
los Médicis de Florencia,
don Pedro y don Juan Fernández.

AURELIANO
¡Qué libreas!

LEONIDO
¡Qué soberbias!
315
Tras el duque de Gandía
vino el príncipe de Melfa,
de Coria, el Marqués de Turcis,
el duque de Alba, el de Feria.
Luego, debajo de un palio,
320
la majestad de la reina,
con un blanco palafrén,
con una gualdrapa negra.
De oro era el sillón
y ocho del diestro le llevan
325
jurados, y regidores
el palio.

AURELIANO
¡Grandeza inmensa!

LEONIDO
El vestido a la española,
de tela de primavera,
encarnada, verde y blanca,
330
con unas Indias de perlas.
Su serenísima madre,
la señora archiduquesa,
con el archiduque Alberto
se siguieron detrás de ella.
335
La camarera mayor,
que es de Gandía duquesa,
tas ella entró, y doce damas
en palafrenes tras ella
de dos en dos se mostraron
340
con nunca vista belleza,
compitiendo en hermosura
castellanas y tudescas.
Los casamientos, los arcos,
las justas, torneos y fiestas,
345
saraos, colaciones, luces,
no piden que los refiera.
Guárdelos Dios muchos años,
para que España los vea
en próspera sucesión,
350
salud, vida y paz eterna.

AURELIANO
Redondilla
Como el sermón acabaste,
muy cansado quedarás.

LEONIDO
Tú, porque le oíste, más.

AURELIANO
Y tú, porque tanto hablaste.

LEONIDO
Redondilla
355
Mi hermano viene.

AURELIANO
Perdona;
que no le tengo de hablar.

LEONIDO
¿Quiéresme en casa aguardar?

AURELIANO
Tuya es la casa y persona.

Vase Aureliano y sale Manfredo.

MANFREDO
Redondilla
Seas, hermano, bien venido.
360
Mil veces enhorabuena.

LEONIDO
¿Tú, Manfredo, a darme pena?
Otras tantas mal venido.

MANFREDO
Redondilla
¿Eso me traes de Valencia?
Pudieras quedarte allá.

LEONIDO
365
Y ¿qué bien he hallado acá
de tu parte y de tu ausencia?

MANFREDO
Redondilla
¿Ya querrás vengar en mí
tus viejas melancolías?

LEONIDO
No es eso.

MANFREDO
Pues ¿qué?

LEONIDO
¿Sabías
370
que amaba a Flérida?

MANFREDO
Sí.

LEONIDO
Redondilla
¿También sabrás que Aureliano
era su hermano?

MANFREDO
También.

LEONIDO
¿Y que a Flavia quiere bien?

MANFREDO
Como tú a su hermana, hermano.

LEONIDO
Redondilla
375
Pues ¿por qué has dado en servir
a la dama de mi amigo?

MANFREDO
¿Hablas de veras conmigo?

LEONIDO
¿Cuándo suelo yo fingir?

MANFREDO
Redondilla
Si yo a Flérida sirviera,
380
siendo dama de mi hermano,
era tu ofensa, y en vano
disculparme pretendiera.
Redondilla
Mas que si un hermano tiene
y este también tiene dama,
385
ya se sabe por la fama
que en servillos se entretiene,
Redondilla
¿no la puedo yo servir?
¡Es un extraño rigor!

LEONIDO
Que no es lícito el amor
390
no es lo que quiero decir;
Redondilla
mas que si tú procurabas
ser de Aureliano enemigo,
le enemistabas conmigo
y su afición me quitabas;
Redondilla
395
porque siendo yo tu hermano
y tú su competidor,
de nuestro pasado amor
deja la esperanza en vano.
Redondilla
Y así te has de resolver
400
Manfredo, en dejar a Flavia,
pues es con lo que se agravia
un hombre que he menester.
Redondilla
Más no me hables ni veas.

MANFREDO
Bien has mostrado, Leonido,
405
el amor que me has tenido
y lo que mi bien deseas.
Redondilla
¡Oh, qué justo galardón
de lo que en tu ausencia he hecho!

LEONIDO
¿Tú, en mi ausencia?

MANFREDO
Yo.

LEONIDO
(Sospecho
410
que ha habido alguna traición.)
Redondilla
Di, hermano, así Dios te guarde,
y basta este dulce nombre:
¿Qué has hecho?

MANFREDO
He espantado a un hombre
del puesto mañana y tarde.
Redondilla
415
Y algunas noches sin él,
a otros cuatro camaradas
dalles muchas cuchilladas,
que esto lo sabe un broquel
Redondilla
que tú estimas; y si adviertes,
420
le verás todo pasado,
y de golpes que le han dado
deshechos los cercos fuertes.
Redondilla
Y esta que traigo ceñida,
llena de una y otra mella,
425
defendiéndome con ella,
hasta el recazo teñida.

LEONIDO
Redondilla
(¡Válgame Dios! ¿Que eso pasa?
¿Hombres Flérida entretiene,
y hombre que la honra y viene
430
de noche armado a su casa?
Redondilla
¿Hombre Flérida? ¡Paciencia!
Bien dicen, verdad ha sido,
que son mudanza y olvido
las condiciones de ausencia.
Redondilla
435
¡Ausencia! crisol que aprueba
la fe quien su fuego apura.)

MANFREDO
Quien así tu bien procura
mira el galardón que lleva.

LEONIDO
Redondilla
¡Oh, hermano y todo mi bien!,
440
sirve a Flavia, y de Aureliano
no cures; tú eres mi hermano,
mi vida y sangre también.
Redondilla
Voy a ver aquella fiera
que en mi vida veré más.

MANFREDO
445
Aguarda un poco, que vas
muy libre de esa manera.

LEONIDO
Redondilla
Entre Celio y quitareme
las botas y espuelas.

MANFREDO
Entra.

LEONIDO
Quien celos viniendo encuentra,
450
¡oh, ausencia! infierno te llame.
Redondilla
Pero espero, hermano mío,
que, celoso de mi fuerzaN
X
Nota del editor

«Estos dos versos no riman.»

,
lo principal de mi injuria
cegaba mi desvarío.
Redondilla
455
¿Quién es, Manfredo, el gallardo
que todo mi bien me quita?

MANFREDO
Rosardo la solicita.

LEONIDO
¿Rosardo?

MANFREDO
El mesmo.

LEONIDO
¿Rosardo?
Redondilla
¡Ah, cielo, qué mucho fue!
460
¡Ah, riqueza, y cuánto puedes!
Cubres de oro las paredes,
yo de una desnuda fe.
Redondilla
Por mi casa trepa Amor
cual hiedra, y tan verde asiste;
465
la suya de tela viste,
mas no de sangre mejor.
Redondilla
¡Ah, Flérida! ¿El interés
te ha cegado?

MANFREDO
¿Qué no pudo?

LEONIDO
¡Pobre Amor!

MANFREDO
Está desnudo
470
de la cabeza a los pies;
Redondilla
sujeto a vaya y a montes.

LEONIDO
Y a la inclemencia del cielo,
al frío, al calor y al hielo,
y a la infamia.

MANFREDO
Y aun [a] azotes.

LEONIDO
Redondilla
475
¡Ven, hermano, que estoy loco!

MANFREDO
Enternecido te escucho.

LEONIDO
¡Ah, Manfredo, quiero mucho
y correspóndeme poco!

Vanse, y salen Flérida y Flavia.

FLÉRIDA
Redondilla
Entra y siéntate.

FLAVIA
No puedo.

FLÉRIDA
480
¿Tan de prisa?

FLAVIA
Voy perdida.

FLÉRIDA
Detente.

FLAVIA
No ¡por tu vida!
que tengo recelo y miedo.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Así pasas por mi casa?
Rigurosa en todo eres.

FLAVIA
485
Con hombres, que con mujeres
no he sido en mi vida escasa.

FLÉRIDA
Redondilla
Si no te viera pasar,
yo te digo que no entraras.

FLAVIA
Pues si tú no me llamaras,
490
yo no me atreviera a entrar.

FLÉRIDA
Redondilla
Quítate, si quies, el manto
de encima de la cabeza.

FLAVIA
No, no; suelta.

FLÉRIDA
¡Qué belleza!
¡Bendígate el cielo santo!
Redondilla
495
¿Con qué le enrizas?

FLAVIA
El pelo
me corta el hierro, y así
siempre huye el fuego de mí,
que debo de ser de hielo.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Entrénzasle?

FLAVIA
Sí.

FLÉRIDA
Bien haces,
500
aunque no sale tan bien.

FLAVIA
Sí, como una noche estén.

FLÉRIDA
Mejor es que el pelo enlaces
Redondilla
con aquestos alfileres
que usan en la corte agora.

FLAVIA
505
Por detenerme, señora,
echarme esos lazos quieres.

FLÉRIDA
Redondilla
No, sino que tu hermosura
me entretiene de esta suerte,
que huelgo de hablarte y verte.

FLAVIA
510
Mejor Dios me dé ventura.

FLÉRIDA
Redondilla
Unas flores te he de dar
que de Italia me han traído.

FLAVIA
La de haberme entretenido
habrá de salirme azahar.

FLÉRIDA
Redondilla
515
Pues ¿tienes a quien le pese
que vengas aquí?

FLAVIA
Un hermano,
que es extraño.

FLÉRIDA
¿Y Aureliano
se teme…

FLAVIA
¡Ah, si él lo supiese!

FLÉRIDA
Redondilla
¿Qué Manfredo es tu galán?

FLAVIA
520
Pues ¿lo sabes?

FLÉRIDA
Yo, no.

FLAVIA
Ese pienso estimar yo;
los demás se cansarán.

FLÉRIDA
Redondilla
Quiero de suerte a Leonido,
que el ser Manfredo su hermano
525
me ha de obligar que Aureliano
ponga a tu desdén olvido.
Redondilla
Detenerte pretendía
por que él te gozase e hiciese;
mas ya, aunque morir le viese,
530
ningún bien te pediría.

FLAVIA
Redondilla
¿Qué quieres con tanta fe?

FLÉRIDA
Estoy perdida de amor.

Salen Manfredo y Leonido.

LEONIDO
Entra, que todo es furor.

MANFREDO
En sus efetos se ve.
Redondilla
535
(¡Ay, Dios!

LEONIDO
¿Qué?

MANFREDO
Flavia está aquí.

LEONIDO
¡Flavia! Pues ¿cómo?

MANFREDO
Su hermano.
Sin duda quiere a Aureliano
y ya me aborrece a mí.

LEONIDO
Redondilla
¿Aureliano viene a ver?
540
¡Buenos estamos los dos!
No hay confianza ¡por Dios!
que esté segura en mujer.

MANFREDO
Redondilla
Tú venías a reñir
y yo venía a escuchar;
545
ya puedo yo solo hablar
y tú me podrás oír.
Redondilla
¡Flavia en casa de Aureliano!
¡Vengarme tengo, por Dios!)

FLÉRIDA
(Oye, ¿quién son estos dos,
550
Flavia?

FLAVIA
Leonido y su hermano.)

FLÉRIDA
Redondilla
¡Bien mío!

LEONIDO
¡Guárdate allá,
mudable, falsa, perjura!

FLÉRIDA
¿Cómo es eso? ¿Qué locura
atrevimiento te da?

LEONIDO
Redondilla
555
La locura fue el querer
una mujer que ha querido
a quien ya puso en olvido.
Mas ¿Qué mucho? Era mujer.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Quién como yo te ha esperado
560
con tanto amor, señor mío?

LEONIDO
¡Desvía!

FLÉRIDA
Injusto desvío.
¿Qué es esto? ¿Quién te ha mudado?

FLAVIA
Redondilla
Y tú, ¿cómo enmudeciste?
¿Qué es lo que tienes, Manfredo?
565
¿Traes otro igual enredo?
¿Qué miras? ¿De qué estás triste?

MANFREDO
Redondilla
¿Qué no es causa, te parece,
estar aquí?

FLAVIA
Bien estoy.
Escucha, que el ser quien soy
570
algún crédito merece.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Yo un hombre?

LEONIDO
Tú un hombre, pues.

FLÉRIDA
¿Yo en tu ausencia?

LEONIDO
Tú, enemiga.

FLÉRIDA
¿Quieres, Leonido, que diga
esta libertad lo que es?

LEONIDO
Redondilla
575
¿Qué puedes decir?

FLÉRIDA
Escucha.

LEONIDO
Prosigue.

FLÉRIDA
Tú hiciste ausencia
de estas islas a Valencia,
poca a ti y a mi amor mucha.
Redondilla
Con la gala y bizarría
580
de corte y de forastero,
y quizá con el dinero
que de refresco venía,
Redondilla
picaste en algún sujeto
que te pareció divino,
585
porque un hombre de camino
nunca es casto ni discreto.
Redondilla
Daríate ella a entender
que era dama del sarao;
habría coche en el Grao,
590
por ventura, de alquiler.
Redondilla
Y tú, muy devoto y bobo,
adorando calle y teja,
porque dicen que la oveja
más simple esa engaña al lobo.
Redondilla
595
Daríate alguna llave
de puerta falsa o jardín,
y encareciéndote al fin
fingiendo una madre grave.
Redondilla
Tú, quitados los zapatos
600
por no despertarla, irías
descalzo a estas romerías
con mil honestos recatos.
Redondilla
Volviendo, pues, a la puerta
cerrarías quedo y mal,
605
estando la principal
a mil pícaros abierta.
Redondilla
Y cuando ya entre sus brazos,
enseñados a mil gentes,
y en los tuyos inocentes
610
trasvases diversos lazos,
Redondilla
con una cierta blandura
dirías: “¿Posible ha sido,
mi señora, que Leonido
merece tanta ventura?”
Redondilla
615
Y ella, regalada entonces,
diría tales razones:
“Vos podéis vencer leones,
rendir fieras, partir bronces”.
Redondilla
Y luego preguntaría
620
qué dejabas en tu tierra,
y en esta celosa guerra
algún pucherito haría.
Redondilla
Tú, muy ciego y satisfecho,
le dirías: “¡Vive Dios,
625
que solo os adoro a vos
y sois dueño de mi pecho!
Redondilla
Verdad es que allá he querido,
no teniendo que hacer nada,
a una mujer encerrada,
630
que es negocio de marido.
Redondilla
Mas dadla al diablo, que es fea
y mujer de escribanía,
despachando cada día
necedades que desea.”
Redondilla
635
Y con eso saldría el sol
a las voces de la aurora,
e iríase la señora
a visitar su arrebol.
Redondilla
Pasaría en estos días
640
de la reina el casamiento,
y andando tú sobre el viento
en galas y cortesías.
Redondilla
Y, acabándose el dinero,
saldrías de allá llorando,
645
y ella quedaría cantando
la ausencia del majadero.
Redondilla
Vendrá por lo que ha quedado,
y ahora, para volver,
quiéresme dar a entender
650
que en tu ausencia me he mudado.
Redondilla
Anda, Leonido, camina;
que ya entiendo tu intención.

