VALOR DE LAS MUJERES, Comedia famosa, EL
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
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Título: VALOR DE LAS MUJERES, Comedia famosa, EL. Procedencia: Parte 18; P2; Final Acto III
Autoría
Autor: Félix Lope de Vega y Carpio. Fiabilidad: De autoría fiable
Peregrino
Citado en El peregrino I: No
Citado en El peregrino II: Sí
Parte
Parte XVIII (1623)
Manuscrito
Tipo: Copia
Localización: Parma, Biblioteca Palatina (Italia)
Ref. bibliográfica: Restori, Antonio: Una collezione di commedie di Lope de Vega Carpio ([CC.* V. 28032 della Palatina Parmense]). Livorno, Tipografia Francesco Vigo, 1891. 33.
Nota: Signatura CC.* V. 28032/ XLI
Otras ediciones del siglo XVII
No consta
Colecciones modernas
*Ref. bibliográfica: E. Cotarelo et al. eds.: Obras de Lope de Vega publicadas por la Real Academia Española [nueva edicion] (Con prólogos de E.Cotarelo y Mori y otros, 13 vols.). Madrid, RAE, 1916-1930. X.
*Ref. bibliográfica: VVAA: Teatro Español del Siglo de Oro (Base de datos de texto completo publicada en CD-ROM). ProQuest LLC, Chadwyck-Healey, 1997.
* Edición utilizada
Ediciones singulares modernas
No consta
Versiones y traducciones
No se conocen
Bibliografía secundaria
- Cisneros, Luis Jaime. "Preguntas sobre Lope". Mar del Sur. núm. 22. p. 87. 1952.
Nota: vol. 8.
- Di Pastena, Enrico. "La fiesta de San Juan en la comedia de Lope. Un sondeo". Trambaioli, Marcella. Texto, códice, contexto, recepción. Jornadas de estudio sobre el teatro de Lope de Vega (en memoria de Steffano Arata) (Pescara 25-26 novembre 2004). Pescara: Librería dell’Universitpa Editrice. 2006. p. 87-108.
- Gillet, Joseph E.. "Lucrecia-necia". Hispanic Review. núm. 15. p. 120-36. 1947.
Nota: Obras mencionadas en el artículo: La cortesía de España, El dómine Lucas, Las ferias de Madrid, La malcasada, El perro del hortelano y El valor de las mujeres.
ANOTACIONES PRAGMÁTICAS
Ver / Ocultar secciónDatación
Fecha: 1613-1618, probablemente 1615-1616
Ref. bibliográfica: Morley, S. G.; Bruerton, C.: Cronología de las comedias de Lope de Vega (La 1ª edición, en inglés, es de 1940). Madrid, Gredos, 1968. 400.
Dedicatorias
Al doctor Matías de Porras, capitán de la Real Sala de las Armas, familiar del Santo Oficio, y corregidor, y justicia mayor de la provincia de Canta, en los reinos del Perú.
Cómputo de versos
Número: 2998
Ref. bibliográfica: Morley, S. G.; Bruerton, C.: Cronología de las comedias de Lope de Vega (La 1ª edición, en inglés, es de 1940). Madrid, Gredos, 1968. 400.
CARACTERIZACIONES
Ver / Ocultar secciónPersonajes no computables
Personajes computables
Universo social
Tiempo histórico
Tiempo indeterminado
Marco espacial
Acto 1
Topónimo: Bisela. Espacio: palacio del ducado de Bisela.
Topónimo: Bellas Albas. Europa. Espacio: palacio del Conde Carlos; de camino hacia Alenes.
Topónimo: Alenes. Espacio: En la corte del duque Alberto; en el campo, a 4 leguas de la ciudad.
Topónimo: lugar indeterminado. Europa. Espacio: En el palacio del marqués Fineo.
Acto 2
Topónimo: Alenes. Espacio: plaza pública; interior del palacio; puerta exterior de la prisión; interior de la prisión; a orillas del mar, en la playa.
Acto 3
Topónimo: Bellas Albas. Europa. Espacio: puerto de Bellas Albas; rocas sobre el mar; orilla del mar; hacienda de unos rústicos villanos; palacio de Bellas Albas; palenque del desafío.
Topónimo: Alenes. Espacio: puerto cercano a la ciudad;.
Duración
Acto 1: Número indeterminado de días
Entreacto 1 a 2: Número indeterminado de días
Acto 2: 1 día (aprox.)
Acto 3: 3 días (aprox.)
Género
Género principal:
- Comedia > universo de irrealidad > tradición literaria > palatina.
