Texto utilizado para esta edición digital:
De Vega, Lope, “La Arcadia”, “Obras de Lope de Vega, XIII”, Marcelino Menéndez Pelayo (ed.), Madrid, Atlas (BAE, CLXXXVIII), 1965, pp. 117-183.
- Durá Celma, Rosa (Artelope)
COMEDIA DE LOPE DE VEGA CARPIO DIRIGIDA AL DOCTOR GREGORIO LÓPEZ MADERA DEL CONSEJO SUPREMO DE SU MAJESTAD
COMEDIA DE LOPE DE VEGA CARPIO
DIRIGIDA
AL DOCTOR GREGORIO LÓPEZ MADERA
DEL CONSEJO SUPREMO DE SU MAJESTAD
De haber llegado vuestra merced por tan justos méritos al lugar que tiene en el Supremo Consejo, le dan el parabién, entre infinito número de aficionados a sus virtudes y letras, todos los naturales de su patria, que tanto ha honrado con los singulares frutos de sus estudios; y a los que escriben el arte de la poesía de las comedias, pueden asimismo dársele que de que vuestra merced haya sucedido en la protección y amparo de las que para serlo de los pobres, y honesto entretenimiento de esta corte, se representan en ella y en otras ciudades de España. De estas he escrito muchas, que con ingenio particular me dediqué a este género de letras desde mis tiernos años, aunque para dar satisfacción de otras mayores en diversos libros, llamé las musas a más sublime estilo, puesto que en la Antigüedad no fuera necesario, pues ni el heroico era lírico, ni el epigramático trágico. Así los describe Crinito, y dieron a los cómicos notables honras Italia y Grecia, tanto, que nunca parecen que acaban de alabar graves autores las fábulas y comedias de Sexto Turpilio, mayormente la Lindia, donde celebran aquellos senarios, de que hoy se hicieran tan pocos advertimiento en los teatros de España. De las que he escrito, si bien inferiores a las de tantos ingenios, que las escriben con suma facilidad y elegancia, he dado a luz algunas, para remediar, si pudiese, que las impriman como lo han hecho, tan desfiguradas de sus principios, que tales agravios no se han recibido en el mundo de autor vivo, ni tales testimonios levantado a entendimiento muerto, porque más parecen sueños que versos, y más locuras que sentencias. De las que he dado a luz en esta la quinta parte, y en orden a las demás, la decimatercia. Debíase su dirección justamente a vuestra merced, como primitivo don del nuevo cargo, que ya estos campos son suyos, y pues en algunas se trata tanta variedad de letras humanas y divinas, ¿a quién mejor que al príncipe de todas como son evidente ejemplo “Las Animadversiones al derecho”, “Las Excelencias del Bautista”, “Los Santos de Granada” y “Las Grandezas de España”, que a escribirlas otra pluma, la de vuestra merced fuera la mayor suya? Espero, entre otras cosas, que quien ha escrito e impreso (si bien en tan distintas y altas materias) se dolerá de los que escriben, y que ahora tendrá remedio lo que tantas veces se ha intentado, desterrando de los teatros unos hombres que viven, se sustentan y visten de hurtar a los autores de comedia, diciendo que las toman de memoria de solo oírlas, y que este no es hurto, respecto de que el representante las vende al pueblo, y que se pueden valer de su memoria, que es lo mismo que decir que un ladrón no lo es porque se vale de su entendimiento, dando trazas, haciendo llaves, rompiendo rejas, fingiendo personas, cartas, firmas y diferentes hábitos. Esto no solo es en daño de los autores, porque andan perdidos y empeñados, pero, lo que es más de sentir, de los ingenios que las escriben, porque yo he hecho diligencia para saber de uno de estos, llamado el de la gran memoria, si era verdad que la tenía; y he hallado, leyendo sus traslados, que para un verso mío hay infinitos suyos, llenos de locuras, disparates e ignorancias, bastantes a quitar la honra y opinión al mayor ingenio en nuestra nación y las extranjeras, donde ya se