LEONIDO
Y yo tu falsa razón,
que me abrasa y desatina.
Redondilla
655
Vengo a quejarme de ti,
y has sabido tanto hacer,
que te ha de satisfacer,
cuando pensé que tú a mí.
Redondilla
¡Ay, Flérida; si escogieras
660
quien no te entendiera tanto!
¡Oh, qué falso hechizo, y cuánto
en sus orejas pusieras!
Redondilla
Pasa Rosardo los días
en tu calle y en tu puerta,
665
y cuando ella no esté abierta,
abres tú las celosías.
Redondilla
Pasa las noches en ellas,
cuando por ponelle miedo
sale mi hermano Manfredo
670
echando de sí centellas.
Redondilla
Y para darle color
al monstruo de esta insolencia,
finges que tengo en Valencia
oculto o público amor.
Redondilla
675
Que mejor verse podría,
viendo desventuras tales,
que apenas de tus umbrales
saqué los pies aquel día,
Redondilla
cuando, pasando Rosardo,
680
que iba famoso galán,
al relinchar su alazán
y a herir el suelo gallardo,
Redondilla
a la ventana saldrías
en quitándote el sombrero.
685
“¡Oh, qué airoso caballero”,
muy melindrosa dirías.
Redondilla
Y el, al favor entendido,
allegándose a la reja,
te diría alguna queja
690
del viejo amor de Leonido.
Redondilla
Tú, despreciando el ausente,
dirías que yo era un loco;
que tenéis al pobre en poco
cuando está el rico presente.
Redondilla
695
Con esto habrá continuado
las noches a este balcón,
dando a mi hermano ocasión.
Ea, que Aureliano ha entrado.

FLÉRIDA
Redondilla
¡Triste de mí!

FLAVIA
¿Qué no puedo
700
vencerte?

MANFREDO
Tan mal podrás,
que ya no me has de ver más.

FLAVIA
Oye, escúchame, Manfredo.

Sale Aureliano y Rosardo.

AURELIANO
Redondilla
(Entra, Rosardo, que aquí
mis enemigos están.)

ROSARDO
705
Oye, que es cuento galán.
Piénselo, y sucede así.

AURELIANO
Redondilla
Viene Leonido a buscarme.
No tenéis de qué temer;
que mi gusto se ha de hacer,
710
llegado a determinarme.

ROSARDO
Redondilla
Otra dama hay de visita.
Oíd, que es Flavia ¡por Dios!

AURELIANO
Pues hablémosles los dos,
y tú mi bien solicita.
Redondilla
715
¡Oh, Leonido!

LEONIDO
¡Oh, Aureliano!
A buscaros he venido.

AURELIANO
Huélgome yo que Leonido
traiga también a su hermano.

ROSARDO
Redondilla
Muy a propósito viene;
720
y así, podéis comenzar
este negocio a tratar.

LEONIDO
(Negocio dice que tiene.)

FLÉRIDA
Redondilla
(¡Triste de mí! ¿Qué será?)

AURELIANO
Dios os guarde, hermana mía,
725
y a la hermosa compañía
que honrado la casa está.

FLAVIA
Redondilla
Bésoos, mi señor, las manos.

AURELIANO
Huélgome que seáis testigos
de la fe de dos amigos
730
y el amor de dos hermanos.

FLÉRIDA
Redondilla
En todo te he de servir.

AURELIANO
Estimo aquesa presencia,
y así, con vuestra licencia…

FLÉRIDA
Digo, bien podéis decir.

AURELIANO
Octava real
735
Hermana, si la falta de tu madre,
que ha mucho que tu padre goza el cielo,
me dio, cual sabes, título de padre,
de hermano sangre y de tu amigo el celo,
bien verás que buscando lo que cuadre
740
a tu remedio y vida me desvelo;
y esto baste por prólogo, si es llano
que he sido más tu amigo que tu hermano.
Octava real
No hay ocasión que tanto olvide el hombre
como es igual y honrado casamiento,
745
ni cosa que le obligue más ni asombre
como la dilación de este momento.
Es el marido el más alegre hombre,
gloria de la mujer, honra y contento;
y aunque después la llaman dura carga,
750
eslo mucho el amor cuando se alarga.
Octava real
Pues ¿qué será mi gusto y alegría,
habiendo hallado un dueño tan gallardo,
a la misma mitad del alma mía,
como las prendas del señor Rosardo?
755
Sin más testigos, este alegre día,
donde los buenos de tu vida aguardo,
en San Pedro los dos oyendo misa
de este cuidado y de tu amor me avisa.
Octava real
Hele traído aquí, porque este celo
760
y el lugar donde el caso me ha contado
orden me pareció del mismo cielo,
y es bien que entre los dos quede firmado.
Alza los ojos, Flérida, del suelo;
que, aunque vergüenza los habrá bajado,
765
al responder será razón no poca
que compren las perlas de tu bella boca.

FLÉRIDA
Octava real
Excusarme quisiera, si pudiera;
mas pues es imposible el excusarme,
en otra parte, hermano, mejor fuera
770
que vinieras sobre ese caso a hablarme,
pero pues tu virtud no considera
más de hacerme bien y de casarme,
para que no te canses y desveles,
más libre en esto me hallarás que sueles.
Octava real
775
Yo estoy casada ya.

AURELIANO
¿Qué es lo que dices?

FLÉRIDA
Que estoy casada.

AURELIANO
No puede ser eso.

FLÉRIDA
Sí puede ser, y no te escandalices.

AURELIANO
¿Que no me escandalice de este exceso?
¡Con qué pocos colores y matices
780
puedes decir tan áspero suceso!

FLÉRIDA
No me parece mucho; si no tengo
padre y honrada madre, a casar vengo.

AURELIANO
Octava real
¡Que no me escandalice ni me asombre
y que pierda la vida y la paciencia!

FLÉRIDA
785
Cuando sepas los méritos del hombre,
sin hacer a Rosardo competencia,
tú me disculparás.

AURELIANO
Dime su nombre.
Supuesto que el casar sin mi licencia
ha sido error, si fuera rey del mundo.

ROSARDO
790
(¿Habrá dolor, a mi dolor segundo?)

FLÉRIDA
Octava real
Leonido es.

AURELIANO
Tú, Flérida, escogiste
un caballero honrado, noble y pobre,
y pues pobre como es también naciste,
no puede ser que la razón te sobre.
795
En Rosardo ya ves lo que perdiste,
aunque Leonido y su valor te sobre;
pero creo grande bien de tu linaje,
pues por pobreza no era bien te ataje.
Octava real
Tiene Rosardo en la montaña Corza
800
gran tierra fértil, relumbrante y llena
de la cabra montés y suelta corza,
y enlazada la fruta y la colmena
entre los montes como entre una alcorza.
Donde el agua de esa sierra suena,
805
mil jardines donde el mar descubre,
que él de sus barcas y galeras cubre.
Octava real
Tiene en su casa espléndido tesoro,
rico servicio, copia de criados,
tapicerías bellas, camas de oro
810
y bien de renta nueve mil ducados.
Espanta por la mar al turco, al moro;
en dos bajeles que en su costa armados
guarda continuo aquesta isla suya,
que pues la guarda, es bien se le atribuya.
Octava real
815
No sé qué te ha movido ¡vive el cielo!
a querer la pobreza de Leonido,
pudiendo ver de aqueste isleño suelo
el dueño más amado y más querido.
Tú, Leonido, lo juzga, que a ti Apolo
820
del agravio que ves abre el oído,
y juzga, por tu vida, como sabio.

LEONIDO
¿Cómo puedo juzgar en propio agravio?
Octava real
No tengo montes de nevada alcorza,
ni sé qué es fruta, viña ni colmena,
825
ni más que alguna vez matar la corza
cuando la brama por el monte suena;
ni sé cuándo el bajel camina a orza,
ni espanto al moro ni le causo pena,
ni tengo joyas ricas de este modo;
830
mas tengo un alma donde cabe todo.
Octava real
Tu hermana dice que yo soy su esposo,
sin duda soy más rico que Rosardo.

ROSARDO
A lo menos, Leonido, más dichoso
que hombre nació jamás, corso ni sardo.
835
Tú solo eres el rico y generoso,
tú solo el bien nacido y el gallardo,
y así es bien que te den por hombre solo
lo que es única fénix de este polo.
Octava real
Yo no tengo riquezas, que es locura
840
pensar algunos que es posible haberlas
en casa donde falta la ventura
si sobrasen racimos de oro y perlas;
y pues no he merecido su hermosura,
otro puede heredarlas y tenerlas.
845
No las gozaré yo; no tendré vida.
Todo es pobreza, Flérida perdida.
Octava real
Saldré luego de Córcega furioso,
más que de las montañas el novillo
baja al mar cuando está furioso
850
comienza al que le vence a perseguillo.
No quiero a España, Italia, ni al famoso
estandarte de bárbaros cuchillo,
Iré a volverme moro, y de tal suerte,
que sea de esta isla infame muerte.
Octava real
855
Pasarme quiero a Argel, y pues he sido
conocido de Argel, seré estimado;
dos galeras que tengo, si otras pido,
cosario me han de hacer del moro armado.
A vuestra costa volveré ofendido,
860
donde, robando en agua y en poblado,
satisfaga el afrenta recebida.
Y todo es poco, Flérida perdida.

AURELIANO
Octava real
¿Oyes, Rosardo?

ROSARDO
Déjame, Aureliano.

AURELIANO
Hermana, ¿no te mueve lo que intenta?

FLÉRIDA
865
Dile a Leonido de mujer la mano.

ROSARDO
Presto veréis satisfacer mi afrenta.

FLÉRIDA
¿Esto temes de un hombre, de un cristiano?

ROSARDO
Yo os quitaré la hacienda con la vida.
Mas todo es poco, Flérida perdida.

Vase Rosardo.

FLAVIA
Octava real
870
Furioso va.

LEONIDO
¿Qué importa que lo vaya?
Noble Aureliano, no mostréis tristeza,
pues para nuestro deudo no os desmaya
de mi parte la falta de nobleza.
Ya os digo que no pase de la playa
875
su venganza, su fuerza y su braveza.

AURELIANO
No me quejo ni yo estoy ofendido
de emparentar con vos, caro Leonido.
Octava real
Mas como aqueste caso no sabía,
truje a Rosardo y esforcé tu gusto.
880
Oíd aparte.

LEONIDO
De mi compañía
tampoco os puede resultar disgusto.

AURELIANO
Pues si de Flavia ablanda la porfía,
lo que en tu hermano de contino es justo,
en el amor de Flavia, que pretendo,
885
daros mi hermana con mi hacienda entiendo.

LEONIDO
Octava real
Pues ¿qué puedo yo hacer?

AURELIANO
En las porfías
que de aqueste su amor tras este hispano,
le podéis ausentar algunos días
de Córcega a Manfredo, vuestro hermano.
890
Haranse vuestras bodas y las mías
todas a un tiempo.

LEONIDO
Dadme acá esa mano;
que yo echaré de Córcega a Manfredo.

AURELIANO
Por vuestro esclavo eternamente quedo.
Octava real
Pues llevadle de aquí, para que pueda
895
hablar a Flavia.

LEONIDO
¡Hola, Manfredo! Vamos.

MANFREDO
Voime; queda con Dios.

LEONIDO
Conmigo queda.

MANFREDO
¿Qué hay de mi boda?

LEONIDO
Ya la concertamos.

MANFREDO
¡Cosa que hablando aqueste a Flavia exceda!

LEONIDO
Seguros de su amor los dos estamos.
900
¡Anda acá, necio!

MANFREDO
Voy celoso.

LEONIDO
Acaba.

MANFREDO
¡Brava es esta prisión!

LEONIDO
¡Y cómo brava!

Vanse los dos; quedan Aureliano, Flavia y Flérida, que han estado hablando aparte.

FLÉRIDA
Redondilla
Eso y más diré por ti,
si en eso está tu contento.

AURELIANO
Consiste tu casamiento
905
en que te duelas de mí.
Redondilla
Y convídala a la mar,
por que con nosotros vaya,
y merendará en la playa.

FLAVIA
Licencia me puedes dar,
Redondilla
910
que me he tardado y me aguardan
mis criados.

FLÉRIDA
¿Ya te vas?
¿Aún parabién no me das?

FLAVIA
No; porque mis bienes tardan
Redondilla
y quisiera yo también
915
que iguales fueran los dos.

FLÉRIDA
(Habla a mi hermano ¡por Dios!
¡Mira que te quiere bien!
Redondilla
Dale, aunque fingido sea,
alguna nueva esperanza;
920
que mientras el bien se alcanza
descansa quien le desea.
Redondilla
Y mira que has de ir al mar
a pasear sus extremos;
que quiere que en él hablemos
925
y darte de merendar.

FLAVIA
Redondilla
Haré cuanto tú quisieres,
si da licencia mi tío.

FLÉRIDA
¡Jesús! Es gran señor mío,
más que tú mi amiga eres.
Redondilla
930
Dile algo a este, que está
toda la color perdida.

FLAVIA
Nunca puedo, ¡por tu vida!,
si no me sale de acá.

FLÉRIDA
Redondilla
¡Ea, esfuérzate; no seas
935
tan cruel con un rendido!

FLAVIA
Tú, como tienes marido,
dársele a todas deseas.
Redondilla
En nombre de Dios, que voy.

FLÉRIDA
Sentíasle y no le ves.

FLAVIA
940
Pero ¿qué dirá después,
si ve que tan libre soy?
Redondilla
Dile a él que me hable a mí.)

FLÉRIDA
Llégate acá, pecador.

AURELIANO
Si peca quien tiene amor,
945
y lo soy desde que os vi.

FLAVIA
Redondilla
Decídmelo muy aprisa,
porque ya es tarde y me voy.

FLÉRIDA
Id con ella.

FLAVIA
En esto estoy.

FLÉRIDA
No tengas miedo, que es risa.

AURELIANO
Redondilla
950
Pues, ¿qué temes?

FLAVIA
Nada temo.

AURELIANO
Pues con vos tengo de ir,
porque así os quiero decir
de este mi amor el extremo.

FLAVIA
Redondilla
Vamos.

FLÉRIDA
Y yo acompañaros
955
hasta la puerta, señora.

FLAVIA
Bastará que yo agora
os tenga con abrazaros.

AURELIANO
Redondilla
(¡Quién otro tanto pudiera!
Hermana, apriétala más.

FLÉRIDA
960
En la escalera podrás
abrazalla.

AURELIANO
¡Amor lo quiera!)

Vanse. Salen Rosardo, y Olimpo, y Mauricio, criados.

ROSARDO
Endecasílabos sueltos (tirada)
Ten en cuenta, Olimpo, de todo lo que digo.