Extracto argumental
Acto 1
Ante la propuesta de dos pretendientes de equiparable nobleza, el conde Carlos y el marqués Fineo, la duquesa Lisarda, que no conoce a uno ni a otro, se ha decantado por el primero, asesorada por los hombres principales del estado de Bisela. Es previsible, teme Lucrecia, hermana de Lisarda, que el marqués Fineo, hombre feroz y arrogante, se enoje. Además, la propia Lucrecia, enamorada por su fama de Carlos, procura evitar el enlace entre su hermana y el conde y, así, envía a éste una carta anónima repleta de infamantes mentiras sobre Lisarda.
Entretanto, en Bellas Albas, el conde Carlos, tras recibir la anónima misiva en la que se lo informa de que Lisarda es una vil mujer, aficionada a un criado de su casa, anula la embajada a Bisela de su hermano Lucindo y despacha inmediatamente a un mensajero con la orden de deshacer el concierto. Decidido, empero, a casarse, Carlos está dispuesto a aceptar por esposa a Otavia, hija del duque Alberto, y evitar, con este enlace, la guerra contra Hungría que el duque pensaba promover en venganza por un antiguo agravio del que se sintió objeto por parte del padre de Carlos.
De nuevo en Bisela, la duquesa Lisarda, inquieta por la tardanza de Lucindo, recibe la visita de Albano, el mensajero enviado por Carlos para deshacer el pactado enlace, que le entrega una caja de parte del conde: en su interior, una daga atraviesa los compromisos escritos que ambos firmaron. Lisarda dice ignorar la causa del rompimiento y el comisionado insinúa que quizá alguien haya levantado algún falso testimonio contra ella. Semejante alusión estimula a Lisarda a viajar en secreto, disfrazada de hombre, para estudiar in situ los motivos de semejante humillación. Antes de partir, la duquesa fía su gobierno a Fidelio, solicita un acompañante que no la conozca, Tristán, y recomienda que se comunique a los súbditos que ha viajado a Alemania a pedir favor contra el conde Carlos.
En tierras del duque Alberto tampoco ha sido fácil la elección. El duque ha optado por el oportuno matrimonio político de su hija Otavia con el conde Carlos, que ya viene a recogerla, pero también había recibido una carta del marqués Fineo, vecino de aquel estado, en la que éste solicitaba la mano de la Infanta. La respuesta ofrecida fue que Otavia ya estaba comprometida con el conde Carlos, algo que sorprende al alcaide Adrián, que pensaba que el conde había tomado por esposa a Lisarda.
El regreso de Albano a Bellas Albas, tras su entrevista con Lisarda, no trastoca los inminentes planes del viaje del conde Carlos para reunirse con Otavia. A Carlos no le asusta el enojo de la duquesa Lisarda, pues él piensa que el compromiso ha quedado roto por causa justificada. De camino topa con un cazador y su criado Tristán. Se trata de la propia Lisarda, que, con el nombre de Enrique y bajo el disfraz de cazador inglés, ofrece al conde dos halcones alemanes. Carlos le brinda su amistad y, dadas las circunstancias, le permite viajar con él para probar de camino a los dos halcones. Sólo Tristán sospecha que Lisarda es en realidad una mujer.
El marqués Fineo, por su parte, verbaliza su estupefacción. Lisarda y Otavia, una detrás de otra, han rechazado su propuesta de matrimonio declarándose comprometidas con Carlos. Sintiéndose víctima de un engaño: a la justa vengança estoy dispuesto. Así, también disfrazado, parte a la corte del duque Alberto para intentar averiguar lo sucedido.
A cuatro leguas de la ciudad de Alenes, lugar de residencia del duque Alberto y su hija, dos labradores, Rosela y Celio, discuten enamorados. Él quiere regalarle un pájaro que ha encontrado, precisamente el neblí perdido que buscan el conde Carlos y Enrique / Lisarda. Mientras ésta y Celio van a por el halcón, el conde, sin desvelar su identidad, pide información a Rosela sobre el próximo enlace de Otavia. La labradora responde que circulan rumores de que el conde camina hacia la ciudad y de que ya están prevenidas las fiestas. Enrique / Lisarda, sabedora de que el enlace entre Carlos y Otavia es inminente, se sabe enamorada porque los celos le rompen el alma: prefiere quitarse la vida antes que ver a Carlos gozando a Otavia. El conde confía entonces a su acompañante la razón por la que rompió su compromiso con Lisarda: ella era indigna porque amaba a un criado; incluso le da a leer la carta acusadora. La reacción de Enrique / Lisarda es inmediata; segura que conoce bien a la duquesa, de intachable pureza, que ha sido acusada falsamente por su hermana Lucrecia, cuya letra ha reconocido. El conde todavía está a tiempo de regresar a Bellas Albas y devolver el honor a Lisarda. Carlos, sin embargo, está decidido a casarse con Otavia y pide a Enrique / Lisarda, al que sospecha espía de la duquesa, que aparte de sus oídos el nombre de su antigua prometida.