leen con tanto gusto. Pues si aquel antiguo poeta quebró al ollero los vasos con el báculo, porque cantaba mal sus versos, ¿qué harán los que ven contrahacer los suyos de oro en barro? La memoria llamó Aristóteles habitus phantasmatis, y en otra parte, figurationis; en oradores y jurisperitos, famosa joya adquirida y aumentada con la cultura, como Cicerón lo dijo, pero si el filósofo siente que magis memoria vigent, qui obtuso, hebetique ingenio sunt, claro está que no pudiendo esta adquirir, de oír representar, una comedia toda, ha de suplir sus defectos con sus versos, y que siendo de tan corto ingenio, ha de ser disparates lo añadido, porque no es posible que en tanta copia de figuras y diversidad de acciones pueda percibir a la letra más de lo que permite la brevedad del tiempo en que las oye, y que desde allí al que las escribe ha de pasar distancia. Y así llamó San Agustín a la memoria infida custos, y en su Ciudad de Dios: Qui enim debitet multo esse melius habere bonam mentem, quam memoriam quantumlibet ingentem? En sus Tusculanas la llamó Tulio rerun signatarum in mente vistigium; pero no para las mismas palabras, dicciones y versos, donde sería tan notable defecto saltar una sílaba, cuanto más una cadencia. Al Ilustrísimo Arzobispo de Toledo don Bernardo de Rojas, oí un sermón entre los dos coros, y se le envié el día siguiente escrito en verso, como anda impreso en mis Rimas sacras. Esto es posible, porque no se obliga la memoria a las mismas palabras, sino a las mismas sentencias, y es más fuerza del ingenio que suya, pero percibir rigurosamente una fábula toda, de solo oírla las veces que se representa, fuera cosa rara, mas no la habemos visto. Confieso que es una excelente potencia, que non modo philosophiam, sed omnis vitae usum, omnesque artes una maxime continet, y así lo estimo; pero con invención y mentira la desalabo. Hombres ha habido de gran memoria. Plinio y Gelio escriben de Mitríades que sabía las lenguas de veintidós naciones sujetas a su imperio; dos mil nombres recitaba Séneca, y esto mismo hacía el ilustrísimo señor don Íñigo de Mendoza, catedrático en la Universidad de Alcalá, cuando yo estudiaba en ella. Scipión sabía los nombres de sus soldados, y en las divinas letras supo Esdras de memoria toda la ley y doctrina de los hebreos. Porcio Romanos escribía, y lo mismo estudiaba sin volverlo a leer, pero estos son hombres raros y excepciones de la regla general de Aristóteles, como es ejemplo el insigne jurisconsulto don Francisco de la Cueva y Silva; pero estos que en un acto de comedia ponen innumerables desatinos, ¿qué memoria tienen? Vuestra merced, pues, pondrá remedio, por buen principio de su protección, a este abuso, y recibirá en su amparo la primera comedia de este libro, que, puesto que es de pastores de la Arcadia, no carece de la imitación antigua, si bien el uso de España no admite las rústicas Bucólicas de Teócrito, antiguamente imitadas del famoso poeta Lope de Rueda. Esto entretanto que se le dirigen mayores obras y se celebra su clarísimo nombre, digno de eternos mármoles, aunque ningunos lo serán más que sus mismos escritos, donde la envidia está suspensa, y ella misma alaba lo que admira, que es la mayor victoria.
Capellán de vuestra merced,
Lope de Vega Carpio.
Elenco
PERSONAS BELIS BELISARDAANFRI ANFRISOSILV SILVIOERGAS ERGASTOSALIC SALICIOANARD ANARDABATO BATOFLOR FLORACARDEN CARDENIOFRONDO FRONDOSOOLIMP OLIMPOMUSIC MÚSICOSPAST PASTORESCUPI [CUPIDO]VENUS [VENUS]LIDIO [lLIDIO], [pastor]VIREN [VIRENO], [pastor]
BELISARDA |
ANFRISO |
SILVIO |
ERGASTO |
SALICIO |
ANARDA |
BATO |
FLORA |
CARDENIO |
FRONDOSO |
OLIMPO |
MÚSICOS |
PASTORES |
[CUPIDO] |
[VENUS] |
[lLIDIO], [pastor] |
[VIRENO], [pastor] |
Acto I
Acto II
Acto III