OLIMPO
Digo que yo lo haré como lo trazas.

ROSARDO
Harás, pues, que parezca la galera
965
con sus velas bastardas y sus gavias;
pondrás los estandartes con sus lunas
y pintarás muy bien la popa y proa.

OLIMPO
Ya te entiendo, señor; quieres decirme
que ponga la galera de manera
970
que parezca morisca galeota.

ROSARDO
Eso has de hacer, y luego juntamente
vestir los marineros y oficiales
de moros, y encargalles el secreto,
y esto mismo a mis pajes y criados.
975
Mas, para que no entiendan el secreto,
diles a todos que me he vuelto moro.

OLIMPO
Pues ¿qué has de hacer así?

ROSARDO
Con ello quiero
asombrar esta costa de mi patria
porque volverme moro he pretendido.
980
Y ¿cómo lo he de hacer, si soy cristiano,
hijo de padres nobles y católicos?
Pero fingirlo por venganza puedo
hasta que llegue de tenerla el día.-
Tú, Mauricio, que, en fin, de los dos fío
985
mi honra, que la estimo más que al alma,
porque os crio mi padre desde niños,
irás con una barca a aquella isla
que el otro día hallamos despoblada.
Allí procurarás tener seis tiendas
990
entre las casas viejas que allí había;
que yo diré que el Gran Señor me manda
edificar agora un fuerte en ella,
y allí podré tener los que cautive,
y pensarán que están entre los moros.

MAURICIO
995
¿De suerte que pretendes que en la isla
entiendan todos cómo ya eres moro
y enemigo mortal del cristianismo,
solo por cautivar tus enemigos?

ROSARDO
Esto pretendo, y que cautivos sean
1000
sin ser cautivos, y que toda Córcega
entienda que Rosardo ha renegado.

OLIMPO
Digo que es el fin maravilloso.

ROSARDO
Partid y aparejad al pensamiento,
que yo voy a vestirme de secreto,
1005
y no quede hombre en casa sin ser moro,
hasta aquellos que sirven la cocina.

OLIMPO
Mejor será, señor, por más secreto,
llevarlos a la mar sin avisallos,
como que vas a caza a aquesos montes,
1010
y harás que todos entren en galera,
y luego mandarás que se desnuden
y se vistan de moros, pues lo eres,
y gusten de seguir lo que tú sigues,
y que el quejarse algunos será en vano.

ROSARDO
1015
Discreto eres, Olimpo; al mar los lleva,
y diles que por fuerza han de ser moros.

MAURICIO
Quiero darte un consejo.

ROSARDO
Dilo presto.

MAURICIO
Luego como estén como tú gustas,
manda que vaya la galera luego
1020
a la isla de Córcega vecina
diciendo que el gran turco te lo manda
y que la comisión del fuerte llevas.

ROSARDO
Bien dices, y con eso nuestra gente
creerá sin duda que me he vuelto moro;
1025
y en lo que toca a ellos, di que el hombre
que quisiera vivir como cristiano
viva en buen hora, que no fuerzo a nadie,
que solo quiero que se ponga el hábito.

OLIMPO
Vamos, pues, a hacer lo que conviene
1030
y aprestar la galera.

ROSARDO
Amor, ¿qué intentas
hacer de tus extraños pensamientos?
¡Brava máquina intento! ¡Brava vida!
Mas poco es todo. Flérida perdida.

Vanse y salen Manfredo y Leonido.

MANFREDO
Redondilla
¿Cómo a Cerdeña me envías?

LEONIDO
1035
Manfredo, excusa razones,
que estas amonestaciones
me has de traer en seis días.
Redondilla
La Pascua es todo mi bien;
en sus tres días se hacen.

MANFREDO
1040
Todas estas cosas nacen…
no quiero decir de quién.
Redondilla
¿No bastará que un criado
las vaya a hacer?

LEONIDO
Tú has de ir,
que lo que me va el vivir
1045
no ha de ir a un necio encargado.

MANFREDO
Redondilla
¿Que ahora me he de embarcar,
teniendo tan grande amor
y un fuerte competidor?;
¿queréisme, hermano, acabar?

LEONIDO
Redondilla
1050
Calla; ¿no quedo yo aquí
para volver por tu ausencia?

MANFREDO
No lo has hecho en mi presencia
¿y haraslo ausente por mí?
Redondilla
Y más teniendo cuñado
1055
a este mi fiero enemigo.

LEONIDO
Has hecho oficio de amigo,
que tú a Flérida has guardado
Redondilla
y desde entonces te debo,
Manfredo, esta obligación.
1060
Ten ¡por tu vida! atención,
que es obligarme de nuevo.

MANFREDO
Redondilla
Pues, hermano mío querido,
mi Flavia queda en tus manos,
casémonos dos hermanos
1065
juntos, Manfredo y Leonido.
Redondilla
Guárdamela de Aureliano,
que yo iré a Cerdeña.

LEONIDO
El cielo
te vuelva a tu patrio suelo.

MANFREDO
Pues adiós.

LEONIDO
Adiós, hermano.

MANFREDO
Redondilla
1070
Mira que me enojaré
si hay alguna novedad.

Vase Manfredo.

LEONIDO
Por sangre, por amistad
te empeño palabra y fe.-
Redondilla
¡Cuán poderoso es Amor!
1075
¡Líbreme Dios de su arco!
Hoy a ser traidor me embarco,
y a mi sangre soy traidor,
Redondilla
Quiero a Flérida de suerte
que, porque a su gusto cuadre,
1080
diera la muerte a mi padre
y a mí me diera la muerte.

Sale Aureliano.

AURELIANO
Redondilla
¡Que aquí te acertase a hallar!

LEONIDO
A muy buen tiempo has venido.

AURELIANO
Pues ¿qué hay de nuevo, Leonido?

LEONIDO
1085
Mi hermano queda en la mar.
Redondilla
A Cerdeña le he enviado
a hacer mis publicaciones.

AURELIANO
Y un clavo y ese me pones.

LEONIDO
Soy tu amigo y tu cuñado.
Redondilla
1090
¿De dónde agora venías?

AURELIANO
De acompañar a mi Flavia.

LEONIDO
¿Trátate bien?

AURELIANO
No me agravia
como estos pasados días.
Redondilla
Mañana las llevo al mar
1095
a los dos.

LEONIDO
Iremos juntos.

AURELIANO
No, no, que es ponello en puntos;
no demos que sospechar.
Redondilla
Merendarán en la playa.

LEONIDO
Basta acompañarla y vella
1100
y que te mueres por ella,
y ve que a tu gusto vaya.

AURELIANO
Redondilla
Mi amor la pienso contar
antes que a Valencia vuelva.
Haremos que se resuelva.

LEONIDO
1105
¿Quiéresla esta noche hablar
Redondilla
ates que la noche huya,
si es que a la ventana sale?

AURELIANO
Si la escuridad nos vale,
quitarele la luz suya.

LEONIDO
Redondilla
1110
Mi hermano toca a la reja
con la espada.

AURELIANO
¡Linda seña!

LEONIDO
Contento parte a Cerdeña
de que guardada la deja.


Acto II

Salen Flérida y Flavia.

FLÉRIDA
Redondilla
En fin, Flavia, ¿que Leonido
1115
puso en paz los dos valientes?

FLAVIA
Y otros que estaban presentes,
de quien remediado ha sido.
Redondilla
De suerte que fue forzoso
que quedase por su amigo;
1120
pero no lo está conmigo
de ofendido y de celoso;
Redondilla
y hoy vengo de buena gana
para ir contigo al mar,
porque le quiero picar
1125
por ver si [a] hablarme se allana;
Redondilla
que el verme con Aureliano,
por quien es todo este celo,
le hará venir al señuelo
como pájaro a la mano.

FLÉRIDA
Redondilla
1130
Usas de tu discreción,
y así es justo que le nombres.

FLAVIA
Sé yo muy bien de los hombres,
Flérida, su inclinación.
Redondilla
Ahora en los aires vamos
1135
remontadas a los cielos;
mas no hay hombre que con celos
no venga atadas las manos.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Qué es el cargo que te pone?

FLAVIA
Que con Aureliano hablé
1140
yo; que Leonido fue
alcahuete, y que perdone.
Redondilla
Yo le he dicho en mil papeles
que la sierpe me engañó,
y él de su cielo me echó
1145
con rayos de amor crueles.
Redondilla
Hoy he merecido de él
esta respuesta.

FLÉRIDA
¿A ver? Di.

FLAVIA
Es muy breve. Decía así.

FLÉRIDA
¿Diría mil quejas en él?

FLAVIA
Redondilla
1150
De haber hablado [a] Aureliano
no fue disculpa Leonido.

FLÉRIDA
Gente creo que ha venido.
Escóndele que es mi hermano.

Esconde el billete, y sale Aureliano.

AURELIANO
Redondilla
Ya está previsto todo
1155
y el mar suspenso y en calma,
que, a tener sentido o alma,
no estuviera de otro modo;
Redondilla
que parece que afrentado
de que a verle Flavia viene,
1160
vuelto en hielo o cristal, tiene
todo su margen dorado.
Redondilla
Está la barca en la orilla,
lo que se puede pintar
con mil ninfas de la mar
1165
que van alzando la quilla.
Redondilla
Háceles sombra un peñasco,
que ser su dosel promete,
y después un tendalete
de un verde y blanco damasco.
Redondilla
1170
Pero direos una cosa
que espanto os ha de poner,
aunque os ha de parecer
inventada y fabulosa.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Es, por dicha, de Rosardo?

AURELIANO
1175
Del mismo.

FLÉRIDA
Es grande inventor.

AURELIANO
Allí llegó un pescador
vestido un capote pardo,
Redondilla
como le traen los cautivos,
diciendo mil desconciertos,
1180
con que amenaza a los muertos
y pone espanto a los vivos.
Redondilla
Dice como ha renegado,
y el gran señor, satisfecho,
dice que luego le ha hecho
1185
de su corte el más privado.
Redondilla
Y como tan gran soldado
deja la paz de la tierra
por vengarse por la guerra
del pesar que le había dado.
Redondilla
1190
Con su galera está a vista
de Córcega, que ha jurado
de abrasarla, y se ha mostrado
tal, que no hay quien le resista.

FLÉRIDA
Redondilla
Tú, ¿créeslo?

AURELIANO
Yo bien sé
1195
que una desesperación
de amor priva de razón,
pero no quita la fe.
Redondilla
Verdad es que dijo allí
que moro se volvería;
1200
mas fue enojo de aquel día,
y celos y frenesí.
Redondilla
Pero de un hombre cristiano,
hidalgo, no es de creer,
por perder una mujer
1205
ni por ningún caso humano,
Redondilla
porque mejor se vengara
matando a Leonido allí
y a mí, si yo le ofendí,
que no que su ley dejara.

FLÉRIDA
Redondilla
1210
No te dé mucho cuidado,
que todo es cuento fingido,
para fingir que ha sentido
el haberle despreciado.
Redondilla
Todos los amantes son
1215
inclinados a embelecos;
pero en los celebros huecos
cabe cualquiera invención.
Redondilla
Él daría algún dinero
al cautivo, y más Rosardo,
1220
que la falta de gallardo
le sobra de invencionero.
Redondilla
Si le vieras a esta puerta
decir que el cuello daría
a un cordel, [y] que tenía
1225
ya la del infierno abierta,
Redondilla
creyeras que ya expiraba,
y otro día, muy galán,
con su enjaezado alazán,
la calle desempedraba.

AURELIANO
Redondilla
1230
En efeto, tiene amor.
¡Dios temple su loca furia
para que no haga injuria
a su patria, a Dios y honor!
Redondilla
Tomad capotillos luego,
1235
y vamos.

FLÉRIDA
¿Hola?

Sale Celio, criado.

CELIO
¿Señora?

FLAVIA
Si hay inconveniente ahora,
que no partamos te ruego.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Qué inconveniente?

FLAVIA
Este loco,
que en la mar no te alborote.

FLÉRIDA
1240
Dadme sombrero y capote.-
Vase el criado.
Eso y más estimo en poco.

FLAVIA
Redondilla
Como su casa ha llevado,
parece que pone miedo.

FLÉRIDA
Calla, que todo es enredo
1245
y fingirse lastimado.

FLAVIA
Redondilla
¡Plega el cielo que así sea!

Sale Celio con capotillos y sombreros.

CELIO
Recado tenéis aquí.

FLÉRIDA
Muestra.-¿No voy bien así?

FLAVIA
Trae espejo en que se vea.

FLÉRIDA
Redondilla
1250
Para ti será mejor.

FLAVIA
Vamos luego.

AURELIANO
Ya os aguardo.

FLAVIA
¡Líbrenos Dios de Rosardo!

FLÉRIDA
¿Por qué?

FLAVIA
Porque tiene amor.

Vanse. Sale Manfredo y Livio, barquero.

MANFREDO
Redondilla
Aprestalda, pues, patrón.

LIVIO
1255
Presto os la puedo aprestar.

MANFREDO
¿Qué es lo que os tengo de dar?
Pero veis aquí un doblón.

LIVIO
Redondilla
Iré a ponello en efeto.

MANFREDO
Advertid que es menester,
1260
patrón, lo que habéis de hacer,
y esto con mucho secreto.

LIVIO
Redondilla
Córrome que me aviséis.
Guardarelo como vos.

MANFREDO
Honrado sois ¡vive Dios!
1265
Talle y ánimo tenéis.
Redondilla
¿De dónde sois?

LIVIO
Sevillano.

MANFREDO
¿El nombre?

LIVIO
Livio, señor.

MANFREDO
Pues, Livio, sabed que [a] Amor
celos le afrentan la mano.
Redondilla
1270
Yo quiero una dama aquí
que, con otra dama, al mar
va esta tarde a merendar.

LIVIO
Romperé este mar por ti.
Redondilla
Cuanto el gusto quiere y trata
1275
cumpliré con mi barquilla.
Bien dejaremos la orilla
rompiendo el arco de plata.
Redondilla
Pondrete un arco toldado
con un vistoso cendal.

MANFREDO
1280
He de llevar un fanal,
un sol en que me he abrasado.
Redondilla
La amiga tiene un hermano,
y este sirve a quien adoro;
aunque me guarda el decoro,
1285
es Amor niño y liviano.

LIVIO
Redondilla
Pues ¿de qué dudoso estás?

MANFREDO
Una amiga puede hacer
que mude de parecer
la mujer que quiere más.
Redondilla
1290
Tengo un hermano traidor
que quiere ser su cuñado,
de suerte que en este estado
tres compiten con mi amor,
Redondilla
tres engendran mis recelos.
1295
Livio, dime: ¿qué no harán
amiga, hermano y galán?
¡Todo me abraso de celos!
Redondilla
Pretendo, Livio, seguir
por el mar la barca.