Acto 2
Las fiestas organizadas para recibir al conde en Alenes ya han finalizado y la gente sólo aguarda que las bodas entre Carlos y Otavia se lleven a cabo. Inmerso en las celebraciones, el marqués Fineo se consuela pensando que al menos podrá conseguir la mano de Lisarda, mientras ésta, por su parte, todavía como Enrique, se lamenta por la inminencia del enlace. Carlos, que espera impaciente la llegada del duque, es apresado sorpresivamente por los soldados húngaros. Alberto quiere vengar de esta manera el oprobio del que sintió objeto en el pasado por parte del padre de Carlos. La sorpresa invade a todos los presentes tras la alevosa captura. Lucindo y Fineo, por un lado, deciden unir sus fuerzas para combatir al tirano. Por otro lado, Lisarda / Enrique revela a Tristán su verdadera identidad; confiesa que es una mujer enamorada y que en ese momento únicamente piensa en liberar al conde: Tristán, ya no es posible que te encubra, / que soy muger, yo soy muger y adoro / al conde, quieres más que te descubra.
Más tarde, Otavia, disgustada, considera indigna e innecesaria la venganza de su padre y teme que puedan considerarla cómplice y por tanto homicida de su propio marido. En mitad de la discusión aparece Lisarda disfrazada de loco gracioso; Tristán lo presenta como un polifacético artista llamado Valor: hace locuras y gracias, sabe tañer, cantar, hacer mal a los caballos y criar halcones, y ha llegado a Alenes para participar en las celebraciones por la boda de Otavia. Enterados del triste desenlace de las fiestas, han decidido volver a su tierra. El duque Alberto, deseoso de agradar a su hija, pide al estrafalario artista que permanezca en la corte para alegrar a Otavia.
En cuanto se marcha el duque, Lisarda / Valor alecciona a Otavia con los mil ejemplos que contiene la historia de España de mujeres que sacaron a sus amantes de la cárcel, especialmente cuando ellas fueron en cierto modo responsables, o culpables, de su captura. Lisarda abandona el papel de artista y asegura ser Enrique de Sajonia, primo de Carlos e hijo de Felicia, ahora Reina de Polonia, que se ha fingido loco para poder trazar con Otavia el plan de huida del conde. También Tristán la anima a demostrar el valor de las mujeres
En las puertas de la prisión, el alcaide y cuatro soldados realizan su turno de guardia. Uno de ellos no acaba de estar de acuerdo con la alevosa jugada del duque Alberto, a lo que otro replica que los reyes / pueden hazer y deshazer las leyes. Llegan hasta allí Tristán, Otavia y Lisarda, vestida como el loco Valor. Otavia alega ante Adrián el justo amor que tiene a su marido y, gracias a una caja de joyas y a la advertencia de que algún día ella será señora de ese estado, consigue que le permita visitar a Carlos. Mientras los soldados se distraen jugando a los dados, entran en la celda las dos mujeres. Al cabo de un instante, sale Otavia acompañada por el conde, disfrazado con el capotillo que le ha prestado el loco Valor, que ha quedado en la prisión. A continuación, determinado a matar al conde, llega el duque Alberto y descubre la burla, esto es, a LIsarda / Valor en la celda vestido con capa y sombrero; Alberto ordena de inmediato la ejecución de Adrián, que se reconoce víctima de la codicia. El loco Valor / Lisarda se disculpa diciendo que también él fue engañado por Otavia, que le pidió que la acompañase a ver a su marido; el duque Alberto le concede la libertad. En cuanto se van el duque y los soldados, llega Tristán con la noticia de que la nave que debe poner a salvo a Carlos y Otavia lo espera lista para zarpar.
Tristán y Enrique / Valor / Lisarda llegan a orillas del mar en el momento en que Otavia y el conde, en la nave, se alejan de la costa, desoyendo, desconfiados, las súplicas del duque Alberto, que se muestra arrepentido y los invita a regresar en paz a tierra. Lisarda celosa y desesperada amenaza con suicidarse.
Acto 3
Al frente de su armada, Lucindo y el marqués Fineo han llegado a un puerto cercano a Alenes, donde piensan presentar batalla al duque Alberto. Lucindo está agradecido a Fineo por la ayuda militar prestada para liberar a su hermano; colaboración interesada, pues Fineo quiere que el conde despose a Otavia y así tendrá él mismo vía libre para enlazar con Lisarda. A la cabeza de su ejército, el duque Alberto les explica que la contienda es innecesaria, ya que Carlos y Otavia han huido por mar. En tanto que Lucindo parte en busca de su hermano, el marqués Fineo recibe una carta de Lucrecia, que ha usurpado la autoridad de su hermana Lisarda y ha tomado el nombre de duquesa de Risela; en la misiva Lucrecia afirma que el conde Carlos se ha llevado a Lisarda y la tiene oculta, razón por la que el duque Alberto y el marqués Fineo deciden unir sus tropas para buscar y combatir al conde Carlos.