LIVIO
Calla;
1300
bien podremos alcanzalla
si es que ya quieren partir.
Redondilla
Partámonos, si han partido,
como que vamos pescando.

MANFREDO
Pesca mis yerros echando
1305
al mar la red del olvido.

LIVIO
Redondilla
Ya nos espera la mar.
Ven como el pez tras el cebo.

MANFREDO
¡Ah, celos, al mar os llevo
por ver si os puedo anegar!

Vanse, y salen Leonido y Celio, criado.

LEONIDO
Quintilla
1310
¡Ya se ha partido mi bien!
Celio, ¿qué será de mí?

CELIO
Mi señor, paciencia ten,
pues volverá luego aquí.

LEONIDO
¡Quiera Dios! Responde amén.

CELIO
Quintilla
1315
Amén mil veces, señor.
Tomas con tanto rigor
este amor, que te enloquece.

LEONIDO
¡Ah, Celio, y qué bien parece
que no sabes qué es amor!

CELIO
Quintilla
1320
¡Por Dios, señor, que sé un poco!

LEONIDO
Que fue muy poco te creo.
Yo con lo mucho me apoco.

CELIO
Nunca llegó mi deseo,
Leonido, a volverme loco.

LEONIDO
Quintilla
1325
Pues ¿qué es amor cuando un hombre
no pierde el seso, aunque asombre
de verse suspenso en calma,
porque hasta perder el alma
se extiende el amor de un hombre?

CELIO
Quintilla
1330
Allá fue en los tiempos viejos
ese amor que agora no.

LEONIDO
A mí me sirven de espejos.

CELIO
Mejor lo tomaré yo
en acertados consejos;
Quintilla
1335
cuanto y más que Amor tiene,
y, en fin, la pena entretiene.

LEONIDO
Antes, por esa razón,
cerca de la posesión,
a mayor locura viene.

CELIO
Quintilla
1340
Mañana te casarás
y, como es tan largo el año,
casado te cansarás.

LEONIDO
Anda, necio, que es engaño.
Entonces la querré más.

CELIO
Quintilla
1345
Todos lo dicen ansí;
pero, en fin, la posesión…

LEONIDO
Que no hay posesión aquí,
que tan alta perfección
hará nuevo efeto en mí.

CELIO
Quintilla
1350
Ya va en la barca Risela.

LEONIDO
¿Quiéresla tú bien?

CELIO
Amela
un tiempo.

LEONIDO
¿Y hasla olvidado?

CELIO
Imagineme casado
y, imaginado, olvidela.

LEONIDO
Quintilla
1355
¿Bastó la imaginación?

CELIO
Pedíame casamiento
y templose la afición,
que para un hombre es un viento
que le hiela el corazón.

LEONIDO
Quintilla
1360
Cásate, que en mi poder
nada te puede faltar.

CELIO
¿La libertad no es perder
nada?

LEONIDO
Podrasla ganar
con el descanso y placer.

CELIO
Quintilla
1365
Sí, con el pan de la boda
muy bien todo se acomoda;
mas después todo es pesar
con pensar que ha de durar
aquello la vida toda.
Quintilla
1370
Pues que si tiene una tía
que os vaya a seguir de día,
o algún avariento suegro,
o ella [es] celosa, no hay negro
que pase tanta crujía.

LEONIDO
Quintilla
1375
Calla, necio, que es locura
cuando es buena la mujer
y el hombre amarla procura.
Si él es negro en proceder,
será negra su ventura.

CELIO
Quintilla
1380
A un rico está bien casarse,
cuya mujer, en el parto,
tiene con qué regalarse
y siempre anda hinchado y harto,
solo tratando de holgarse.
Quintilla
1385
Tiene ella el coche y vestido,
las comidas, las criadas;
mas la que pobre marido,
luego anda hablando de oído
a las amigas pasadas,
Quintilla
1390
y estas le dicen que es bien
que algún buen rato se den
y se procure el vestido,
y luego tiene el marido
más cabellos que Moisén.
Quintilla
1395
Pues que cuando un niño llora
en cas de un pobre, ¡mal año!,
si habrá quien le sufra un hora;
pues que si no hay pan ni paño,
o no hay luz, o es a deshora,
Quintilla
1400
ella comienza a decir
que Dios de aquello le saque,
y él comienza a maldecir
a quien le casó, y al Draque,
y a quien no le va a servir.
Quintilla
1405
Llega la mañana, pues,
y no hay que comer, ni olla,
allí empieza el entremés,
allí se traba la folla,
y hablan guineo y francés.
Quintilla
1410
Al fin, la vaca corrida,
no hay quien preste, y hay quien pida
y remítese a pasteles,
sin platos y sin manteles.
¡Cuerpo de Dios, con la vida!

LEONIDO
Quintilla
1415
¿Piénsasme así divertir,
Celio, con esas locuras?

CELIO
Verdades suelo decir;
si para ti son escuras,
yo me las sabré sentir.
Quintilla
1420
Tú, que tienes buenamente
lo que a un caballero basta,
que entre su tierra y su gente
ha de vivir, vive y gasta
con tu casa honestamente.
Quintilla
1425
Pero yo guardo la cara.

LEONIDO
Un hombre viene; repara
que todo mojado viene.

CELIO
El mismo parecer tiene
de tu hermano. Espera, para.

Sale Manfredo mojado, como que sale de la mar.

MANFREDO
Quintilla
1430
¡Jesús! ¿No hay quien me socorra?

LEONIDO
¡Válame Dios! ¡Si es Manfredo!
Conocerle apenas puedo.

CELIO
Déjame que a velle corra.

LEONIDO
Temblando llego de miedo.

CELIO
Quintilla
1435
¿Manfredo?

LEONIDO
¿Hermano?

MANFREDO
¿Es Leonido?

LEONIDO
Yo soy.

MANFREDO
Dadme aquesos brazos;
para descansar los pido.

LEONIDO
Con regalados abrazos
y sangre do has nacido.
Quintilla
1440
¿Qué es esto? ¿Tú, de la mar,
tú, mojado, y de esta suerte?

MANFREDO
Lo que ha sucedido advierte.

LEONIDO
Descansa, y empieza a hablar.

MANFREDO
Oye mi vida y tu muerte.
Romance (tirada)
1445
En una pequeña barca,
que un solo remo la mueve,
entré por el mar azul,
dejando su orilla verde.
Celos me dieron pasaje,
1450
mis pensamientos el flete,
amor desnudo era el árbol
y mis sospechas al leme.
Iba siguiendo mi sol,
norte que en mí resplandece,
1455
siendo piedra imán el alma.
que la mira, aunque está ausente.
La dulce conversación,
que hacer en los hombres suele,
y más cuando es entre amantes,
1460
horas y caminos breves,
dos leguas el mar adentro
entre sus aguas nos mete,
tan descuidados del lobo
como el cordero inocente.
1465
Cuando de parte de tierra
una galeota viene,
que estaba en el Alcaná
de esos moros tenebreses;
porque si del mar viniera
1470
su vista nos diera enfrente;
por más que amainar quisieron
árbol, mesana y trinquete.
Cuando Aureliano y tu dama,
y la ocasión de mi muerte,
1475
conocen velas y casco,
gritan, lloran, tiemblan, temen.
A tierra vuelven la proa;
pero como a tierra vuelven,
más aína les dan caza
1480
y más presto les detienen.
Saltan en ella seis moros
con las hojas relucientes
de los desnudos alfanjes,
y [a] los tristes acometen.
1485
Los de adentro, por los bordes
a los arcabuces fuertes
ponen la cuerda, y apuntan
para ver si se defienden.
Yo, que morir por mi Flavia
1490
tuviera por dulce suerte,
pido a mi barquero infame
que a los contrarios me acerque;
pero el medroso villano,
viendo el peligro presente,
1495
a tierra vuelve los ojos,
cuando al mar digo que reme.
Yo entonces, mirando el robo,
oigo que un moro insolente,
que era el arráez, me dice:
1500
“Oye, espera, no te allegues.
Bien puedo yo cautivarte;
pero no quiero. Detente,
que quiero que en la ciudad
digas lo que digo. Advierte.
1505
Yo soy Rosardo, yo soy.
Yo soy el corzo valiente,
que haré estremecer el mar
desde Tremecén a Vélez
por desdenes de una dama,
1510
que tanto pueden desdenes.
En Argel me he vuelto moro,
y soy su alcaide y su jeque.
Envíame el gran señor
a que le edifique un fuerte
1515
en estas vecinas islas
para que el paso le quede.
Yo, como ladrón de casa,
llegué a mi patria y entreme
hasta las peñas que baten
1520
el mar, que las gasta y vence.
He tenido tal ventura,
que al primer bajel alegre
prendí muchos enemigos.
Esto dirás. Ahora vete.”
1525
Y entonces, puesto en la popa
le dije: “Que amor te ciegue
a dejar tu Dios, tu patria
y el servicio de tus reyes
no es para el mundo disculpa,
1530
y si tú lo dices, mientes;
porque el ser tú mal nacido
a dejar tu Dios te mueve,
de quien te vendrá el castigo
que tu insolencia merece,
1535
y por mis manos, que yo
haré que el mundo te afrente.
Yo iré donde está Filipo,
que de Barcelona viene,
Tercero del gran Segundo
1540
y de sus cenizas fénix;
aquel de su frío ocaso,
nuevo sol, divino oriente,
el que en África y en Asia
pondrá las plantas en breve.
1545
Y con su favor, villano,
surcaré el sur pendiente,
y te quitaré la presa.”
Esto dije y reporteme,
y desnudando la espada,
1550
juré en su cruz de no verme,
hasta librar a mi dama,
sin armas eternamente,
de no mudarme camisa,
ni comer pan a manteles,
1555
cortar cabellos ni barba,
hacer galas y jaeces.
Enojose el renegado,
y arremetió por cogerme.
Las palabras que responde
1560
todas fueron plomo ardiente.
Arrojeme al mar, cual veis,
y como la anguilla suele,
que, herida del pescador,
la cabeza saca y mete,
1565
escapé de este peligro,
ayudándome quien puede,
a cuyas penas de amor
mi alma desde hoy se ofrece.

LEONIDO
Lira
¿Que es perdida la vida
1570
que sustentaba de este cuerpo el alma?
¡Ah, mis ojos! ¡Ah, vida!,
que deja su comida en mortal calma.
¡Que a Dios haya dejado
un hombre por hacerme desdichado!
Lira
1575
¡Que fuese necesario
que su ley mude y su naturaleza
para serme contrario
y para que perdiese la belleza
de Flérida, mi gloria,
1580
al fin de mi amorosa y larga historia!
Lira
¡Que se vuelva un cristiano,
un hijodalgo, un noble, un caballero,
moro alarbe, inhumano,
para que yo no goce el bien que espero!
1585
¡Que tan fiera mudanza
la posesión me quite y la esperanza!
Lira
¡Oh, infame! ¡Oh, nuevo moro!
¡Robador de mi bien con viento en popa,
transformado en el toro
1590
en que llevaba Júpiter a Europa!
Mas antes que la goces
tráguete el mar. Mas ¿qué me importan voces?
Lira
¡Quién fuera Polifemo,
y como para el griego y falso Ulises,
1595
asiera del extremo
de esta montaña antes que tierra pises
una peña tan fuerte
que alterando la mar te diera muerte.
Lira
¡Ay de mí, que me quejo
1600
al viento, al mar, al agua ya a las olas!
Pues me sirven de espejo,
a ellas me entregaré, pues ellas solas
me acabarán.

CELIO
¡Detente!

Hace que se va, y tiénele.

LEONIDO
Pues ¿qué me aconsejáis los dos que intente?

MANFREDO
Lira
1605
Que procures cobralla;
que yo también procuraré lo mismo.

LEONIDO
¿Dónde podré buscalla?
Mas, pues Orfeo descendió al abismo,
yo quiero más que Orfeo;
1610
que el gusto menos ama que el deseo.
Lira
Todos los juramentos
que has hecho y [que] no has hecho al cielo juro:
que las aguas, los vientos,
la tierra, el fuego ardiente, el centro duro,
1615
no podrán impedirme,
que para todo soy diamante firme.
Lira
¡Oh, mar! Alientos tengo
para sorberte toda y acabarte;
con tanto fuego vengo,
1620
que podré consumirte y abrasarte.

MANFREDO
Si así hermano, te quejas,
ningún lugar para mí me dejas.
Lira
Yo quiero consolarte,
cuando pensé pedirte algún consuelo.
1625
Pues excusa el quejarte,
que de oír a los dos se cansa el cielo,
y busquemos remedio,
aunque toda la mar se ponga en medio.

CELIO
Lira
Sepamos si Rosardo
1630
va a Argel [o] a este fuerte que fabrica.

LEONIDO
Sabello presto aguardo,
[por]que todo en la plaza se platica.

MANFREDO
A doquiera que vaya
iré, aunque sea del infierno playa.

LEONIDO
Lira
1635
Armar nave o galera
no habemos de poder, industria importa
para su fuerza fiera,
que esta abrasa la mar, los montes corta.

MANFREDO
¿Qué industria tomaremos?

LEONIDO
1640
Hábitos religiosos fingiremos,
Lira
y a rescatar cautivos

CELIO
Para que volváis vivos,
lo que fuere seguro se concierte;
que Rosardo os conoce,
1645
y no es razón que esta venganza goce.

LEONIDO
Lira
Frailes y mercaderes
habemos de fingir.

MANFREDO
Pues vamos luego,
si verme vivo quieres.

LEONIDO
Camina. ¡Oh, mar; templa mi fuego!

MANFREDO
1650
¡Ay, Flavia!

CELIO
¡Ay, triste día!

LEONIDO
¿Cuándo te he de cobrar, Flérida mía?

Vanse, y salen Rosardo Olimpo, Mauricio y los que pudieren, todos de moros, y Rosardo de moro grave, y Flérida, Flavia y Aureliano.

ROSARDO
Décima
Aquí, donde el gran señor
el fuerte me manda hacer,
una prisión ha de ser.

AURELIANO
1655
Dondequiera tu rigor
puedes mostrar y tener
cumplidas tus amenazas.

ROSARDO
Unas mentirosas trazas
fueron vuestro daño y mío.

AURELIANO
1660
Por ajeno desvarío
mi cuello de hierro enlazas.
Décima
Que hasta Flérida enojarme,
siempre mi favor te di
y siempre volví por ti.

ROSARDO
1665
Tú comenzaste a obligarme.
No estoy quejoso de ti;
pero estoilo de esa ingrata,
casada sin tu licencia,
que con desdenes me mata.
1670
Y de Leonido en ausencia
como en presencia me trata.
Décima
De esta me quejo, Aureliano,
que me dejó por un hombre
loco, fanático y vano.

FLÉRIDA
1675
Rosardo…

ROSARDO
Nadie en nombre
Rosardo; es nombre cristiano.
Numén me llamo, Numén
me habéis de llamar aquí.

FLÉRIDA
Pues, Numén, si el querer bien,
1680
como me has querido a mí,
y la fuerza de un desdén
Décima
te quita a Dios, ¿qué te espanta
que a ti te dejase yo
por amor y afición tanta?

ROSARDO
1685
Dejar a Dios, eso no,
ni a su ley divina y santa.-
Mauricio, ¿cómo han creído
que soy moro?

MAURICIO
En el vestido,
que en lo demás no lo crean.

ROSARDO
1690
Yo haré que tarde se vean
los deseos de Leonido.
Décima
Y no das buena disculpa;
que mostrar inobediencia
a tu hermano fue gran culpa,
1695
y escogerle en mi presencia
también te condena y culpa.
Mas yo ¿para qué argumento
tu buen o mal pensamiento?
Hoy te tengo en mi poder,
1700
donde has de ser mi mujer,
o morir en el tormento.

FLÉRIDA
Soneto
Si todas las espadas que en diez años
desnudó sobre Troya el bando griego;
si de Roma abrasada todo el fuego,
1705
si de España perdida tantos años;
si el toro de metal, si los extraños
caballos del gran Dionisio griego,
si el arco y flechas que no admiten ruego,
y del cobarde Ulises los engaños
1710
me hiriesen, me abrasasen y afligiesen;
me atormentasen juntos y engañasen,
mostrando en mi flaqueza el poder suyo,
tengo por imposible que pudiesen,
si todos contra mí se conjurasen,
1715
mudar mi amor y condenarme al tuyo.

ROSARDO
Soneto
Pues si todas las lágrimas lloradas
por cuantas penas ha tenido el mundo;
si Jerjes otro ejército segundo
con sus fuegos, sus máquinas y espadas;
1720
si todas las filípicas armadas
que pasan y sustenta el mar profundo;
si por tierra el valor de Sigismundo,
que tiene tantas lunas eclipsadas,
me enterneciesen, contrastar pudiesen
1725
eterna guerra, Flérida, no creas
que libertarte de mi Argel pudiesen.
Y para que mejor quién vence veas,
las obras hablen, las palabras cesen;
que es de cobardes las palabras feas.

AURELIANO
Quintilla
1730
Flérida, tu libertad
causa que los tres estemos
en esta cautividad,
donde jamás la tendremos
por rescate de amistad.
Quintilla
1735
Ablanda ese duro pecho,
y pues que no estás casada,
remedia el daño que has hecho.

FLAVIA
Advierte, Flérida amada,
de nuestra vida el estrecho.
Redondilla
1740
Ya que su mujer no seas,
que hablar bien las fieras vence,
antes que el rigor comience
y en su violencia te veas.
Quintilla
Mira que es notable amor
1745
el de este mancebo loco,
y qué sirva tu rigor,
pues el cielo tuvo en poco,
tendrá en menos tu favor.
Quintilla
Trocarse el amor en rabia
1750
y el deseo en interés.

FLÉRIDA
¿Eso me aconsejas, Flavia?

FLAVIA
No hago; que tú lo ves:
todo se consume en rabia.

FLÉRIDA
Quintilla
¿Tú quieres bien?

FLAVIA
Yo no sé;
1755
pues vi que un traidor sin fe
procuró la libertad,
y entre tanta adversidad,
cual ves, me dejó y se fue.

FLÉRIDA
Quintilla
Fue discreto en ir a tierra
1760
a procurar gente alguna
para volver a dar guerra
a la contraria fortuna,
pues donde ha de acertar yerra.
Quintilla
No seas, Flavia, liviana,
1765
ni desprecies a Manfredo.

AURELIANO
Pues ¿cómo, traidora hermana,
eso le dices?

FLÉRIDA
No puedo
ser a Leonido inhumana.
Quintilla
Su sangre estimo y adoro.
1770
Ese Rosardo tirano,
o Numén, que es más decoro,
pues no me agradó cristiano
no ha de agradarme moro.

ROSARDO
Quintilla
Esto ya es resolución
1775
de mujer que quiere bien.

FLÉRIDA
Se aparte de tu desdén
Rosardo, de tu afición;
quiero aborrecer Numén.

ROSARDO
Quintilla
¡Ea! Quitaos los vestidos;
1780
vengan vestidos de esclavos,
y esos rostros atrevidos
queden, con eses y clavos,
afeados y ofendidos.
Quintilla
Veamos si mi furor
1785
contrastará su dureza.

AURELIANO
¡Flérida, ablanda el rigor!

FLAVIA
¡Ten lástima a tu belleza!

FLÉRIDA
No hay remedio; esto es amor.
Quintilla
Cuando me vea Leonido
1790
con estos hierros, y vea
que, en fin, por su causa ha sido,
no he de parecerle fea.

FLAVIA
¡Loca estás!

AURELIANO
¡Perdió el sentido!

FLAVIA
Quintilla
¿Qué así quieres ver herrado
1795
ese rostro?

FLÉRIDA
¿Qué más gloria?
Llega, infame renegado,
que yo quedo con vitoria
y tú quedas afrentado.
Quintilla
Estos hierros que me pones
1800
son mis armas y blasones.

AURELIANO
No la escuches, que está loca.

ROSARDO
A más furor me provoca.
(Oye, Pialí, dos razones.
Quintilla
Dirás que yo te he mandado
1805
poner hierros a los tres,
y que lástima te ha dado,
y más el rostro que es
de tu señor adorado,
Quintilla
y que pintando un papel
1810
los quieres poner fingidos,
engañándome con él.

PIALÍ
Pierdo, señor, los sentidos
de ver mujer tan cruel.
Quintilla
Mas quiero quedarme aquí.

ROSARDO
1815
Haz lo que digo, Pialí,
mientras a mi tienda voy.)

Vase Rosardo.

FLAVIA
Temblando del hierro estoy.

FLÉRIDA
Eso es gloria para mí.

PIALÍ
Quintilla
Aquí aparte hablaros quiero;
1820
no nos entienda Cidán,
que es un moro alarbe y fiero.

AURELIANO
Pues ¿no es Mauricio?

PIALÍ
Es grosero
desde que vi el Alcorán.
Quintilla
Lo que me ha mandado veis.

AURELIANO
1825
Es verdad.

PIALÍ
¿Qué me daréis,
si con una industria mía,
de los hierros de este día
libre por mi mano os veis?

AURELIANO
Quintilla
¿Qué dices?

PIALÍ
Que el rostro entero
1830
sin que quede lastimado,
os le pintaré herrado,
sin que rompa carne y cuero.

AURELIANO
Redondilla
Darete cuanto me pidas
y tú puedas desear,
1835
y si vendes al fiar,
pide el tesoro de Midas;
Redondilla
porque si a las islas buenas
cristinas paso contigo,
de mi hacienda, como digo,
1840
te daré las manos llenas.
Redondilla
Y si al presente no fuere
de importancia el prometer,
mira qué puedo tener,
que daré cuanto tuviere.
Redondilla
1845
Darete cuanto en mí ves
y cuanto mi esposa alcanza:
dos vidas en confianza
y mil besos en los pies.

PIALÍ
Redondilla
Alzad del suelo, señor,
1850
y de mí eso no se entienda;
que mal lo hará por hacienda
el que tiene tanto amor.
Redondilla
Cuando era mozo alcancé
por ingenio una mixtura
1855
que engaña en tal coyuntura
a cualquiera que la ve.
Redondilla
Con ella os he de pintar
dos tan naturales hierros,
que engañéis aquestos perros
1860
y estéis todos por herrar.

AURELIANO
Redondilla
Pondrelos luego por ti
en mi cara; he de abrazaros.

PIALÍ
Vení, por que pueda honraros.

AURELIANO
¡Dios te guarde!

PIALÍ
Ven tras mí.

Vanse y salen Rosardo y Cidán.

ROSARDO
Quintilla
1865
¿Fueron a herrallos, Cidán?

CIDÁN
Ya, señor, fueron a herrallos;
juntamente a herrallos van.

ROSARDO
Ya no pienso perdonallos,
pues enojado me han.
Quintilla
1870
¿De qué te ríes?

CIDÁN
De ver
que una mujer puede hacer,
señor, un Argel fingido,
por ser mujer de Leonido
y no por ser tu mujer.

ROSARDO
Quintilla
1875
Calla, que no hay monte duro
que el tiempo no rompa y gaste,
ni tan levantado muro
que no deshaga y contraste
ni áspid sordo a su conjuro.
Quintilla
1880
Alójese aquesta gente;
ya las galeras recoge
el capitán diligente.

CIDÁN
Si no es que el cielo se enoje
y nos descubre de frente.

ROSARDO
Quintilla
1885
Escondida la galera,
como yo tengo trazado,
¿qué miedo a tu pecho altera?

CIDÁN
Las tiendas que has levantado
en medio de esa ribera,
Quintilla
1890
y de noche tantas luces
con las lunas o la cruces
que en medio están de los dos.

ROSARDO
Ya lo intentamos; por Dios,
que tarde a temor me induces.
Quintilla
1895
Las tiendas con estas peñas
pienso que no se verán,
que son bajas y pequeñas.
Las luces se esconderán
y acabaranse las señas.
Quintilla
1900
En fin, aquesto ha de ser,
o yo tengo de morir,
o vencer a esta mujer.
Tratad de darme a comer.

CIDÁN
¿Cómo te quieres servir?

ROSARDO
Quintilla
1905
Cansado estoy de sentarme
en el suelo. Haced ponerme
mesa alta, que no han de verme,
y algo también podéis darme
que pueda satisfacerme.

CIDÁN
Quintilla
1910
Un pernil mandé freír,
que lo hiciesen de secreto.

ROSARDO
¿Y vino?

CIDÁN
De lo mejor
truje, señor, solo a efeto,
porque se temple tu amor.
Quintilla
1915
Porque es muy de los aguados
ser tiernos enamorados,
que del vino el alegría
quita la melancolía
y hace dormir los cuidados.

ROSARDO
Redondilla
1920
Dios te dé lo que deseas.

CIDÁN
Y a ti te saque de moro.

ROSARDO
Yo, Mauricio, a Dios adoro.
Esto creo, y esto creas.

Sale Mireno.

MIRENO
Terceto
Valiente jeque, alcaide Melilla.

ROSARDO
1925
No hagas, necio, así la reverencia.
Haz el pie atrás, doblando la rodilla.

MIRENO
Terceto
¿Cómo he de hacer llegando a tu presencia?

ROSARDO
Cruzar los brazos, la cabeza baja.

MIRENO
Dos ermitaños llegan de Valencia.

ROSARDO
Terceto
1930
¿Qué me dices, Mireno?

CIDÁN
Este trabaja
por parecerse moro hasta en las nuevas.

MIRENO
Antes en eso me lleváis ventaja.
Terceto
Que es tan público ya, que pienso llevas
tu fama, pues se extiende ya y ensancha,
1935
que no te has de admirar de aquestas nuevas.
Terceto
Ellos vienen, señor, en una lancha.

CIDÁN
¡Por Alá, que me admira este suceso!

ROSARDO
¿Y han osado en la tierra echar la plancha?

MIRENO
Terceto
Sin tu licencia yo no vengo a eso.

ROSARDO
1940
¿Que frailes son?

MIRENO
Y he dicho que ermitaños.

ROSARDO
Ya de risa, Mireno, pierdo el seso.
Terceto
Diles que entren.

CIDÁN
Sucesos son extraños.

ROSARDO
Di que entren [los frailes] los primeros.

MIRENO
Teme del enemigo los engaños.
Terceto
1945
¡Extraño caso!

CIDÁN
¡Caso peregrino!
No sé si teme los contrarios fieros.

ROSARDO
Terceto
Pero fortificarme determino.
Haré sacar la artillería a tierra.
que de la entrada impedirá el camino.

Entra Pialí.

PIALÍ
Terceto
1950
Ya queda herrada aquella gente perra.
Y con verse, señor, tan bien herrada,
de la misma manera que antes yerra.

ROSARDO
Terceto
(¿Hízose la invención?

PIALÍ
Es extremada.

ROSARDO
¿Contentos estarán?

PIALÍ
Danme un tesoro
1955
y los vestidos; mas no quiero nada.

ROSARDO
Terceto
Aquel rostro delante el que yo adoro
¿cómo está con los hierros?

PIALÍ
Son lunares
de su nieve y esmaltes de su oro.

ROSARDO
Terceto
Bien es que así lo nombres y compares.
1960
Ya me muero por vellos.

PIALÍ
¿Cómo es esto?
Salen Leonido y Manfredo, de ermitaños.
¿Frailes aquí?

ROSARDO
Y habrá muy presto altares.

PIALÍ
Terceto
Cosa extraña me cuentas.

LEONIDO
Has ya puesto
tanto terror, Numén, con tu venida
en todo el amor el africano puesto,
Terceto
1965
que, aunque estaba la gente apercebida
de la costa de Córcega a buscarte,
temió tu furia y reservó su vida.
Terceto
Llegué, y entoncesN
X
Nota del editor

«Falta un verso en este terceto.»

valerosamente
a ver un deudo allí, y los de una dama,
Terceto
1970
Y viendo que eres generosa rama
de un tronco ilustre de señor cristiano,
y sabiendo tus hechos por tu fama,
Terceto
me ofrecí por [los]deudos de Aureliano,
de Flérida, de Favia y de Risela,
1975
con bandera de paz tomar la mano.
Terceto
Por una portuguesa carabela
supe en la playa como aquí quedabas,
que tu fama, Numén, se extiende y vuela;
Terceto
y, en efeto, sabiendo que aquí estabas,
1980
con fray Bartolomé, mi compañero,
fie los remos de las ondas bravas.
Terceto
Ahora de tu pecho saber quiero
si estima esta prisión, o en qué se funda,
o si interés le mueve de dinero.
Terceto
1985
Ahora su piedad Cristo te infunda.
Ahora te dé gracia en la respuesta,
de que a nosotros tanto bien redunda.
Terceto
Cristiano fuiste; ahora manifiesta,
pues que tienes carácter en el pecho,
1990
pecho que al mismo Dios su sangre cuesta.
Terceto
Que en él espero que, aunque ahora has hecho
tan grande ofensa a su piedad inmensa,
por celos, por desdén y por despecho,
Terceto
has de hacer penitencia y recompensa,
1995
que Cristo, que a un ladrón perdonar quiso,
perdonará también tu grave ofensa
y gozarás con él su paraíso.

ROSARDO
Redondilla
Aquí por gracia y por gloria,
moros, venid al sermón.

CELIO
2000
(¡Que no conoce que son
sus contrarios! ¡Linda historia!)