Arribados Lisarda y Tristán al puerto de Bellas Albas, se hace patente el dolor y la desesperación de la dama. Mientras Tristán va en busca de viandas, Lisarda se encarama a unas rocas dispuesta a despeñarse: El conde se lleva a Otavia, / mi vida se lleva el conde, ya no me queda remedio. En ese instante oye los gritos de auxilio del superviviente de un naufragio, reconoce la voz de una mujer y no duda en lanzarse al mar para salvarla. Tristán, por su parte, cuando regresa y nota la ausencia de Lisarda, sospecha que ha cumplido su amenaza y se ha arrojado al mar; también él socorre a un superviviente del naufragio, el conde Carlos, que ha llegado a la orilla sobre una tabla. El conde relata que una tormenta abrió la nave y anuncia que, ya que Otavia ha perecido, quiere volver a su estado para celebrar las exequias. Tristán le confía un secreto referido a Enrique, su antiguo libertador: se trataba en realidad de una mujer enamorada, cuya verdadera identidad desconoce, que urdió el plan que lo libró de las garras del duque Alberto. Convencida de la unión del conde con Otavia, intentó quitarse la vida en Alenes, aunque él consiguió estorbarlo. Llegados a Bellas Albas, buscó sepulcro en el mar definitivamente.
Lisarda, sin embargo, continúa con vida y ha llegado, todavía como Enrique y en compañía de Otavia, hasta la hacienda de unos rústicos villanos, que cantan y bailan para tratar de alegrar la pena de las recién llegadas, convencidas de la muerte del Conde en el naufragio. En ese momento llega Tristán y, tras el gozoso encuentro con Lisarda / Enrique, ambos relatan el rescate que han protagonizado, el de Otavia por parte de Lisarda / Enrique, el de Carlos por parte de Tristán, que anuncia que ha acompañado al conde hasta la ciudad. Ambos acuerdan mantener en secreto ante Otavia la supervivencia de Carlos. Lisarda / Enrique, de hecho, anuncia a Otavia la muerte de su amado y se ofrece, él mismo, que se presenta como pariente del difunto, como nuevo pretendiente de Otavia. La joven acepta, pero tras guardar luto a su amado, y, a continuación, reconoce que aún no había gozado con Carlos de las mieles del amor, pues lo obligó a jurar que esperarían hasta el matrimonio. Lisarda se muestra decidida a fletar una nave y regresar a su tierra.
En la corte de Bellas Albas, Lucindo aconseja a su hermano Carlos que acelere las honras fúnebres que piensa rendir a Otavia y acepte casarse con Lucrecia, que lo ha solicitado como marido (Da este gusto a tus vasallos) y viene a cerrar el trato. Al conde lo detiene el hecho de ignorar el estado y el lugar en que se encuentra Lisarda, señora legítima de los estados usurpados por Lucrecia, pues no quiere caer dos veces en el error de rechazarla. Acto seguido llegan tres correos para Carlos, tres desafíos. El marqués Fineo reta al conde Carlos a un duelo por haberse casado con Lisarda, tras de haberla raptado; el duque Alberto desafía al conde porque le ha quitado el honor y ha echado a su hija Otavia al mar; Lisarda le reprocha el envío de los papeles, la daga y la falsa presuposición, y le comunica que está buscando a un gallardo caballero que entre en lid contra él.
El encuentro de todos ellos acaba resolviendo el conflicto inicial. En este desafío múltiple en el palenque participan el marqués Fineo, el duque Alberto y Lisarda, esta última acompañada por Otavia, que oculta su cara tras un velo. El conde Carlos acude con gallardía a los tres desafíos y Lucindo propone que cada uno de los vejados explique su agravio; la dama Lucrecia, que ha venido desde el ducado de Bisela, decidirá quién es el primero en entrar en combate. El marqués Fineo pide a Lisarda, el duque Alberto exige venganza tras la muerte de su hija Otavia. Finalmente Lisarda, vestida de caballero, quiere vengar el honor traicionado y ordena que Lucrecia diga si fue ella quien envió la carta del ultraje; en opinión de Lisarda, tanto el marqués Fineo como el duque Alberto desafían sin razón, ya que uno ni siquiera conoce a Lisarda y el otro pretende vengar la muerte de una dama que está con vida. Primero descubre el rostro de Otavia y después exige a Lucrecia que confiese su traición. A continuación obliga al conde Carlos a afirmar públicamente que si viviese Lisarda estaría dispuesto a casarse con ella. Ofrece al marqués Fineo la posibilidad de casarse con Otavia, y a Lucindo la mano de Lucrecia. Finalmente descubre su verdadera identidad. Tristán, en pago a sus servicios, reclama seis mil ducados.