MANFREDO
Redondilla
Si el padre fray Sebastián,
con su buena alma, Numén,
por querer la tuya bien
2005
y cuantas contigo están,
Redondilla
te ha hecho el prólogo visto,
no es razón que te dé enojos,
porque se le van los ojos
tras las ovejas de Cristo.
Redondilla
2010
Y si las cuarenta y nueve
dejaba y una seguía,
¿qué mucho si aqueste día
tu mesmo ejemplo le mueve?
Redondilla
¡Ay de ti si no le escuchas
2015
y lo que pide le das!

ROSARDO
¡Padres, padres, no haya más;
que ya esas gracias son muchas!
Redondilla
No me manda mi Alcorán
que oiga sermón.

LEONIDO
Bien se ve.
2020
¿Padre fray Bartolomé?

MANFREDO
¿Mi padre fray Sebastián?

LEONIDO
Redondilla
Déjele, que no está ahora
maduro ese pecador.

MANFREDO
Duélase de él el Señor.

ROSARDO
2025
Decid también la señora.

MANFREDO
Redondilla
¿Qué señora?

ROSARDO
Esa cruel,
que no se duele de mí.
Si cristiano le ofendí,
más me aborrece infiel.

LEONIDO
Redondilla
2030
¿Qué? ¿Trátale mal?

ROSARDO
Muy mal.

LEONIDO
¡Ah! Cristiana firme y buena;
teme el infierno y su pena,
teme su fuego inmortal.
Redondilla
Gracias se den al señor,
2035
que tan buena nueva escucho.

ROSARDO
Padres, yo la quiero mucho.

LEONIDO
Sí; mas ¿no le tiene amor?

ROSARDO
Redondilla
Ninguno.

MANFREDO
Y diga, Numén:
¿hay algún cautivo aquí
2040
que no tema el cielo así
y que al cielo quiera bien?

ROSARDO
Redondilla
Aureliano pierde el seso
por Flavia.

MANFREDO
¿Y ella?

ROSARDO
Solía
resistir a su porfía;
2045
mas ya no se trata de eso.

MANFREDO
Redondilla
¿Cómo?

ROSARDO
Vase enterneciendo.

MANFREDO
(¡Ay, desdichado de mí!)
¡Que al Señor se ofenda así!
¡Jesús! Remediallo entiendo.

ROSARDO
Endecasílabos sueltos (tirada)
2050
Padres, quiero pedirles una cosa,
pues tanta cristiandad les ha movido.

LEONIDO
En todo os serviremos que se ofrezca.

ROSARDO
Tratar de rescatar estos cautivos
es contar las arenas de estas aguas
2055
y sosegar las olas de su golfo.
Por aquesta mujer me he vuelto moro.
Díganle que prometa ser mi esposa,
y ganarán mi alma y de esta gente,
que a la fe que dejamos volveremos.
2060
Esta es la respuesta, y será oficio
de padres tan cristianos y católicos.
Conviértanla a esta fe sus reverencias,
y ganarán mi alma con la suya.

LEONIDO
Gracias se den al [buen] Señor por todo.
2065
Yo soy contento; póngame con ella,
que la deseo ver en todo extremo.

ROSARDO
Llévalos tú, Cidán, a mis cautivos.

CIDÁN
Vamor.

ROSARDO
Si la movéis a que me quiera,
fuera de que ganáis aquestas almas,
2070
os prometo a los dos mil ducados.

LEONIDO
Solo servir al cielo pretendemos.-
Pasa adelante, Cidán.

CIDÁN
(¡Extraña cosa!
¡Que no los ha conocido!)

Vanse los dos.

ROSARDO
Dime, Olimpo:
¿Has leído en historia antigua o nueva
2075
suceso tal como este Argel fingido?
¿Hay cosa más ridícula que vengan
frailes a recatarme los cautivos,
y crean que yo soy corsario moro?

PIALÍ
Antes, si no me engaño, es un enredo
2080
que imaginó la fantasía extraña.

ROSARDO
¿De qué manera?

PIALÍ
¿No ves aquestos frailes?

ROSARDO
Muy bien.

PIALÍ
¿Pues qué darás si no lo fueren?

ROSARDO
¡Váleme Dios! No pases adelante.
Ya sé quién son.

PIALÍ
¿Quién son?

ROSARDO
Los dos hermanos;
2085
que hablando en esto lo pensé mil veces,
atendiendo a las hablas y sus rostros;
y como os vi callar no me di crédito.
¡Oh, perros atrevidos! ¡Mueran!

PIALÍ
Tente,
que no has de proceder de esa manera.

ROSARDO
2090
Pues ¿cómo?

PIALÍ
Que con Flérida has de vellos.
Vente luego conmigo.

ROSARDO
¡Ah, ciegos ojos!
Mas ¿A quién no engañaran sus antojos?

Vanse, y salen Flérida y Flavia, con eses y clavos en los rostros.

FLAVIA
Redondilla
¡Por mi vida, que te están,
Flérida, los hierros bien!

FLÉRIDA
2095
¿Es porque diga también
el donaire que te dan?

FLAVIA
Redondilla
No, a fe; sino porque han sido
los que no pensé que fueran.

FLÉRIDA
Fueran ciertos si tuvieran
2100
el nombre de mi Leonido.

FLAVIA
Redondilla
¿Qué hará mi Manfredo ahora?

FLÉRIDA
Llorará tantas desgracias.

Sale Leonido, Manfredo y Celio.

FLAVIA
Oye.

LEONIDO
Deo gratias, señoras.

FLÉRIDA
Redondilla
Padres míos, ¿qué hay aquí?

LEONIDO
2105
Habemos dado al través
en un vaso ginovés,
y al fin surgimos aquí.

FLÉRIDA
Redondilla
¡Sea Dios loado!

FLAVIA
Creo
que consuelo nos envía.

LEONIDO
2110
Dárosle, por Dios, querría;
que eso es lo que más deseo.
Redondilla
Diome licencia Numén,
y contome vuestra historia.

FLÉRIDA
Muy bien la tiene en memoria.

LEONIDO
2115
Como vos vuestro desdén.
Redondilla
Espántome que seáis
tan discreta, hermosa y noble,
y vuestro pecho no doble
ver el peligro en que estáis.
Redondilla
2120
Es muy poca cristiandad
querer que esta alma se pierda,
pues del cielo no se acuerda
por vuestra riguridad.
Redondilla
Pues que sabéis le dejó,
2125
y a él se quiere volver
con que seáis su mujer,
ya que por vos negó.
Redondilla
Remediad, señora mía,
tanto mal; dejad extremos,
2130
y a Córcega volveremos
con tal vitoria este día.
Redondilla
Y si con todos entrase
por ella, no me anticipo
si dijese que Filipo
2135
con una mitra me honrase.
Redondilla
¡Ea! Mirad no os castigue
el cielo.

FLÉRIDA
(¿Flavia?

FLAVIA
¿Qué quieres?

FLÉRIDA
O soy ciega, o tú lo eres,
o es sombra que el alma sigue.
Redondilla
2140
Manfredo y Leonido son.
Disimula, que yo quiero
responder.)

MANFREDO
(Por hablar muero.

LEONIDO
Calla, que no hay ocasión.)

FLÉRIDA
Redondilla
Padres, yo no pretendía
2145
olvidar mi antiguo esposo
ni al tirano poderoso
rendirme en esta porfía.
Redondilla
Mas, pues que vos me encargáis
la conciencia, veo que es justo
2150
y que quiero hacer su gusto,
pues tantas almas ganáis.

LEONIDO
Redondilla
¡Ah, falsa; que eso quería!
¿No sabes que vivo estoy?

FLÉRIDA
Burleme, a fe de quien soy.
2155
Di la verdad, Flavia mía.

[FLAVIA]
Redondilla
Ya os habemos conocido.
Dame esos brazos, Manfredo.

MANFREDO
Si con el hábito puedo,
digo que soy tu marido,
Redondilla
2160
y cesarán tus enojos
de haberme dado mil celos.

FLÉRIDA
El tirano viene.

MANFREDO
¡Oh, cielos!

FLAVIA
Poneos capillas y antojos.

Salen Rosardo y todos los Moros.

ROSARDO
Redondilla
Pues ¿padres?

LEONIDO
Deo gratias.

ROSARDO
Bien.

PIALÍ
2165
(Mira bien si es lo que digo.)

ROSARDO
¿Queréis hoy comer conmigo?

LEONIDO
De buena gana, Numén,
Redondilla
si ha de ser a la cristiana.

ROSARDO
De moro es esta divisa.
2170
Decidnos mañana misa,
por ser domingo mañana.
Redondilla
No digo así, que esta gente…

MANFREDO
(Esto es peor, ¡vive Dios!)

LEONIDO
Somos, alcaide, los dos
2175
de corona solamente.

ROSARDO
Redondilla
¿De corona y redentores?
No están los embustes malos.
¡Hola! Dadles dos mil palos
a cuenta de esos amores.
Redondilla
2180
Pues ¿a mí con el disfraz,
señor Manfredo y Leonido?

LEONIDO
Violencia de amor ha sido;
que es muerte, aunque de rapaz.
Redondilla
Ya estamos en tu poder.

ROSARDO
2185
¡Hola, gente de galera!

FLÉRIDA
¡Triste de mí!

ROSARDO
¡Ropa afuera!

FLÉRIDA
¿Qué es lo que quieres hacer?

ROSARDO
Redondilla
Rapallos cabello y barba
y ponellos en un remo.

FLÉRIDA
2190
No hagas tan bajo extremo,
si Amor en tu pecho escarba.
Redondilla
Basta que cautivos sean.

ROSARDO
Por ser la primera cosa
que pides, Flérida hermosa,
2195
y que soy hidalgo crean,
Redondilla
desnúdense por agora.
Alto; llévenlos de aquí.
¿Quiéreste doler de mí?

Vanse.

FLÉRIDA
Déjame.

ROSARDO
Escucha, señora.

LEONIDO
Redondilla
2200
Por presto determinados,
tarde nos arrepentimos.

MANFREDO
Con mucha lana venimos,
y volvemos trasquilados.


Acto III

Salen Rosardo y Olimpo.

ROSARDO
Quintilla
¡Que se ablande el hierro fuerte;
2205
que al infierno y sus enojos
suspenda una vez la muerte,
Argos duerma con cien ojos
y en otra vida despierte;
Quintilla
que se engañe una sirena
2210
de halagos fingidos llena;
que se venza un Polifemo
y que se pase en su extremo
la Libia, de sierpes llena.
Quintilla
¡Que venza a fuerza el estilo
2215
de Ulises, y que se ate
una tigre, un cocodrilo;
que una nube se dilate
y que se recoja el Nilo;
Quintilla
que se corte el monte Otón,
2220
porque así Jerjes lo mande;
que cobre un loco razón;
que una serpiente se ablande
y se sujete un león!
Quintilla
¡Que se saque una ballena
2225
del profundo de la mar,
y las perlas de su arena,
y que se pueda sacar
la plata y oro en su vena,
Quintilla
y que a un áspid sordo encante,
2230
y que se labre un diamante,
y que no se pueda hacer
que se ablande una mujer!
¿Hay dureza semejante?

PIALÍ
Quintilla
Pues que se ablande no esperes.
2235
Manda matallos, señor,
antes que más desesperes,
y no hagas caso de amor
por fuerza, que son mujeres.

ROSARDO
Quintilla
¿Qué los mate? Aqueso fuera
2240
cuando no hubiera fingido
ser moro de esa manera;
que a ser verdad, ya Leonido
en la otra vida estuviera.
Quintilla
Mas, si tengo de volver,
2245
que no se excusa de hacer,
a mi patria, por mi honor,
¿cómo he de hacer este error
y forzar esta mujer?
Quintilla
Olimpo, ya he comenzado
2250
con industria. Esto conviene
que vaya adelante.

PIALÍ
Ha dado,
después que a Leonido tiene,
en traerte así engañado.

ROSARDO
Quintilla
Pues ¿cómo? ¿No descubrí
2255
de Leonido y de Manfredo
el falso engaño?

PIALÍ
Es así.

ROSARDO
Pues ¿de qué me pones miedo?
¿Presos no los tengo aquí?

PIALÍ
Quintilla
Pues mientras juntos estén,
2260
pues cada día se ven,
no esperes tener más vida.

ROSARDO
Y aun con eso está ofendida
aquella fiera de desdén.
Quintilla
Pero porque no me digas
2265
que vivo remiso en esto,
¿qué es la industria a que te obligas?

PIALÍ
Tú, Rosardo, ¿nunca has puesto
pendencia entre dos amigas?

ROSARDO
Quintilla
No, en mi vida.

PIALÍ
Pues celosas
2270
han de quedar si tú quieres;
que mujeres envidiosas
hacen celosas mujeres
y quistiones espantosas.
Quintilla
Revuélvelas, pon en pie
2275
todo un monte de recelos
entre las dos, que yo sé
que si proceden de celos,
no hay norma, amistad ni fe.

ROSARDO
Quintilla
Pues di: ¿cómo se ha de hacer?

PIALÍ
2280
A Flavia has de revolver
con Flérida.

ROSARDO
No lo esperes;
aunque todas las mujeres
son fáciles de creer.

PIALÍ
Quintilla
De manera has de ordenar
2285
que un papel Leonido escriba,
pues tú lo puedes mandar,
diciendo que en Flavia estriba
tu vivir o tu penar.
Quintilla
Dentro de tu propia tienda
2290
fíngele luego a Leonido
que acabaste tu contienda.

ROSARDO
Ya estoy del todo advertido,
bien es verdad que lo entienda.
Quintilla
Y pues que se ofrece aquí,
2295
déjame que hable con él.

PIALÍ
Lo que te he dicho le di.
Voy por la tinta y papel.
Di: ¿sabrás?

ROSARDO
Digo que sí.

Vase Pialí, y sale Leonido con cadena.

LEONIDO
Octava real
No pienses que estos hierros y cadena,
2300
en un alma que es firme y amorosa,
menos que gloria son, porque es la pena,
Flérida, para mí dulce y sabrosa
en estas tierras de desierto llena;
cualquier fruto de amor, cualquiera cosa,
2305
le sabe al corazón, de angustias lleno,
más que la fruta del cercado ajeno.
Octava real
Las amenazas de tiranos bravos
poco te han ofendido, dulce esposa;
que me pareces con aquesos clavos
2310
más blanca que la leche y más hermosa.
Pues somos con igual fortuna esclavos,
vivamos esta cárcel tenebrosa,
que es mejor con tu cielo tan sereno
que el prado por abril de flores lleno.

ROSARDO
Octava real
2315
Aunque cumples con ser tan firme amante,
no cantas bien en tu prisión, Leonido.

LEONIDO
Canta, señor, el solo caminante
y el pastor en los montes escondido;
canta sobre la mar el navegante
2320
y al son de la cadena en que está asido
canta también el preso; y de este modo
canto mi pena yo, que lo soy todo.

ROSARDO
Octava real
¿Cadenas te pusieron?

LEONIDO
Entretengo
hasta la muerte dura la esperanza.

ROSARDO
2325
Ya por mí mal, Leonido, apenas vengo;
que en todos los del mundo habrá mudanza.
A Flérida olvidé.

LEONIDO
¿Cómo es posible?

ROSARDO
Canseme de emprender un imposible.
Octava real
Hoy, por decir vedad, a Flavia adoro,
2330
y si acabar ahora en ella puedo
que me quiera, yo dejo de ser moro
y por su esclavo y por su esposo quedo.
A Flérida te diera y un tesoro
por que la persuadieras que a Manfredo
2335
dejara de quererle; y de otra suerte,
no escaparéis de Argel y de la muerte.
Octava real
Porque mañana doy al viento velas,
que ya el arráez a llamarme envía
por que vaya a seguir diez carabelas
2340
que llevan cantidad de especería.
Si llega aquí el armada, seguirelas,
que puede ser que vengan con el día,
saliéndole a anucialle tres calandrias,
con tres galeras y con tres palandrias.
Octava real
2345
Los esclavos, por fuerza iréis al remo;
las mujeres, guisando la comida,
y llegados a Argel, su fuerza temo
y vuestra alegre libertad perdida.
Cual digo, adoro a Flavia por extremo,
2350
y si esta de ti fuere persuadida
que dejase a Manfredo y me quisiese,
no dudes que cristiano me volviese.

LEONIDO
Octava real
Numén, cuando mi hermano o padre fuera,
le perdiera el respeto en este caso.
2355
Piérdase Flavia de cualquier manera
y no vamos a Argel; detén el paso.
Nuestra muerte y peligro considera;
demás que si con Flérida me caso,
en rescate y albricias, es muy justo
2360
que pues no te doy oro, te dé gusto.
Octava real
Yo la hablaré, y aun pienso pesruadilla
de suerte que hoy la goces.

ROSARDO
Tráela luego;
que aquí te aguardo en la desierta orilla
del mar, que no podrá templar mi fuego.

LEONIDO
2365
Yo pienso a lo que es justo reducilla.

ROSARDO
Espera, que de suerte vivo ciego.

LEONIDO
Dame el tintero.

ROSARDO
Escribe una palabra,
que aquí hay recaudo.

LEONIDO
Tu boca no se abra.

ROSARDO
Octava real
Escribe que la adoro y la deseo;
2370
que ya he dejado a Flérida, y que vive
dentro en mi alma, y que en su amor me empleo.

LEONIDO
Yo lo sabré notar.

ROSARDO
(Que no concibe
este engaño, habiendo amor, no creo;
que el hombre que más sabe o se sospecha
2375
de su industria e ingenio se aprovecha.

PIALÍ
Octava real
¡Grande máquina intentas!

ROSARDO
Yo te digo
que puede dar materia a larga historia.
Y cuando más discreto este enemigo,
en tanto más estima la vitoria.
2380
No las violencias, las industrias sigo,
porque de ellas espero mayor gloria;
que si por otro estilo lo llevara,
matara el hermano y la mujer forzara.)

LEONIDO
Octava real
Ya he acabado.

ROSARDO
Pues, en suma, quiero
2385
que este papel le des.

LEONIDO
¿No más?

ROSARDO
Que la hables;
que para otra ocasión guardada espero
que mejor que el papel mi amor entables.

LEONIDO
Pues ¿romperele?

ROSARDO
No; mas ve primero
y dile en qué peligros tan notables
2390
vuestras vidas están.

LEONIDO
Yo voy.

ROSARDO
Camina.
Coge el papel.

PIALÍ
Este hombre desatina.

ROSARDO
Octava real
Y más que viene aquella fiera ingrata,
mi primera verdad y pensamiento
y el dulce basilisco que me mata.

PIALÍ
2395
Escucha, pues, que el lobo está en el cuento.

Sale Flérida.

FLÉRIDA
¡Cuán en vano mi vida se dilata
para darme más pena y más tormento!
Que mal pueden flaqueza e inocencia
hacer a tantos daños resistencia.

ROSARDO
Redondilla
2400
Gallarda es el alma mía,
tuya en todo lo demás.
¿Adónde tan triste vas,
siguiendo tu fantasía?
Redondilla
Sin duda sabes tus celos
2405
y de tu daño el efeto;
porque no tiene secreto
la tierra para los cielos.
Redondilla
¡Ay, Flérida, y quién dijera
que Leonido te olvidara!

FLÉRIDA
2410
En lo que dices repara
y mi agravio considera;
Redondilla
que yo triste no venía,
ni de Leonido quejosa,
ni estoy de Flavia envidiosa.

ROSARDO
2415
Sin duda es estrella mía.

FLÉRIDA
Redondilla
Algo creo que has sabido.
¿Pues Leonido a mí me ofende?

ROSARDO
No; basta que lo pretende.

FLÉRIDA
¿Y que ama a Flavia Leonido?

ROSARDO
Redondilla
2420
¿Posible es que no lo sabes?
Siempre es el postrero dueño.

FLÉRIDA
(¡Parece que duermo y sueño
tristezas nuevas y graves!
Redondilla
¡Ah, Flavia!)

ROSARDO
¿Qué me darás
2425
por que tu recelo veas?
¡Y la adora!

FLÉRIDA
No lo creas;
que quizá te engañarás.
Redondilla
Porque si maldad tan fiera
caber pudiera en Leonido,
2430
tu amor no verá su olvido
del punto en que yo lo viera.

ROSARDO
Redondilla
Ahora bien, no solo el ver
por tus ojos lo que pasa,
o fuera o dentro de casa,
2435
posible, ingrata, ha de ser;
Redondilla
pero de su misma mano
firma suya en un renglón.

FLÉRIDA
Son efetos de invención
o consejos de Aureliano.

ROSARDO
Redondilla
2440
Que me canso, ve, le di,
que a Flavia se le tomé
hoy, que leyendo la hallé
en él esta letra.

FLÉRIDA
¿Así?

ROSARDO
Redondilla
Pues lee, y verás si agravia
2445
Leonido tu pecho en esto.

FLÉRIDA
Es hombre. ¡Cielos! ¿Qué es esto?
¿Leonido papel a Flavia?
Redondilla
Flavia infame, ¿en esto das?
Traidor Leonido, hombre infame,
2450
que así es razón que te llame,
y no mi esposo jamás.
Redondilla
Su letra y sus pensamientos,
que deseaba saber,
por tu mano vengo a ver
2455
y a conocer sus intentos.
Redondilla
Y es la maldad de tal suerte,
que apenas lloran mis ojos,
que en lugar de estos enojos
toda en fuego me convierte.
Redondilla
2460
Que cuando ya se la dan
alma y pecho venle indigno,
y el agravio en el camino
le convierte en alquitrán.
Redondilla
Dejemos, pues, de llorar
2465
y la venganza pensemos,
que los piadosos extremos
aumentan siempre el pesar.
Redondilla
Darme la muerte es locura,
quererle más es mayor,
2470
y reducirle a mi amor,
bajeza y desenvoltura.
Redondilla
La venganza está en mi mano.
¿Queréisme hacer un placer?

ROSARDO
Pide el mundo.

FLÉRIDA
Quiero hacer,
2475
Numén, un hecho romano.

ROSARDO
Redondilla
¿De qué suerte?

FLÉRIDA
Con tu ayuda,
que soy mora fingiré
contigo me cansaré,
que aquesto será sin duda,
Redondilla
2480
y, en siendo dueña de todo,
verás cuál pongo a los dos.

ROSARDO
¡Notable industria, por Dios!
¡Vengaraste de este modo!
Redondilla
Pero di, señora mía,
2485
¿que en fin serás mi mujer?

FLÉRIDA
Volviendo el que fuiste a ser,
lo seré en aqueste día.

ROSARDO
Redondilla
Y contigo puede ir
a darte favor Cidán.

FLÉRIDA
2490
¡Ay, celos!

CIDÁN
¿Qué no podrán?

FLÉRIDA
Tú puedes, Cidán, venir.

ROSARDO
Redondilla
Espera, ¿qué nombre quieres?
¿Jarifa, Arlaja o Sultana?

FLÉRIDA
Paréceme a mí, Rosana,
2495
porque tú Rosardo eres.

Vanse y queda Rosardo.

ROSARDO
Redondilla
Id en buen hora dichosa.
¿Hay tal violencia de celos?
No han puesto en monstruo los cielos
calidad tan espantosa.
Redondilla
2500
¿Hay fácil credulidad
como la de una mujer?
Mas el papel pudo hacer
mayor mentira verdad.

Vanse. Salen Manfredo y Flavia, que van por agua.

MANFREDO
Redondilla
¿Que no quieres que me queje?

FLAVIA
2505
Pues ¿por qué te has de quejar?

MANFREDO
¿Con Aureliano has de hablar?

FLAVIA
¿Quieres que de hablarle deje?

MANFREDO
Redondilla
Sí, que me abraso de celos
viendo que el traidor Leonido
2510
te habla, y que me ha ofendido.

FLAVIA
Deja esos necios desvelos;
Redondilla
y si así me has de tratar,
déjame ir sola a la fuente,
que quiero con su corriente
2515
mis lágrimas consultar.

MANFREDO
Redondilla
Eso no, que no es razón
que canses tus pies divinos,
que todos estos caminos
peñas y arenales son.
Redondilla
2520
Yo iré, Flavia, y te traeré
tu cántaro con el mío
lleno de agua y de aquel río
que de mis ojos daré.
Redondilla
Yo haré que tributo den,
2525
señora, los tuyos bellos,
porque no hay fuentes como ellos,
ni mar como tu desdén.

Vase Manfredo.

FLAVIA
Soneto
Cansada barca, que a morir navega,
cárcel cruel y cautiverio largo
2530
con que la muerte tiene puesto embargo
mientras el plazo de su deuda llega.
Confuso caos y Babilonia ciega,
pesada carga y temeroso cargo,
dulce al dichoso, al desdichado amargo,
2535
que a uno excusa el morir y a otro le ruega.
¡Qué largas esperanzas son aquestas
con que vive la vida entretenida
con el alma en demandas y respuestas!
Dicen que hasta la muerte todo es vida.
2540
Mejor dijeran muertes manifiestas
hasta que el alma en su lugar resida.

Salen Leonido y Aureliano.

LEONIDO
Quintilla
Él tiene este pensamiento,
y habemos de padecer
si no mudamos de intento.

AURELIANO
2545
Aquí está quien ha de ser
de mi muerte el instrumento.

LEONIDO
Quintilla
¿Tú dónde ibas?

AURELIANO
Yo por leña.
Y esa perra que nos guarda,
cuya furia no es pequeña,
2550
aquí la hallé sola. Aguarda,
que la he de echar de una peña.

LEONIDO
Quintilla
Pues yo traigo de Numén
licencia para hablalla.

AURELIANO
Publícale su desdén,
2555
dile lo que el alma calla
sin esperanza de bien.

LEONIDO
Quintilla
Haré como amigo. Espera.-
¿Qué haces de esa manera,
Flavia hermosa?

FLAVIA
Tal estoy,
2560
que al amargura le doy
como si no la tuviera.
Quintilla
¿Vendrás a hablarme, cual sueles,
y de Aureliano?

LEONIDO
Antes quiero
que de todos te desveles,
2565
porque ya el tirano fiero
alza las manos crueles.
Quintilla
Mañana nos lleva a Argel
este renegado perro;
a morir vamos con él,
2570
a los tres carga de hiero
y pone al remo cruel.
Quintilla
Dice que os ha de forzar;
mas si le quieres pagar
la afición nueva que tiene,
2575
a ser tu marido viene
y a su ley quiere tornar.

FLAVIA
Quintilla
¿A mí afición?

LEONIDO
A ti, pues,
y está nuestra vida o muerte
en la respuesta que des,
2580
y no me la des de suerte
que venga a echarme a tus pies.
Quintilla
A Manfredo dará Dios,
y a Manfredo y a Aureliano
das libertad, y a los dos,
2585
que hoy estamos en tu mano.

AURELIANO
(¡Ay, hijos, habladla vos!
Quintilla
Sin duda la habla por mí.
Si llegaré… Llegar quiero.)
Por parecerme que aquí
2590
habláis en el bien que espero,
me atrevo a llegar aquí.
Quintilla
¡Haz, dulce señora mía,
lo que Leonido te ruega!
Merezca el alma este día,
2595
en este mar que navega,
vencer aquesta porfía.
Quintilla
Solo está puesta en tu mano
mi vida.

Sale Manfredo.

MANFREDO
¿Cómo? ¡Ay de mí!
¿Con mi Flavia está Aureliano?
2600
¡Cumples bien, Leonido, así
la obligación de mi hermano!
Quintilla
¡Vive Dios, que estoy de suerte
que, a tener armas, te diera
justa y merecida muerte!

LEONIDO
2605
Lo que dices considera
y lo que te pido advierte,
Quintilla
que si no viera que amor
es dueño de tu favor,
aqueste hiciera pedazos,
2610
le echara al mar con mis brazos.

FLAVIA
¿Qué toca aquel atambor?

AURELIANO
Quintilla
Escuchemos el pregón.

FLAVIA
Sin duda nos embarcamos.

Sale Pialí, Cidán y moros, con cajas.

PIALÍ
Pues en tan buen puesto estamos,
2615
toca y di.

CIDÁN
Dame atención.

TAMBOR
Quintilla
Manda el alcaide Numén
que porque hoy Flérida toma
su ley, cuantos aquí estén
vayan a su tienda y den
2620
gracias por ello a Mahoma.

PIALÍ
Quintilla
Pasá adelante los dos.

LEONIDO
Pialí, quítate, aguarda.
¿Esto es cierto?

PIALÍ
¿Cómo cierto?
Id allá y sabreislo vos.

LEONIDO
2625
¡Qué notable desconcierto!
Quintilla
¿Hase visto tal traición?

AURELIANO
Sin duda que es invención.

FLAVIA
Todo es de Numén maldad.

LEONIDO
¡Temeraria libertad!
2630
Saltos me da el corazón.
Quintilla
¡Jesús! ¿Flérida?

FLAVIA
No creas
de un ángel cosas tan feas.

LEONIDO
También era ángel Luzbel
y siéndole a Dios infiel
2635
cayó en las aguas leteas.
Quintilla
¡Válgame Dios, que reniega
Flérida!

AURELIANO
¡Matarla es poco,
si es verdad que aqueso llega!
Tenedme por muerto o loco.
2640
¡Si a Dios niega! ¡Si a Dios niega!

LEONIDO
Quintilla
Vamos, que tiene razón.

FLAVIA
No creas lo que no ves.

MANFREDO
¿Qué habrá sido la ocasión,
pues no hay amor ni interés?
2645
¡Tanto puede la traición!
Quintilla
Si amor a Numén tuviera,
sin duda que lo creyera;
que si una mujer adora,
será con el moro mora
2650
y con el bárbaro fiera.

LEONIDO
Quintilla
No sé, amigos. Muerto estoy.
¿Qué dices de aquesto, Flavia?

FLAVIA
Yo segura a verla voy.
Por lágrimas lloro y rabia.

LEONIDO
2655
Fuego por suspiros doy.

Vanse, y sale Rosardo y Flérida de moros, y todos los demás, y músicos.

ROSARDO
Quintilla
Cesen las trompetas ¡hola!,
las cajas y chirimías,
y aquí suene la voz sola
dulce aumento de mis días.
2660
Nueva Angélica española,
Quintilla
toma aqueste rico estrado,
que de piedras, plata y oro
te le pienso dar bordado.

FLÉRIDA
¿Cómo me está el traje moro?
2665
¿Qué es de aquellos clavos de oro?

ROSARDO
Quintilla
Por tu vida que Pialí…

FLÉRIDA
Fingidos los puso en mí.

ROSARDO
Denle a Pialí cien cequíes,
dos alfanjes tunecíes
2670
y el bayo que ayer corrí;
Quintilla
que no es razón que [a] esa cara
ninguna cosa ofendiera,
aunque ninguno bastara,
y aun el sol no la venciera
2675
con nube aunque le eclipsara.
Quintilla
Nube ni rosa no fue
la de aquestos negros clavos,
de que el sol libre se ve.
¿Hola? Llamad mis esclavos;
2680
vengan a besalle el pie.

PIALÍ
Quintilla
Ya fue Cidán a avisallos.

ROSARDO
Después vendrán mis vasallos,
y a fe que, aunque son montañas,
hubiera juego de cañas
2685
si tuviera mis caballos.

PIALÍ
Quintilla
Aquí hay, señor, dos o tres.

ROSARDO
Mi Rosana, a pasear.-
Salen Leonido, Aureliano, Flavia y Manfredo.
¿Cómo tardáis en llegar,
perros, a besar sus pies?

LEONIDO
Quintilla
2690
¿Esto es posible?

FLAVIA
¡Oh, traidora!

AURELIANO
¿Es cierto aquesto?

ROSARDO
Llegad, perros.

MANFREDO
Ya, señora.

FLAVIA
Yo lo he visto y no lo creo.

FLÉRIDA
Quintilla
¿Viose venganza mayor?

MANFREDO
2695
Beso tus pies y obedezco
por señora.

ROSARDO
Llega tú.

AURELIANO
Aquí la vida te ofrezco.

LEONIDO
(¡Que ha renegado! ¡Jesú!
¡Pierdo la vida, enloquezco!)

AURELIANO
Quintilla
2700
(Estoy por matalla allí.)

ROSARDO
Llega, cristiana.

FLAVIA
Tus pies
beso.

FLÉRIDA
¿Tú vienes aquí,
causa del daño que ves?

FLAVIA
Señora, ¿en qué te ofendí?

FLÉRIDA
Quintilla
2705
¿En qué, enemiga?-Numén,
haz llevarla a la prisión.

ROSARDO
Llévenla, Armindo y Azén.

FLAVIA
Pues a mí, ¿por qué razón?

FLÉRIDA
La muerte haré que te den.-
Quintilla
2710
¡Perros, que me habéis vendido!

FLAVIA
(Sin duda se ha vuelto loca.)

ROSARDO
¿Cómo no llega Leonido?

LEONIDO
¿Yo en tus pies poner mi boca?

ROSARDO
¿Qué es esto, perro atrevido?-
Quintilla
2715
O llegue o dalde la muerte.

LEONIDO
¡Ladrones, de aquesta suerte
beso yo pies tan infames!

ROSARDO
¿Cómo que infames los llames?

LEONIDO
¡Oh, celos, gigante fuerte,
Quintilla
2720
ayuda!

ROSARDO
¡No escape! ¡Muera,
y vaya tras él mi gente!

FLÉRIDA
Dejalde, señor; espera.

ROSARDO
Señora, ¿qué, te desmayas?

FLÉRIDA
Que le he amado considera.

ROSARDO
Quintilla
2725
¿Cómo no? ¡Muera el villano!
Yo he de seguille [el] primero.

Vase.

AURELIANO
Sabe que he sido tu hermano.

FLÉRIDA
Y [el] hombre más duro y fiero,
más bárbaro, loco y vano.

AURELIANO
Quintilla
2730
¿Por qué has dejado la fe?

FLÉRIDA
No he dejado.

AURELIANO
Pues, ¿qué fue
trocar hábito de mora?

FLÉRIDA
Quererme vengar ahora
poniendo en tu cuello el pie.

AURELIANO
Quintilla
2735
¿Quién te ha ofendido?

FLÉRIDA
Leonido.

AURELIANO
¿Cómo?

FLÉRIDA
Solicita a Flavia,
y ella le llama marido.
Lo que es la venganza, es rabia;
lo que es ser mora, es fingido.

AURELIANO
Quintilla
2740
¿Qué a Flavia Leonido adora?
¿Con eso el traidor la hablaba?

FLÉRIDA
Por esto me he vuelto mora,
por eso le castigaba.
Di que tengo culpa agora.

AURELIANO
Quintilla
2745
Culpa tienes, pues debieras
dar cuenta de esto a tu hermano,
sin hacer estas quimeras.

FLÉRIDA
Dijéronme que tú eras
encubridor, Aureliano.

AURELIANO
Quintilla
2750
Ahora bien, ¡yo he de matarte!

FLÉRIDA
Tú ni todo el mundo es parte.

AURELIANO
Ahora yo te tengo aquí.

FLÉRIDA
¿Numén? ¿Cidán? ¿Pialí?

MANFREDO
Yo también he de ayudarte.

Salen Rosardo y los moros.

ROSARDO
Endecasílabos sueltos (tirada)
2755
¡Llega aprisa, por el cielo santo,
que ahogan a mi bien los dos traidores!

AURELIANO
¡Agora has de morir, villana infame!
¡No eres mi hermana, no lo digas!

ROSARDO
¡Perro!
¿Infame a un ángel?

AURELIANO
Danos luego muerte.
2760
Considera mi justo sentimiento.
A mi sangre castigo; esta es mi sangre.

ROSARDO
Rápales luego a cercen cabello y barba.
Échenlos en el remo.

FLÉRIDA
Espera un poco.
Por mis ojos, si mis ojos amas.
2765
que baste su prisión y cautiverio.

ROSARDO
Pues llevaldos de aquí, que si los miro,
¡por Mahoma!, que nunca lo he jurado,
que sin beber su sangre no me temples.

AURELIANO
¡Que no quiero piedad! ¡La muerte quiero!

PIALÍ
2770
¡Andad, perros, de aquí!

MANFREDO
Calla, Aureliano.
Guarda la vida hasta cobrar mi hermano.

Vanse.

ROSARDO
Enfadada estarás.

FLÉRIDA
Causa he tenido.

ROSARDO
¿Dónde quieres holgarte?

FLÉRIDA
En la montaña,
si hay caza alguna.

ROSARDO
Está de caza llena.
2775
El suelto pardo por los montes corre
y la montesa cabra por las peñas;
el jabalí cerdoso, colmilludo,
los céspedes devasta de los bosques;
huye el conejo y la medrosa liebre,
2780
él deja su saber y ella su cama.

FLÉRIDA
Pues vamos, que este enfado pasaremos
ejercitando el arco y la ballesta.

ROSARDO
Diana sale a caza, que se apresta.

Vanse, y salen los moros huyendo y Leonido tras ellos, dándoles voces.

PIALÍ
Redondilla
¡Guarda el loco! ¡Guarda el loco!

CIDÁN
2785
A decillo al jeque voy.

Vanse los moros.

LEONIDO
¿Loco me decís que estoy?
¡Perros, aguardadme un poco!
Redondilla
Pero ¿por dicha es locura?
Locura debe de ser,
2790
porque no la conocer
es la señal más segura.
Quintilla
¿Dónde voy ¡triste de mí!
con desventuras tan graves?
¡Alma, si acaso lo sabes,
2795
dime si soy lo que fui!
¡Cruel! ¿En qué te ofendí
Pareados octosílabos
que tal galardón me diste,
que a un hombre sin Dios quisiste
Pareados octosílabos
y a Dios y a su ley dejaste?
2800
La palabra me negaste
Pareados octosílabos
que me diste de ser mía.
La luz se ausenta del día,
Pareados octosílabos
noche obscura me parece,
todo el campo se entristece;
Pareados octosílabos
2805
tristeza anuncian sus peces,
que entrando y saliendo creces
Pareados octosílabos
creo que mi muerte aguardan.
Tienes razón, que ya tardan
Pareados octosílabos
mis manos en darme muerte.
2810
¡Oh, vida, coluna fuerte
Pareados octosílabos
a naturaleza asida!
Siendo Flérida perdida
Pareados octosílabos
¿cosa tan justa resistes?
No es la vida para tristes.
Pareados octosílabos
2815
Vívala el moro gallardo,
vivan Flérida y Rosardo;
Pareados octosílabos
pero no los nombro bien:
vivan Rosana y Numén.
Pareados octosílabos
Mas ¿qué es lo que digo? Espera,
2820
no quede en esta ribera
Pareados octosílabos
álamo, chopo ni coro
en que Angélica y Medoro
Pareados octosílabos
escriban sus falsos nombres.
¡No fuérades todos hombres!
Pareados octosílabos
2825
Árboles desvergonzados,
montes, sotos, riscos, prados,
Pareados octosílabos
no os empecéis a quejar,
que ya me vuelvo a la mar
Pareados octosílabos
y me la pienso sorber,
2830
que bien la haré menester
Pareados octosílabos
para el incendio que paso.
¡Justo cielo, que me abraso,
Pareados octosílabos
tened lástima de mí!
¿Qué me estás mirando ahí,
Pareados octosílabos
2835
peña, imagen de aquel pecho
que tanto agravio me ha hecho?
Pareados octosílabos
¡Harete dos mil pedazos!
¡Cruel! ¿Qué harás en los brazos
Pareados octosílabos
de un hombre que está sin Dios?
2840
¡Un rayo os parta a los dos!
Pareados octosílabos
¡Ay, cielo! ¡Si yo lo fuera,
con qué violencia cayera
Pareados octosílabos
sobre los dos desde el cielo!
¿Es aqueste el mortal velo,
Pareados octosílabos
2845
o es mi sombre? ¿Hola? ¿Quién es?
Manos tengo, rostro y pies.
Pareados octosílabos
¿Quién habla allá dentro? ¿HolaN
X
Nota del editor

«Falta un verso en el pareado.»

?
Pareados octosílabos
¿No me responde ninguno?
Mas ¿por qué el alma importuno?
Pareados octosílabos
2850
Que se vaya y se remonte.
Pero ¿no se ve allí un monte?
Pareados octosílabos
Y arrojarme he desde allí
en el mar, pues me creí
Pareados octosílabos
de quien de aquesta manera
2855
con unas alas de cera
Pareados octosílabos
quiso que mirase al sol.
Seré un rayo español,
Pareados octosílabos
porque, cayendo en el mar,
el nombre le he de quitar
Terceto
2860
y se llamará Leonido;
pero mientras me despido
quiero con Leonido hablar.

Sale Flérida.

FLÉRIDA
Redondilla
La que pierde tanto bien
y espera perder la vida,
2865
bien es que vaya perdida
de la caza y de Numén.
Redondilla
¡Ay, primero movimiento,
breve en pensar, en obrar,
cómo vienes a parar
2870
en largo arrepentimiento!
Redondilla
Diéronme en esto los cielos
naturaleza heredada,
que no hay víbora pisada
como una mujer con celos.

LEONIDO
Redondilla
2875
¡Ha de abajo! ¿Hola? ¿No veis
que quiero echarme de aquí
y que daré sobre ti?

FLÉRIDA
¡Ay, cielos, Leonido es!

LEONIDO
Redondilla
¿Hola? Si eres cosa viva,
2880
dile a aquella renegada
que ya no se me da nada
de que en otros brazos viva.
Redondilla
Que como he considerado
que no dándola ocasión,
2885
y con tan grande traición
vivo ya muy consolado,
Redondilla
cuanto y más que no es mi queja
sola, que hay otras dos;
que aquesta ofensa es de Dios,
2890
a quien por un amor deja.
Redondilla
Yo la sabré castigar
mientras que de aquí me arrojo,
que quiero echarme en remojo
por algún tiempo en el mar;
Redondilla
2895
porque he suspirado tanto
y con violencia tan fuerte,
y he llorado de tal suerte
que estoy más seco que un canto.
Redondilla
Vete y aquesto le di.

FLÉRIDA
2900
¡Tente! ¡Espera!

LEONIDO
¿Qué me espere?
¿Quién eres tú?

FLÉRIDA
Sea quien fuere.
Alguien soy, pues hablo aquí.

LEONIDO
Redondilla
Mi sombra debe de ser,
que las aguas son espejos
2905
que retratan desde lejos
al que las alcanza a ver.
Redondilla
¡Hola, sombra impertinente,
desvíate enhoramala!

FLÉRIDA
No la has tenido tan mala
2910
después que te lloro ausente.
Redondilla
¿Por qué te quieres matar?

LEONIDO
Por no besalle la planta
a una mujer que no es santa
ni la han de canonizar.
Redondilla
2915
Quísela y quiérola bien,
y levantome que rabio
por hacerme aqueste agravio
con el perro de Numén.
Redondilla
¿Conoces aqueste galgo?

FLÉRIDA
2920
Conózcole por mi mal.
Dime que tú eres leal
a Flérida.

LEONIDO
Soy hidalgo.

FLÉRIDA
Redondilla
¿Luego no has querido a Flavia?

LEONIDO
Solo a Flérida he querido.
2925
Mi primero amor ha sido.

FLÉRIDA
(Injustamente te agravio.)
Redondilla
¿Quiéresla mucho?

LEONIDO
La adoro.

FLÉRIDA
¿Ha gran tiempo?

LEONIDO
Habrá seis años.

FLÉRIDA
¿Y te olvida?

LEONIDO
Por engaños.

FLÉRIDA
2930
¿De quién, di?

LEONIDO
De un falso moro.

FLÉRIDA
Redondilla
Algo le has hecho.

LEONIDO
Tú mientes.

FLÉRIDA
Ella es leal.

LEONIDO
Es traidora.
¡Ah, sombra preguntadora,
no me canses y atormentes!

FLÉRIDA
Redondilla
2935
¿Si yo te muestro un papel
que tú le escribiste a Flavia?

LEONIDO
Aquese papel me agravia;
el engaño nació de él,
Redondilla
que me le hizo escribir